Competitividad y "decisiones políticas", detrás de la inflación de las notas de la EBAU
Es una de las conclusiones del informe La subida de las notas de selectividad: ¿inflación o competición?, realizado por los investigadores del Centro de Políticas Económicas de Esade Lucas Gortázar y Lucía Cobreros, y el catedrático de Didáctica en la UNED Juan Manuel Moreno. Según los autores, la atención pública se ha intensificado en estos últimos tiempos asumiendo que la subida de las notas debe atribuirse a que cada vez hay más facilidades para aprobar y obtener sobresalientes, porque el nivel del alumnado estaría bajando. Y, a su vez, el nivel sería menor porque ya no se exige “esfuerzo”. Sin embargo, explican, «como sucede en otros frentes del ámbito educativo, parece que la interpretación ha precedido a la evidencia para instalar como hipótesis central que esta subida de calificaciones implica que los estudiantes saben menos, y que se regalan los aprobados y los sobresalientes».
El documento explora las causas del aumento de las notas de selectividad y trata de determinar si ello responde a un empuje artificial (“hipótesis de la inflación”) o si, por contra, está provocada por mejoras reales derivadas de una mayor competición, esfuerzo y aprendizaje por parte de los alumnos (“hipótesis de la competición”). En la nota final de la Selectividad concurren tres elementos: la nota de todo Bachillerato (6 puntos), las asignaturas obligatorias para cada modalidad de Bachillerato (fase general; 4 puntos), y las optativas (fase específica, vigente desde 2010; 4 puntos extra).
¿Quién le pone el cascabel al relato?
La nota media de la selectividad ha aumentado de un 8,75 sobre 14 en 2015-16 a un 10,34 en 2021-22, una subida que se registra en todas las comunidades autónomas. Analizando los datos, los investigadores concluyen que la hipótesis de la competición pesa tanto como la de la inflación para explicar la subida. De esta manera, explican, los datos sobre la Selectividad de casi un millón y medio de estudiantes que la realizaron entre 2013 y 2020, muestran que el aumento de las calificaciones se explica a la vez por «la emergencia de un entorno cada vez más competitivo y por una dinámica inflacionaria de las notas fruto de decisiones políticas».
El cambio crucial de una selectividad a 10 a 14 gracias a la creación de la prueba específica (optativa), la subida simultánea de las notas de corte, el aumento del volumen de estudiantes que se presenta y que además aspira a las notas más altas, han creado un entorno de competitividad que, por ejemplo, ha llevado al 92% en 2022 a realizar una parte de la prueba que se creó en 2010 como opcional. Los cambios en el formato de la prueba y en su sistema de puntuación han generado más opciones de elevar las calificaciones y, sin negar las fuentes de inflación, «hay también más preparación, de más alumnos que compiten, y con el listón al alza en las notas de corte».
En resumen, una buena parte –»quizás la mitad»– de la subida de notas se explica por el efecto de una participación masiva en la prueba específica, con cada vez más exámenes realizados y, por tanto, más opciones de obtener notas más altas. Dicho esto, el informe de Esade no niega que parte de la subida de notas también se debe a una dinámica inflacionista.
Para el caso del expediente de Bachillerato (la segunda de las tres partes de la nota final de admisión que más crece después de la prueba específica), los incentivos creados por la elevación del 50 al 60% de la nota del expediente en el año 2000, los cambios en la prueba general en 2017 (que redujo la opcionalidad de la fase general y que provocó un aumento de las notas de Bachillerato) y las medidas excepcionales ante la pandemia para la evaluación de Bachiller, tuvieron un «claro» efecto alcista.
A la vista de estos datos, el trabajo propone medidas de mejora:
1. Volver a aumentar la opcionalidad de la fase específica de la prueba, venida a menos desde 2017. El informe muestra que la reforma de 2010 es la que, fundamentalmente, está detrás de los cambios en las notas de admisión observadas en la Selectividad en la última década. Entre 2010 y 2016, todos los alumnos tuvieron más oportunidades de demostrar sus conocimientos y competencias.
Sin embargo, la reforma de 2017 redujo la opcionalidad en la fase general y específica y provocó un efecto inflacionario.
2. Eliminar las medidas excepcionales de mayor opcionalidad intra-materia que se tomaron en 2020, que tenían una justificación clara entonces; provocaron una subida importante de las notas de Bachillerato, y también en la fase general y específica (por la mayor opcionalidad dentro de cada una de las materias).
Ello redujo aún más la uniformidad de la Ebau, pues, incluso dentro de cada región, la prueba realizada era menos comparable para dos alumnos distintos.
3. Reducir el peso del expediente del Bachillerato al 50 o 40% y monitorizar más las notas de los centros educativos.
4. Aumentar la objetividad del examen mediante una prueba más comparable entre comunidades y un sistema de corrección más fiable.