Steve Munby: “Es preocupante que existan líderes que estén convencidos de que son perfectos”

Steve Munby trabaja con gobiernos de todo el mundo. Ha dedicado toda su carrera a la Educación, comenzando como profesor y posteriormente como director ejecutivo del National College for School Leadership. El conferenciante impartió una charla el pasado 22 de febrero en el Caixa Forum de Madrid, a donde fue invitado por EduCaixa, el programa de educación de la Fundación «la Caixa».

Su libro más reciente se titula Liderazgo imperfecto en acción: una guía práctica para líderes escolares que saben que no lo saben todo (2022). En esta obra, Munby asegura que dirigir las escuelas como si de un superhéroe se tratase está pasado de moda. Además, reivindica un liderazgo imperfecto como base para el crecimiento y el desarrollo escolar. “La Educación es como un ecosistema, si modificas algo, esa acción crea un impacto en el resto”, expresó el conferenciante.

Pregunta. ¿Cómo influye una buena capacidad de liderazgo en la Educación?

–En mi opinión, lo más importante para mejorar la Educación es enfocarse en el profesor. La relación tiene que estar entre el profesor y el alumno. Lo primordial es establecer una buena relación entre el estudiante y el docente. El líder es el que establece la estrategia para que haya un ambiente correcto entre ambos.

Si quieres que se implante un buen sistema de Educación para todos los niños dentro de un colegio, tener un buen líder marca la diferencia.

¿Cómo fue su experiencia en la docencia?

–He estado durante siete años trabajando como profesor tanto en Secundaria como en el último nivel educativo. Durante este tiempo, he podido mejorar como docente. Fui asesor educativo en colegios para mejorar el sistema y el funcionamiento de los colegios. Además, estuve trabajando para gestionar 80 colegios junto con las autoridades locales de Liverpool. Después, me dediqué a instaurar un programa de liderazgo en 24.000 colegios en todo el Reino Unido. Mi objetivo fue ir introduciendo esta estrategia de Educación para todos de manera uniforme en el país.

¿Sus años como docente le hicieron comprobar las imperfecciones que tenía el sistema educativo?

–Todo el tiempo que he estado en el sistema he detectado lo que funciona bien y mal, principalmente en Inglaterra. Después, el tiempo que he dedicado a este enfoque a nivel internacional me ha permitido ver cómo funcionan los otros sistemas educativos del mundo.

¿Por qué decidió escribir el libro Liderazgo imperfecto en acción?

–Desde hace doce años presento una conferencia sobre este tema para el mundo educativo. Como siempre asistían las mismas personas, me tenía que esforzar y realizar una conferencia distinta cada año, aunque el objetivo era el mismo. Todas las conferencias hablaban de liderazgo y se me acercaba gente para preguntarme si publicaría estas ideas. No quise enfocar mi libro solo en eso, también me interesaba mezclarlo y basarlo en toda la experiencia que había tenido desde hace doce años. Lo llamé Liderazgo imperfecto, ya que era la frase que mejor definía mi tipo de liderazgo y, cuanto más vueltas daba al tema, cada vez era más consciente de su importancia.

¿Cómo podemos poner en práctica la teoría que nos enseña el libro?

–Lo más importante es que el liderazgo imperfecto no trata de una serie de pautas o claves que aprender. Tampoco es algo que tengas que ir aprendiendo. Es una mentalidad a la que llegas y que te ilumina. Siempre y cuando estés dispuesto a entrar en este terreno, puedes ser un líder imperfecto.

¿A día de hoy realmente se lleva a cabo este concepto de ‘liderazgo imperfecto’? 

–Algunas veces. Muchas veces hay una presión importante en los directores de colegios, ya que la gente los ve como perfectos y como que tienen que tener una respuesta para todo. Ellos mismos piensan que si no tienen todas las respuestas, el resto de profesores no los considerará creíbles.
Después de muchos estudios se ha comprobado que si el líder admite sus errores, se convierte en una persona más auténtica. Es preocupante que existan líderes que estén convencidos de que son perfectos. Hay algunos que se convierten en dogmáticos y autoritarios y todo esto lleva a un sistema equivocado.

¿En qué consiste su trabajo con los gobiernos?

–En Inglaterra mi papel principal era el de asesorar al gobierno sobre el sistema educativo. En Escocia y en Gales ayudo a establecer diferentes sistemas educativos. En otros países como Australia, en el estado de Victoria concretamente, he proporcionado asesoramiento y he ayudado a mejorar el sistema educativo.
Estuve trabajando con siete países distintos en los sistemas educativos y, junto con un profesor, estuve potenciando lo que es la justicia social y democracia. Estos países de los que hablo son: Islandia, Uruguay, algunas zonas de Canadá, Irlanda, Escocia y Gales.

¿Cómo se esfuerzan las instituciones por mejorar la Educación?

–Creo que la Educación está mejorando en todo el mundo. Cada vez los gobiernos entienden mas la importancia de la Educación e invierten más en ella. También porque hay más estudios y se comprueba cuáles son los sistemas que funcionan y cuáles no. Cada sistema educativo es distinto, ya que hay que tener en cuenta la historia de cada lugar y el contexto. Hay que respetar estos dos factores.

¿Cómo afecta nuestra necesidad de ser tan perfectos a la Educación?

–El pensar que eres perfecto te lleva a tener una mente cerrada. No eres una persona ansiosa a la hora de aprender y no preguntas a los demás ciertas dudas, directamente les comentas datos que tienen que aplicar. Se te ocurren soluciones rápidas en vez de saber cuál es la raíz del problema.

¿Se debería incidir más a nivel educativo en el trabajo en las emociones o la autoaceptación en lugar de focalizarse por completo en las notas?

–Creo que es importante el aspecto académico que se centra en el conocimiento y es importante que la gente salga preparada y tenga los títulos necesarios para la vida.

Por un lado, es necesario que los niños salgan preparados académicamente, pero que también es primordial que se sientan bien con ellos mismos, que establezcan buenas relaciones con los demás y que, emocionalmente, tengan un equilibrio.

¿Qué país tiene un sistema educativo ejemplar según tus años trabajando con gobiernos?

–Cada sistema tiene que basarse en historia y contexto. He trabajado con muchos países y lo que funciona en uno no tiene por qué funcionar en otro. Hay ejemplos que funcionan bien, pero si los trasladas sin fijarte en la historia y el contexto, dejan de funcionar. Es útil ver lo que funciona en otros sistemas y ver lo que sería bueno para cada uno. La Educación es como un ecosistema, si modificas algo, esa acción crea un impacto en el resto.