Cómo evitar el "síndrome postvacacional" en los niños en la vuelta al cole
La vuelta de las vacaciones y el retorno del curso escolar puede suponer un problema para los más pequeños si se produce de manera repentina y sin que exista un proceso de adaptación. Por ello, es preciso que este cambio se produzca paulatinamente para evitar el llamado “síndrome postvacacional” que, en los casos más graves, puede derivar en problemas como estrés, frustración, ansiedad o cansancio, entre otros.
“Es importante hacer ver a los niños que la vuelta a las aulas no es aburrida ni negativa, sino al contrario. Poner en valor que van a reencontrarse con sus amigos, a jugar y a aprender cosas nuevas puede ser muy beneficioso para su proceso”, afirma Diana Camín, psicóloga de BluaU de Sanitas.
Ante esta situación, expertos de Sanitas han elaborado una serie de pautas a seguir para que los más pequeños del hogar puedan afrontar de una forma más positiva la vuelta a las aulas.
Una de ellas es reacomodar los horarios de sueño progresivamente, durante las últimas dos semanas de vacaciones, adelantando la hora de acostarse y levantarse para que el cambio no sea muy brusco y haya problemas de insomnio y consecuente agotamiento al día posterior.
Este acondicionamiento debe ir de la mano de una implicación de los padres para que, junto con sus hijos, repasen los contenidos del curso anterior y que ellos mismos recuperen el ritmo escolar y refresquen la memoria con actividades como dictados, cuentas o lecturas.
Los hijos son, en muchas ocasiones, un reflejo de lo que ven y escuchan de sus progenitores. Por ello, los expertos recomiendan a los padres que tengan una actitud positiva frente a la vuelta al trabajo y muestren ilusión, lo que hará que los pequeños también se contagien del entusiasmo. Pero si eso no es suficiente, se puede destacar aspectos concretos como el reencuentro con los amigos para darle al niño esa motivación extra.
Todo este proceso hará que tanto padres como hijos se sientan más involucrados en la vuelta al cole y que los pequeños lo afronten de una manera positiva. Pero es muy importante escucharles, comunicarse con ellos y respetar sus tiempos, a la vez que estar atentos a posibles dolencias o nervios que ellos no sepan describir por falta de madurez.