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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

Algunas reflexiones sobre el presente y el futuro de la enseñanza en España

Acaba de comenzar una nueva revolución industrial que alterará profundamente el tejido productivo y la riqueza de las naciones. Los países que sean capaces de engancharse a ese tren darán un salto cualitativo y se colocarán muy por delante de los que no sean capaces de hacerlo. En otras palabras, volveremos a un mundo de grandes desigualdades entre naciones más parecido al de finales del siglo XIX que al de hoy.
Luis Carlos CorchónMartes, 6 de junio de 2023
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Cuando una empresa tecnológica está pensando en implantarse en un lugar, lo primero que pregunta es en el talento que necesitan | © KIEN

De la importancia presente de la educación en España los datos hablan por sí solos. En el gráfico 1 se observa que en 2021 la tasa de empleo de la población entre 20 y 34 años con un título superior es 14 puntos mayor al de los que han cursado la segunda etapa de la formación secundaria y 35 puntos superior a los que solo han completado el primer ciclo de la educación secundaria. Además, la realización de cursos de Formación Profesional incrementa el salario en un 25% (ver gráfico 2) y la probabilidad de estar empleado hasta en un 50% (ver gráfico 3).

No quiero detenerme en comentar los éxitos (relativos) del sistema educativo español o sus más obvios fracasos, como que el 13% de los estudiantes abandona prematuramente el sistema educativo, que el 40% de los titulados universitarios trabaja en puestos por debajo de su nivel (España es el país de la UE con más sobrecualificación de sus trabajadores), el estancamiento en las pruebas PISA, el alto porcentaje de personas entre los 18 y los 24 años que ni estudia ni trabaja (1 punto y medio por encima de la UE-22, ver gráfico 4), la falta de alumnos en los escalones más altos de rendimiento, etc.; estos asuntos ya los tratan suficientemente otros compañeros. En cambio, me gustaría comentar algunos retos del mismo para la década que sigue.

Acaba de comenzar una nueva revolución industrial que alterará profundamente el tejido productivo y la riqueza de las naciones. Los países que sean capaces de engancharse a ese tren darán un salto cualitativo y se colocarán muy por delante de los que no sean capaces de hacerlo. En otras palabras, volveremos a un mundo de grandes desigualdades entre naciones más parecido al de finales del siglo XIX que al de hoy.

En este mundo, si un país no es capaz de producir los nuevos bienes o los antiguos con las nuevas tecnologías, debería desarrollar una estrategia para atraer a empresas tecnológicas extranjeras. Nuestro país cuenta con unas características que lo hacen muy competitivo en este terreno: buen clima, ley y orden, servicios públicos (limpieza de las calles, transporte, sanidad) de una calidad razonable e integración en la Unión Europea y, por tanto, en el bloque de las naciones democráticas, etc. Además, el coste de la vida está, en general, por debajo de lo que uno puede esperar en Europa, siendo nuestra ciudad más cara San Sebastián en el puesto 42, según datos del Índice de Costo de Vida en Europa de Expatistan².

De hecho, se han conseguido ya bastantes éxitos en la atracción de empresas tecnológicas de origen extranjero, destacando las del parque tecnológico de Málaga que en 2019 tenía 644 empresas instaladas, 60 de ellas extranjeras, entre las que se encuentran Google, Vodafone y Darwin, que generan el 30% del empleo en ese parque, 22.000 trabajadores y más de 2.300 millones de euros de facturación. Y muchas universidades (entre ellas la Carlos III) han creado sus parques científicos, desde los que se desarrolla una intensa actividad de colaboración con otros grupos de investigación nacionales y extranjeros. En total, los parques científicos y tecnológicos en España albergan a más de 8.000 empresas con casi 190.000 trabajadores con una facturación de 27.000 millones de euros, tal y como se observa en la información aportada por la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) ³.

