Cuatro de cada diez menores no duerme las horas necesarias
Descansar menos horas de las recomendadas puede derivar en problemas como déficit de memoria, atención o conductas impulsivas.
Es necesario enseñar a los niños a mantener hábitos saludables desde temprana edad. Una buena higiene dental, alimentación variada o beber agua son algunos de ellos. Sin embargo, dormir las horas necesarias es uno de estos hábitos que se ha descuidado en los últimos años. Para los más pequeños, descansar menos horas de las recomendadas puede derivar en problemas como déficit de memoria, atención o conductas impulsivas.
En España, cuatro de cada diez menores no cumplen las horas de sueño recomendadas, según un estudio de la Gasol Foundation. El principal motivo que se encuentra a este problema son las actividades que realizan los alumnos al terminar su jornada educativa.
“Cada vez se adelantan más los horarios escolares con tal de realizar una jornada intensiva, pero los horarios de muchos extraescolares o los horarios laborales de los padres hacen que cenar pronto e irse a la cama a la hora requerida sea un reto complicado”, explica Deusto Salud, centro de formación especializado en salud y bienestar.
La sobrecarga de actividades extraescolares es una problema del que no se dan cuenta los padres. El Instituto de Evaluación del Ministerio de Educación asegura que nueve de cada diez estudiantes de enseñanza obligatoria cursan extraescolares. A su vez, el 25% de los alumnos realiza clases de refuerzo de alguna materia.
A esto, debemos sumar el tiempo que dedican los jóvenes a otras tareas como videojuegos o plataformas de streaming. Los últimos estudios de la OMS establecen que los menores pueden llegar a dedicar cinco horas y media diarias a jugar con dispositivos.
Es necesario distinguir las horas de sueño adecuadas según la edad que tenga el niño. Para los más pequeños (0-2 años), se sitúan entre 11-14 horas diarias, los niños de entre tres y cinco años deben hacerlo 10-13 horas. A partir de los 6 años hasta los 12, se sitúa entre 9-12 horas, por último, para los adolescentes se encuentra en 8-10 horas. Desde Deusto Salud han elaborado una guía para fomentar hábitos de sueños favorables:
Si acostumbramos nuestro cuerpo a unos horarios específicos nuestro ritmo biológico se adapta a ellos. De esto modo, el cerebro asocia ciertas horas del día al descanso. Este método es el más extendido y a la vez, el más efectivo.
La luz azul que desprenden las pantallas impide que el cuerpo secrete melatonina, la hormona del sueño. En vez de usar teléfonos, tablets o televisores, se recomienda realizar otras actividades antes de dormir, como pueden ser la lectura.
Para favorecer la aparición de melatonina conviene dormir con la luz completamente apagada. La presencia de la luz altera la producción de melatonina y puede derivar en aumentos del azúcar o presión arterial.
No se recomienda realizar actividades que impliquen actividad mental en la cama. Como hemos dicho antes, el objetivo es asociar la cama y la noche al descanso. Si se realizan juegos ne la cama, el cerebro se activa y dormir será una tarea más complicada.
Siestas que duren más de 30 minutos están asociadas a problemas cardiacas o cardiovasculares, por lo que hay que controlarlas. En los adolescentes nos encontramos con una complicación extra, y es que al disponer de menos horas de sueño, su distribución es vital.