Estafa escolar
Algunas personas se han tomado muy en serio una verdad que quieren imponer al resto de la sociedad, cayendo a sabiendas en una absurda contradicción: la verdad objetiva no existe, pues cada uno tiene su propia verdad. Tanto es así que hasta se están elaborando tesis doctorales que se basan en este principio y se afanan en averiguar cómo puede avanzar una sociedad con tantas verdades como individuos la componen.
Olvidan esas personas que la realidad es una y que lo que cambia es qué perspectiva o enfoque de ésta tiene cada uno, qué prejuicios arrastramos de una formación deficiente, cuál es la calidad y el estado de nuestras lentes intelectuales, cómo nos sentimos en esos momentos o si contamos con un apoyo externo que nos aclare el entendimiento y fortalezca nuestra voluntad.
Porque si la verdad no existe, si cada uno tiene su verdad, ¿qué es lo que se enseña en los centros educativos? ¿La verdad particular del maestro de turno o una mentira tras otra? Porque si la verdad no existe, mejor sería que el Gobierno cerrara todos los colegios e imputara por el delito de estafa a todos los directivos de la enseñanza pública y de la privada.