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Cuatro millones de niños ucranianos inician un curso escolar incierto

Muchos alumnos regresan a sus lugares de origen sin saber cómo están sus compañeros, sus maestros, o ni siquiera si su escuela seguirá o no en pie.
RedacciónMartes, 6 de septiembre de 2022
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© UNICEF

La guerra en curso en Ucrania ha empañado el comienzo de un nuevo curso para los cuatro millones de niños y niñas en edad escolar del país. «El nuevo año escolar debería ser un momento emocionante y prometedor, en el que los niños y niñas vuelvan a las aulas y compartan sus historias del verano con amigos y maestros» ha dicho Catherine Russell, la directora ejecutiva de Unicef.

Sin embargo, «el temor es el único estado de ánimo de las y los más pequeños. Regresan a sus escuelas, muchas de ellas dañadas durante la guerra, con historias de destrucción, sin saber si sus maestros y amigos estarán allí para darles la bienvenida. Muchas familias dudan en enviar a sus hijos al colegio porque no saben si estarán a salvo» ha recalcado Russell.

Las ONG como Unicef están trabajando en colaboración con el gobierno ucraniano para ayudar a que los niños retomen su aprendizaje, ya sea en aulas convencionales siempre y cuando estas sean seguras, como de forma online cuando no sea posible la presencialidad. De hecho, ya han sido unos 760.000 los niños que han recibido Educación formal o informal desde el inicio de la guerra, y más de 1,7 millones de niños y cuidadores se han beneficiado del apoyo psicológico de la organización.

Falta de recursos

Miles de escuelas en todo el país han sido dañadas o destruidas, y el gobierno ucraniano considera que menos del 60% son seguras y están en condiciones de reabrir. El primer día del año académico en Ucrania, Russell estuvo en una escuela primaria dañada durante las primeras semanas de la guerra y que ahora está rehabilitada. Solo 300 estudiantes pueden asistir a la vez debido a la capacidad limitada del refugio antibombas, tan solo el 14% de la capacidad total de la escuela antes de la guerra.

La situación bélica ha provocado que las prioridades educativas sean otras: «se educa a los niños en cómo evitar las municiones sin detonar en lugar de aprender sobre seguridad vial» explica Russell. Esta nueva realidad ha hecho que no solo se adapte la Educación, sino que también las necesidades de las escuelas sean otras, como obtener recursos para construir refugios antiaéreos en lugar de material escolar.

Objetos tan frecuentes en el día a día como un ordenador, tabletas, cuadernos, bolígrafos, etc. se han vuelto completamente necesarios en un contexto desolador, de alerta constante. De hecho, la orientación tanto a maestros como alumnos de identificar si se encuentran seguros en todo momento se puede entender como una asignatura más.

Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef "

Después de más de dos años de pandemia de COVID-19 y seis meses desde la escalada de la guerra, su salud física y mental se encuentra bajo una enorme presión

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Los niños en edad escolar en Ucrania están sufriendo una amenaza constante por sus vidas y su bienestar, lo que puede conllevar que su salud mental también se vea enormemente afectada. «La educación de los niños de Ucrania se ha visto dramáticamente comprometida. Después de más de dos años de pandemia de COVID-19 y seis meses desde la escalada de la guerra, su salud física y mental se encuentra bajo una enorme presión. Hay que hacer mucho más para abordar lo que para muchos ha sido una triste realidad», ha dicho Russell.

Sin embargo, aquellos que pudieron o decidieron emigrar huyendo de la guerra tampoco corren mucha mejor suerte. Los niños refugiados, que en marzo eran más de la mitad de la población infantil del país (unos 4,3 millones sobre 7,5 millones de niños) han afrontado otros desafíos. Aproximadamente, 650.000 de ellos que estaban en países de acogida no habían sido matriculados en los sistemas educativos nacionales.

El invierno, otro problema añadido

En toda Ucrania, organizaciones como Unicef han llegado a otras 616.000 personas, incluidas las familias más vulnerables, con transferencias humanitarias en efectivo. Pero a pesar de las numerosas donaciones y esfuerzos, la llegada del invierno supone una preocupación extra de que las necesidades superen a los recursos disponibles.

Russell advierte que si no llega la paz, las temperaturas bajo cero y nevadas que lleguen en unos meses pueden traer situaciones extremas. Es por ello que desde Unicef transmiten su compromiso y colaboración con el gobierno ucraniano para preparar suministros como ropa de invierno, zapatos, generadores o calefactores.

Catherine Russell también se ha reunido con la primera dama Olena Zelenska para elogiar los esfuerzos del pueblo ucraniano durante la guerra. Además, anunciaron que pondrían «los medios necesarios para fortalecer una respuesta conjunta» de forma que se pueda llegar a todos los niños y niñas que requieran ayuda.

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