La prevención de la violencia de género tropieza en la escuela
En 2022 han sido asesinadas en España por violencia de género al menos 49 mujeres y diciembre ha sido el mes más fatídico del pasado año con 11 muertes, convirtiéndose en uno de los periodos con más víctimas mortales desde que se empezaron a contabilizar en 2003, una estadística que suma 1.182 nombres. Ante estas cifras, tres expertas en educación, igualdad y violencia de género consideran difícil hablar de avances en la materia y destacan el impacto que tiene la escuela en la prevención de este tipo de situaciones.
Las profesoras Marian Blanco, de la Universidad Carlos III de Madrid; Rocío Diez Ros, de la Universidad de Alicante, y Carlota Escudero, de la Universidad de Málaga, coinciden en que uno de los problemas reside en la falta de formación entre el profesorado, tanto en las facultades como durante el ejercicio de su oficio.
Aunque ha habido muchos avances en el terreno legislativo, es «innegable que hace falta destinar recursos a una formación sistemática que tuviera un plan específico de objetivos y se pudiera llegar a la universalización», explica a EFE Diez Ros, de la Facultad de Educación de la Universidad de Alicante. «Todos los centros educativos, al menos en algunas comunidades autónomas, tienen a personas encargadas de vigilar y elaborar un plan de igualdad, pero al final estas cuestiones dependen mucho de que el personal docente tenga formación y, aunque la reciban, no es sistemática ni específica; acaba dependiendo de la sensibilidad» de los equipos profesionales.
Las leyes dicen una cosa, la realidad dice otra muy distinta
La necesidad de educar para la igualdad entre hombres y mujeres se establece por primera vez en la Logse de 1990 y la idea de prevenir la violencia de género se empieza a recoger en 2004 con la ley de protección integral contra la violencia de género. A pesar de estos antecedentes legislativos y sucesivas regulaciones que hacen hincapié en esta idea central, «es cierto que aún tenemos bastantes lagunas. Hay que mejorar», explica Diez, experta en Educación en igualdad y didáctica de las Ciencias Sociales con perspectiva de género.
Subraya que las personas no solo aprenden del sistema educativo, sino de agentes de socialización como medios de comunicación y familias, donde «se siguen transmitiendo con fuerza los estereotipos sexistas, la intolerancia a la frustración por parte de lo masculino, la tendencia a romantizar la sumisión por parte de lo femenino… Estos discursos llegan a todas las generaciones y se van imitando, se interiorizan y naturalizan».
Actualmente, opina Diez, hay una polarización en la juventud, por un lado hay tolerancia hacia violencias sexistas pero también hay una parte importante de jóvenes «muy conscientes y reivindicativas». La profesora de la Universidad de Alicante aboga además por la revisión del currículum que estudia el alumnado, ya que recuerda que en los libros de texto la presencia de la mujer sigue siendo escasa con lo que se reproduce la idea de que «las mujeres no han estado o estaban haciendo otras cosas. No se les otorga poder ni reconocimiento».
Los riesgos de la transversalidad
Marian Blanco, profesora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid, subraya que en muchas ocasiones se pone el foco en la responsabilidad de la escuela en atajar el machismo, pero «¿quién educa a los docentes en la Universidad? Parece que ahora tienen que saber de todo, de la noche a la mañana…».
Esta profesora opina también que en las universidades hay que hacer «un trabajo mucho mayor» y recuerda que la ley universitaria aún en vigor, la LOU, ya hablaba de la obligación de impartir temas de igualdad de forma transversal, algo que «nunca se ha llevado a cabo 20 años más tarde». Actualmente está en tramitación parlamentaria la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU).
«Cuando algo se deja en transversal se diluye y desparece», advierte Blanco, cuyas líneas de investigación se centran en violencia de género, representaciones de género en los medios de comunicación y nuevas tecnologías en jóvenes. A su juicio, una formación en el aula «mantenida en el tiempo y una reflexión profunda de cómo nos relacionamos, tendría un notable impacto».
Carlota Escudero, profesora de la Universidad de Málaga con una dilatada trayectoria en temas de género y educación docente, considera que se ha avanzado en la concienciación del profesorado y en los materiales escolares, aunque siga siendo insuficiente. «En los últimos años se ha desnudado mucho el androcentrismo en todas las materias y ha mejorado el enfoque de igualdad por parte de los medios de comunicación», sostiene la experta en relaciones de género, en cuya universidad todas las guías docentes incorporan desde hace un par de años el enfoque de género.