Alfabetizarse en videojuegos para entender el "gaming" como un arte
«Nadie duda de las posibilidades educativas del cine, no porque sea instruccional sino porque nos emociona, transforma y genera debates: eso es igual con los videojuegos», señala Oceja en una entrevista con Efe. El profesor, que desarrolla su actividad profesional en la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria (UC), aboga por explotar las posibilidades educativas de los videojuegos, más allá de las mejoras de coordinación y las habilidades cognitivas y centrándose en ellos como «productos culturales y educativos».
En esta Universidad, Oceja ha promovido una exposición sobre la historia de los videojuegos, desde los primeros arcades hasta las consolas más modernas de la actualidad, para que los estudiantes aprendan sobre la evolución del medio. Además, ha diseñado un recurso educativo llamado «Playing emotions», dentro del proyecto de Educación Responsable de la Fundación Botín, en el que enseña a profesionales de la educación a trabajar con videojuegos de la escena independiente desde una perspectiva sociocultural.
El profesor propone una «alfabetización» dirigida a los jóvenes, pero centrada en los mediadores, como los padres y profesores, para que «aprovechen las posibilidades de un medio que es una pasada», afirma. «Si nos interesa el cine, la música, la literatura, cómo no va a ser interesante un medio en el que convergen todas las disciplinas artísticas», añade.
Pensamiento crítico
Oceja propone una visión sociocultural de los videojuegos comerciales, con los que la gente juega de verdad y que no son explícitamente educativos, aunque enseña sobre juegos independientes para «alfabetizar» en el medio a los jóvenes. Según su experiencia, los jóvenes, especialmente chicos, «creen que tienen una gran cultura en juegos» por jugar con los grandes títulos comerciales, lo que compara a «creer que sabes de cine porque conoces Fast and Furious». Y considera que enseñarles que existen otro tipo de juegos «les abre las puertas a un medio más rico, amplio y diverso de lo que imaginaban».
«Cuando estás alfabetizado eres capaz de deconstruir muchos códigos. Vemos que chavales que pasan por el programa ven el FIFA o del NBA de forma crítica», asegura. De este modo, «en un simulador como el Sim City, se pueden hablar de modelos urbanísticos o ecología» o un juego de guerra puede servir para reflexionar sobre la violencia en la sociedad.
«No puede ser que no haya videojuegos violentos si la sociedad es violenta, estamos rodeados de violencia», señala el educador, quien, defiende que «se pueden mantener debates super interesantes de porqué Call of Duty se está vendiendo tanto o porqué asumimos la guerra como algo normal y habitual». Oceja se muestra «muy crítico» con los juegos de guerra y deportivos y por eso apuesta por que se conozcan videojuegos de la escena independiente, que proponen reflexiones más profundas y generan más espacios para debatir.