España es el país de la UE con más sobrecualificación: el 36% de los graduados ocupa una posición inferior a su nivel de estudios
Según datos del Informe CYD, en 2021 España destacó por ser el país de la Unión Europea con mayor porcentaje de graduados superiores que ocupaban posiciones profesionales que no son de alta cualificación: un 36,1% frente a un 22,1% del conjunto de la media europea. En los grupos de baja cualificación, el 13,4% de graduados superiores (frente al 8,3% de la media europea) trabajaba de contable, administrativo y otros empleos de oficina y un 11,2% estaba empleado en servicios de restauración, vendedor o similar; un porcentaje superior al de la media de la UE, que se situó en el 6,5%.
Es una situación que se repite año tras año, según apunta Montse Álvarez, del gabinete técnico de la Fundación CYD: «El notable incremento del número de titulados superiores en las últimas décadas no ha ido acompañado de un aumento de la demanda por parte del tejido productivo español. Para hacer frente al problema de la sobrecualificación sería necesario que el sistema fuera capaz de generar más empleo de alta cualificación, especialmente en algunos perfiles claves para el futuro, como son los científicos, técnicos e informáticos, así como en el campo de la administración y dirección de empresas».
Desajuste entre oferta y demanda de empleo de alta cualificación
Entre los empleos de alta cualificación, el 6% de los graduados superiores ocupaban puestos de directores y gerentes (frente al 8% de la UE), el 41% desarrollaba puestos de técnicos y profesionales científicos e intelectuales (frente al 50% de la media europea) y un 17% formaba parte del grupo de técnicos y profesionales de apoyo (frente al 19% de la media europea).
España es el cuarto país de los 27 de la UE con un porcentaje menor de ocupaciones de alta cualificación (35,5% frente al 42,4%). Dentro de los grupos de alta cualificación, en 2021 el desajuste entre oferta y demanda de empleo más elevado en España tuvo lugar en el grupo de directores y gerentes y los que sufrieron menores desajustes fueron los profesionales de la salud (que continuaron siendo demandados debido a la pandemia), los supervisores en ingenierías de minas, de industrias manufactureras y de la construcción y los profesionales de las tecnologías de la información.
Montse Álvarez detalla cuales son los ámbitos en los que no se genera empleo suficiente para los graduados: «En comparación con la UE, en 2021 España presentaba un mayor déficit de ocupados en el grupo de profesionales y técnicos de ciencia, ingeniería y tecnologías de información y comunicación, así como en el grupo de profesionales de la administración y la empresa. Es en estos dos grupos en los que se observa la mayor sobrecualificación en España en comparación con la UE, lo que sugiere que la estructura productiva española no está creando suficientes empleos de alta cualificación para los graduados superiores que se generan en estos campos».
Autonomía y flexibilidad en las universidades para ajustarse al tejido productivo
El desajuste entre oferta y demanda sugiere que quizás la distribución de los titulados superiores por ámbitos de estudio no se corresponde con la que necesitaría la estructura productiva actual del país. El Informe CYD apunta a la necesidad de ampliar la colaboración entre empresa y universidad y a una mayor autonomía y flexibilidad: “Es necesario que las universidades, especialmente las públicas, puedan actuar con una mayor autonomía y tener mayor flexibilidad a la hora de acreditar y evaluar titulaciones para poder adaptarlas a las necesidades del mercado laboral. Las necesidades del tejido productivo son cada vez más cambiantes en el contexto actual de la digitalización acelerada y transición ecológica”, explica Montse Álvarez.
El ámbito de estudio es el factor determinante para la empleabilidad; más que la diferencia entre grado o ciclo formativo
A nivel global, los indicadores de inserción laboral en 2019 son mejores para los graduados universitarios españoles que para los egresados en ciclos formativos de grado superior (CFGS): presentan mayor tasa de empleo y menor tasa de paro. De los que trabajan, hay más proporción de graduados universitarios en situación profesional estable, con jornada laboral completa, no sobrecualificado y con un salario a partir de 1.500 euros netos mensuales.
Por campo de estudio (ámbito universitario de estudio o familias profesionales en el caso de los CFGS), las diferencias se diluyen. Los ámbitos de estudio universitarios con mejores indicadores de inserción laboral son la ingeniería, industria y construcción; le sigue la informática (con la excepción del indicador de la sobrecualificación percibida) y en tercer lugar el ámbito de la salud (con la excepción de los indicadores de situación profesional estable y jornada laboral completa).
Los indicadores de inserción laboral de los titulados de CFGS son relativamente buenos en las áreas de instalación y mantenimiento, fabricación mecánica, informática y comunicaciones o electricidad y electrónica. Por último, merecen especial atención los graduados universitarios en artes y humanidades: las tasas de empleo y de paro de los egresados en CFGS del 60% de las familias profesionales contempladas eran mejores que las registradas por los titulados universitarios de grado en este ámbito. Este porcentaje se eleva al 68% si se considera la situación profesional estable y la sobrecualificación, y al 77% cuando se analiza el indicador de jornada a tiempo completo.
Tal y como subraya Montse Álvarez, «desde el punto de vista de la empleabilidad, y dentro del grupo de la población con estudios superiores, el área de estudio de la titulación es un factor más determinante que el hecho de tener o no estudios universitarios”.
El Informe recuerda los resultados del estudio de la Fundación CYD La empleabilidad de los jóvenes en España: ¿Cómo es la inserción de los graduados universitarios? que pone de manifiesto que los ámbitos con los mejores indicadores de inserción laboral como ingeniería, industria y construcción e informática han visto disminuir el número de egresados durante las dos últimas décadas. En cambio, ámbitos como las artes y humanidades o servicios (donde destacan deportes y turismo) con no tan buenos indicadores de inserción laboral han experimentado aumentos de graduados. “Una explicación podría ser que los potenciales estudiantes del sistema universitario español no disponen de suficiente información a la hora de escoger carrera, especialmente sobre inserción laboral. Otra alternativa sería que los alumnos, a pesar de disponer de esa información, tienen otras prioridades a la hora de elegir la carrera: la vocación, la facilidad de los estudios o la preferencia personal”, apunta Montse Álvarez.
Más del 23% de los graduados superiores sigue actividades de formación permanente
La población adulta española de 25 a 64 años cada vez está realizando en mayor medida formación permanente, los registros de España son más elevados que los de la UE y, respecto al dato de 2019, el incremento español ha sido de los más elevados de los 27 países de la Unión.
Los graduados superiores (23,2%) siguen en más proporción actividades de formación permanente que la población general (14,4%) y, dentro de ellos, las mujeres superan a los hombres y los jóvenes a las generaciones más mayores.
El informe apela a las universidades para que aporten su experiencia y se involucren en ofrecer actividades formativas que sean útiles para el reskilling y upskilling que demanda la población.