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Depresión sonriente: cuando ocultas la tristeza

Expertos alertan del impacto negativo que tiene sobre nuestra salud mental el hecho de "tener que demostrar constantemente a los demás que tenemos una vida perfecta".
RedacciónJueves, 4 de agosto de 2022
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Los pacientes con "depresión sonriente" se caracterizan por un afán de ocultar su dolencia

La OMS estima que alrededor de 280 millones de personas en el mundo sufren depresión. Y las cifras podrían haberse incrementado con la pandemia: un estudio publicado en The Lancet afirma que los casos de depresión mayor han aumentado un 28 % desde la covid. Sin embargo, los expertos creen que estos números podrían ser aún más altos, dada la cantidad de casos de depresión que no están diagnosticados. Entre ellos, ocupa un lugar importante la depresión sonriente, un tipo de depresión que puede pasar desapercibida incluso para entorno más cercano.

«El término hace referencia a los cuadros depresivos en los que el sujeto diagnosticado muestra un afán de ocultamiento«, explica Vanessa Rodríguez Pousada, profesora colaboradora del máster universitario de Psicopedagogía de la UOC. El hecho de que las personas que la padecen se esfuercen en esconder su malestar se traduce en una mayor dificultad para detectarlo. Por eso, los casos diagnosticados podrían ser una porción muy pequeña de todos los existentes.

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Vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo y en la que se presupone que estar bien o mal depende exclusivamente de uno mismo

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Sin embargo, quienes la sufren experimentan el mismo malestar que una persona con depresión típica. Y, de hecho, son conscientes de lo que les pasa. O, al menos, de que algo no va bien. Pero hay varias razones que pueden llevarlos a intentar ocultarlo. Una de ellas es creer que su obligación es ser feliz y que no pueden mostrar emociones negativas. «Actualmente, vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo«, afirma Rodríguez Pousada.

«Junto a esta dictadura de la felicidad ha ido acrecentándose un individualismo desde cuya óptica se tiende a minusvalorar las circunstancias personales, sociales y estructurales de un sistema decidido a convencernos de que la salud y la enfermedad están ligadas casi exclusivamente a deficiencias psicológicas personales; donde la autodeterminación y las capacidades propias son los ejes vertebradores de nuestro bienestar. Así, se presupone que estar bien o mal depende exclusivamente de uno mismo«.

28%

es el porcentaje en que han incrementado los cuadros depresivos desde el inicio de la pandemia

Como explica la docente, este mensaje ha calado tanto en la sociedad que hay personas que se sienten culpables por experimentar malestar. En ellas, «al hecho de padecer una depresión se le sumaría la culpa por sufrirla, asumiendo que nosotros mismos somos los responsables, y, en una doble vuelta de tuerca, se pasaría de la depresión a la culpa, y de la culpa a la vergüenza», indica.

«En consecuencia, la depresión representaría para estos pacientes la propia incapacidad para hacer frente a algo que deberíamos saber manejar y se revela como un significante de la propia debilidad». El resultado que esto puede tener es precisamente el de no mostrar las verdaderas emociones y aparentar felicidad de cara a los demás.

La influencia de las redes sociales

En cuanto al tipo de personas que pueden sufrir depresión sonriente, no hay un perfil establecido, ya que en ella interviene una realidad compleja de factores bio-psico-sociales. Sin embargo, las personas perfeccionistas, que con frecuencia toleran peor los fallos, pueden estar entre quienes la sufren si perciben la depresión como una debilidad y una carencia personal.

En lo que el conjunto de expertos coincide es en que las redes sociales no ayudan a que se muestren las emociones reales. «Vivimos en una sociedad donde constantemente tenemos que demostrar a los otros que tenemos una vida perfecta. En mi opinión, esto se refuerza a través de las redes sociales», indica Ferran Marsà, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

También es la opinión de Vanessa, que recuerda que en las redes existe una tendencia a mostrar la parte exitosa de uno mismo, enalteciéndola de forma considerable. «Al mismo tiempo, la comparación entre la propia vida y la supuesta vida de los demás brota como un juego de espejos engañoso, en el que la realidad se difumina. Las redes pueden aparecer aquí como autopistas por las que transitar bajo la ocultación del malestar. En este caso, podrían asomar como el compañero de viaje ideal de la depresión sonriente«, concluye.

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