Libros, currículos, contenidos y adaptación a la Lomloe
Las editoriales españolas ha conseguido elaborar libros y materiales didácticos adaptados a las nuevas normativas curriculares, para todas las comunidades autónomas y en tiempo record. Libros que ya están a disposición del profesorado y del alumnado. Incluso en aquellas comunidades que no han aprobado su normativa definitiva, las empresas han editado libros y habilitado fórmulas que garantizarán el acceso a materiales definitivos a través de las plataformas editoriales.
Entre las dificultades de esta adaptación se encuentra la elaboración de los nuevos currículos por parte de las administraciones públicas. Una tarea que no está siendo “ni rápida, ni sencilla, y a ello ha contribuido la escasa capacidad de las diferentes administraciones para alcanzar acuerdos”, señalan los editores. Esto ha significado que no se haya conseguido “el propósito –del Ministerio– de disponer de los currículos con el tiempo suficiente como para poder ser reconocidos y asumidos por la comunidad educativa”, explica el informe de las editoriales. Y añade que “tampoco la elaboración de los reales decretos y los decretos autonómicos han ido en paralelo”, como se pretendía. De hecho, cuando ya se está iniciando el curso, hay “siete comunidades que aún no han publicado ninguno de sus decretos curriculares (Andalucía, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Galicia, Murcia y País Vasco)”.
El proceso de adaptación de los libros y materiales a la Lomloe no tiene precedentes, ya que se han tenido que renovar todos los libros de texto de los cursos impares, algo que no había ocurrido con ninguna otra ley. Además de realizarse en un tiempo récord, “ha requerido de inversiones millonarias por parte de las empresas. Todo ello en un escenario de incremento de costes y de inflación”, señala el sector. Recuerdan que el IPC de julio registró un incremento del 10,8% en su tasa interanual. Según este estudio, los libros de texto registraron un incremento del 1,5%. En el caso del sector editorial, además de la subida de los costes energéticos, han de afrontar otros incrementos de gastos como los derivados de la subida del papel, de los costes salariales para ajustarlos a la inflación, etcétera.
El proceso de adaptación de los libros y materiales a la Lomloe no tiene precedentes, ya que se han tenido que renovar todos los libros de texto de los cursos impares, algo que no había ocurrido con ninguna otra ley
Según se destaca en el informe de Anele, “el sector editorial de libros de texto está tratando de ajustar al máximo sus costes de producción para tratar de evitar trasladar a las familias el fuerte incremento de los gastos”.
Los editores recuerdan en su informe que, a la hora de analizar la inversión que deben hacer las familias por los libros de texto, es importante tener en cuenta que, según los datos facilitados por las comunidades autónomas, “algo más del 50% del alumnado de la enseñanza obligatoria recibe algún tipo de ayuda para los libros de texto”, ya sean ayudas directas, libros en préstamo o desgravaciones fiscales.
A todas estas dificultades hay que añadir el hecho de que se han emitido «mensajes contradictorios» respecto a la renovación de los libros en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Cataluña o Madrid, que ha propiciado que los procesos de prescripción y selección de los libros por parte de profesores y centros se haya retrasado e incluso pospuesto a septiembre. Como consecuencia, la planificación logística ha sido más compleja y, en casos puntuales, se están produciendo algunas incidencias a la hora de encontrar determinados libros.
A todas estas dificultades hay que añadir el hecho de que se han emitido "mensajes contradictorios" respecto a la renovación de los libros en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Cataluña o Madrid
Los editores apuntan en su informe que “en un proceso de cambio como el que representa la Lomloe y su nuevo desarrollo curricular, el papel del sector editorial y de los libros de texto que las editoriales elaboran adquiere gran relevancia”. Además de libros adaptados a las nuevas normativas curriculares, los proyectos editoriales engloban mucho más que contenidos y actividades, “incluyen orientaciones pedagógicas y metodológicas, materiales digitales, propuestas de programaciones de área y de aula, etcétera. En definitiva, una colaboración de las editoriales y el profesorado que va de la autoría a la formación”.
Respecto a las propuestas e iniciativas autonómicas, en lo referido a los contenidos digitales, el informe de Anele alerta de iniciativas de determinadas comunidades para promover la creación y/o contratación de determinados recursos digitales, que podría poner en riesgo el pluralismo educativo, así como la libertad de creación. Los editores recuerdan que la ley establece que los docentes son los únicos que pueden seleccionar qué libros y materiales se emplean en sus clases. “La selección o promoción de determinados contenidos podría convertirse en una suerte de vuelta al libro único que pondría en riegos la libertad de cátedra. Por no hablar de lo que supondría que sea un determinado Gobierno quien determine qué desarrollo de los contenidos se imparten en sus clases”.
En este sentido, recuerdan que, en los últimos años, la oferta de libros de texto y contenidos digitales se ha incrementado notablemente. Para este curso alcanzan los 26.749 títulos. Una oferta plural que facilita que, como ya ocurre con los libros en papel, el profesorado pueda seleccionar aquellos contenidos y materiales que mejor se adaptan a su proyecto educativo. A esto hay que añadir que la práctica totalidad de los libros en papel dan acceso a contenidos digitales para su uso en el aula o en el hogar. Oferta que debería hacer innecesaria la intervención de las administraciones educativas en la elaboración de los contenidos que se utilizan en las aulas en sus respectivas comunidades.
Además de la oferta de contenidos digitales que ya hemos mencionado, las empresas asociadas a Anele cuentan con una oferta de libros para el curso 2022-23 de 34.371 títulos en formato papel. Tanto en la edición en papel como en soporte digital, la oferta no ha dejado de incrementarse. Esto es reflejo del interés de las empresas por ofrecer todo tipo de soluciones para la educación.