¿Por qué los programas de salud mental no conectan con los adolescentes?
Los estudios muestran que la mitad de los trastornos de salud mental se inician antes de los 14 años y, en la mayoría de los casos, no se detectan ni se tratan. © RealPeopleStudio
¿Cómo pueden las redes sociales ser útiles para mejorar la salud mental y emocional de la población adolescente? Esta es una de las preguntas que tratará de responder el proyecto de investigación eHealthLit4Teen, liderado por la investigadora y psicóloga de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Eulàlia Hernández, del grupo Behavioural Design Lab del eHealth Centerde la UOC y profesora de de Psicología y Ciencias de la Educación, en colaboración con la Asociación Centre Higiene Mental Les Corts, en Barcelona. Según Hernández, «el uso que la población adolescente hace de las redes sociales se ha demonizado en exceso y nosotros creemos que pueden ser una buena herramienta para llegar a ellos y ponerles al alcance recursos que los ayuden a mejorar su salud mental y emocional».
Los estudios muestran que la mitad de los trastornos de salud mental se inician antes de los 14 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que, en la mayoría de los casos, no se detectan ni se tratan, con lo cual las consecuencias se arrastran en la edad adulta. Se ha calculado que por cada euro que se invierte en programas de salud mental se obtiene un retorno económico de ocho euros, según un estudio de la Comisión Europea. «Es por eso por lo que es clave prevenir y tratar estas patologías en una edad precoz, especialmente en la adolescencia», explica Hernández.
Los adolescentes, protagonistas
El proyecto se enfoca principalmente en dos ámbitos: por un lado, desde la psicología; por otro lado, desde la comunicación. Además del enfoque interdisciplinario del proyecto, otro de sus atractivos es que se cuenta con la participación activa de adolescentes de 3º y 4º de ESO de centros de diferentes distritos de Barcelona, dado que el proyecto se ha acotado a esta ciudad. Se ha escogido una muestra representativa de adolescentes de centros públicos, privados y concertados.
En unas entrevistas, la juventud explica el uso que hace de las redes, cuáles son sus referentes o influencers de referencia y cómo se informan sobre salud, entre otros temas. El mayor reto es que «no sabemos cómo llegar a la población adolescente. Hay un gran número de entidades que desarrollan programas psicoeducativos en línea, y de buena calidad, pero no acaban de conectar con la juventud. Es por eso por lo que consideramos que hace falta facilitar la participación de este colectivo en el diseño de los programas de salud mental que utilizan cauces de comunicación digital», explica la investigadora.
Buscando las claves de la viralidad en redes
La otra pregunta para responder es cuáles son los mecanismos que condicionan la viralidad de los contenidos, en este caso, de salud. A través de programas de social listening de redes sociales, se analiza qué hace falta para viralizar mensajes sobre health literacy (alfabetización o capacitación para la salud), concretamente en salud mental y emocional, para que puedan hacer impacto en la juventud. «Hoy en día, organizaciones de salud de todo el mundo utilizan influencers para dar a conocer mensajes sobre salud mental y también para alfabetizar en salud, como vimos durante la pandemia, cuando organizaciones de la talla de la OMS, gobiernos europeos o el NHS británico intentaron hacer virales mensajes de salud pública alrededor del coronavirus. Nosotros queremos saber cuáles son los mecanismos de la viralidad para llegar a adolescentes, sea con influencers o con otras herramientas», dice la investigadora.
Programas que caen en saco roto
En los últimos tiempos, sobre todo a raíz de la pandemia, un gran número de organizaciones e instituciones han desplegado iniciativas para atender las necesidades de salud mental de la juventud. Entre otras acciones, se han creado campañas en redes sociales e incluso grupos de WhatsApp como canales de comunicación con el colectivo. A pesar de las buenas intenciones, Hernández opina que «hay un gran número de programas que se pisan y que, desgraciadamente, caen en saco roto. En el fondo no se sabe muy bien cómo hacer llegar a la juventud la información sobre salud mental y emocional que necesita y hacerlo en un formato que pueda interesarle». Con el proyecto eHealthLit4Teen, la UOC espera obtener directrices y recomendaciones claras aplicadas a cualquier tipo de iniciativa en salud, campañas de prevención o sensibilización para adaptar el lenguaje y los canales usados por la población adolescente.