Cuando una empresa tecnológica está pensando en implantarse en un lugar, lo primero que pregunta es la capacidad del entorno para ofrecerles el talento que necesitan. Y hace mucho hincapié no solo en los ciclos formativos de grado superior, porque necesitarán graduados, máster y doctores, sino que insisten en que necesitarán cientos y cientos de personal preparado a nivel de Formación Profesional.

Pensemos en una pirámide en cuya cima se encuentran los doctores ingenieros y, en su base, se hallan técnicos de grado medio. Sin esa posibilidad de contratación, no se instalarán aquí. Para esas empresas, traerse unas decenas de ingenieros top de donde sea no tiene gran coste, de hecho, la calidad de vida de muchos de ellos subirá apreciablemente como consecuencia de ese cambio y, por lo tanto, no será necesario una gran compensación monetaria para que acepten el traslado. Incidentalmente, en esa atracción tiene un papel importante la existencia de colegios e institutos de calidad que ofrezcan enseñanza en inglés, ya que la educación de los hijos es una de las prioridades de los altos ejecutivos. Pero traerse a cientos de técnicos de grado medio es muy caro. 

Así, las empresas de microelectrónica y semiconductores que podrían implantarse en España aprovechando el PERTE del Gobierno lo primero que preguntan es cuántos programas de FP existen en el entorno relacionados con electrónica. El I Plan Estratégico de la FP  2019-2022 que se aprobó en 2021 no solo intentará crear nuevas titulaciones e impulsar las ya existentes, sino también la introducción en todas las titulaciones de un nuevo módulo profesional sobre digitalización del sector productivo. Y los datos muestran que, así como el número de estudiantes universitarios está estancado hace mucho tiempo, el de estudiantes de FP tiene una tendencia creciente muy acusada, como muestra el gráfico 3. El gráfico 5 muestra que, a pesar del estancamiento del PIB por habitante, el salario de los egresados de FP crece notablemente en el tiempo.

Esto apunta a un posible problema futuro y es el de que las empresas tecnológicas extranjeras operando en nuestro país no ofrezcan puestos de alta gama a los locales. Por una parte, es verdad que las grandes empresas hacen unas convocatorias internacionales para atraer al mejor talento, y eso no va a cambiar. Pero por otra, quizá sería conveniente ofrecer algún tipo de subvención durante un periodo de, digamos, cinco años a los puestos de trabajo de grado alto que se cubran con titulados españoles. Varias de nuestras politécnicas (Valencia, Madrid, Barcelona, entre otras) producen excelentes egresados. De hecho, una de las razones dada por la Volkswagen para instalar en Valencia su fábrica de baterías ha sido el prestigio de la Politécnica de Valencia.

Resumiendo, una educación de calidad en colegios, en la Formación Profesional y en las universidades no solo nos da la posibilidad de crear una base tecnológica netamente nacional que cimiente el crecimiento económico4 , sino que puede servir como un poderoso imán para atraer empresas tecnológicas extranjeras. El reto está ahí…

Este artículo forma parte del informe anual, el octavo de la serie titulada Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español. La Fundación Ramón Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación reúnen, desde 2015, una selección de datos descriptivos sobre la situación y evolución del sistema educativo español, utilizando fuentes estadísticas y estudios nacionales e internacionales, y los abordan desde una perspectiva comparada y actualizada a 2022.

Notas

(1) Agradezco a Carmen Beviá, Antonio Cabrales y Jesús M. Carro sus comentarios a una versión preliminar del trabajo. Todos los errores son de mi entera responsabilidad.

(2) https://www.expatistan.com/es/costo-de-vida/in- dice/europe

(3) https://www.apte.org/estadisticas

(4) Para un análisis exhaustivo de la relación entre educación y crecimiento, se recomienda ver el trabajo de Hanushek y Woessmann en el Journal of Economic Growth (2012, 17, pp. 267-321). Este texto, además, apunta a la complementariedad entre los diversos tipos de educación, ya que muestra la relación positiva entre el porcentaje de personas que alcanza al menos los niveles básicos y el porcentaje de los llegan al nivel más alto.

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