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La prueba final de Bachillerato

El autor analiza los problemas de la actual EBAU y una posible salida para solucionarlos: una prueba final de Bachillerato.
Antonio JimenoJueves, 22 de junio de 2023
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A los alumnos brillantes se les reconoce menos su nivel en los centros públicos que en los concertados y privados. © ADOBE STOCK

El Observatorio del Sistema Universitario ha publicado este mes un interesante informe sobre las pruebas de selectividad, titulado: Notas de Acceso a la Universidad: ¿Son equitativas?. La autora es la profesora Vera Sacristán, de la UPC, y ha contado con la colaboración del profesor Alfonso Herranz, de la UB, y del profesor Lluís Forcadell, de la UPF. En él analizan las diferencias entre la nota de Bachillerato, es decir, la que da el centro educativo al alumno, con la que el alumno obtiene en la fase general de selectividad, y la influencia de esa diferencia en la equidad del sistema de acceso a la universidad.

El Observatorio del Sistema Universitario está constituido por profesores, personal de administración y estudiantes de las cuatro universidades públicas de Barcelona (UAB, UB, UPC i UPF). Sus miembros trabajan de forma voluntaria y no reciben subvenciones ni públicas ni privadas, lo cual es una garantía de la independencia del estudio.

Primer problema: las notas que dan muchos centros están hinchadas

El primer problema que detecta el informe es la existencia de diferencias significativas entre la nota de Bachillerato que da el centro y la nota que el alumnado obtiene en la fase general de la PAU (en otras Comunidades se las denomina EBAU o EvAU). Si se mira la figura 1 se puede observar que el porcentaje de alumnos que obtienen un 6 o más en la nota final de Bachillerato, que es la que da el centro, es mayor que el porcentaje de alumnos que obtiene esa misma nota en las PAU. Esa diferencia va creciendo a medida que la nota va subiendo y se hace máxima en los alumnos que obtienen entre un 9 y un 10.

La segunda gran diferencia entre la nota de Bachillerato y la nota de PAU se da en los alumnos que tienen una nota de entre 9 y 10 puntos. Se observa que esos alumnos constituyen el 20,6% del total según la nota de Bachillerato, mientras que los que obtienen esa misma calificación en las PAU sólo suponen el 5,9% de los alumnos. El motivo de esa diferencia no es que la PAU sea muy difícil, porque la PAU  la aprueba un 95% de todos los que se presentan y con una nota media próxima a 7 puntos.

Y la tercera gran diferencia entre la nota de Bachillerato y la nota de PAU se da en los alumnos que tienen una nota de entre 5 y 6 puntos. Se observa que esos alumnos constituyen el 6,4% del total de alumnos según la nota de Bachillerato, mientras que los que obtienen esa misma calificación en las PAU constituyen el 18,8% de los alumnos. El motivo de esa diferencia es que muchos de los alumnos que llegan a las PAU con unas calificaciones de Bachillerato superiores a 6 en realidad no son superiores a 6.

La realidad es que muchos centros educativos hinchan sus notas para facilitar que sus alumnos entren en la carrera que desean, ya que la nota de Bachillerato, la que da el centro y sobre la cual no hay ningún control externo, influye en un 60% de la nota final del alumno, mientras que la calificación de las PAU, que es una prueba pública, igual para todos y en la que el alumno no pone su nombre en el examen, sino un código secreto, sólo cuenta un 40%.

La gran injusticia de este sistema es que el orden de entrada en una Universidad se establece en función de la nota final del alumno, muchas veces teniendo en cuenta las centésimas, sin poder distinguir entre los centros que no hinchan las notas, los que las hinchan un poco y los que las hinchan mucho.

La gran injusticia de este sistema es que el orden de entrada en una Universidad se establece en función de la nota final del alumno, muchas veces teniendo en cuenta las centésimas, sin poder distinguir entre los centros que no hinchan las notas, los que las hinchan un poco y los que las hinchan mucho

La única solución para evitar esta arbitrariedad es que sólo se tengan en cuenta la calificación de las PAU. Contra esta propuesta muchas personas argumentan que esta solución no es justa, porque un alumno puede ponerse nervioso y hacer un mal examen, pero no es así, ya que las pruebas de las PAU no son un solo examen hecho un día, sino nueve exámenes sobre diferentes materias y realizados a lo largo de tres días, por lo que la media resultante se convierte en una calificación muy objetiva. Además, si el alumno considera que puede obtener una calificación superior, se le permitiría volverse a presentar a la convocatoria extraordinaria para intentar mejorar su nota.

Segundo problema: diferencias entre las calificaciones de centros públicos, privados concertados y privados no concertados

Otro de los aspectos que ha revelado este informe es que en los centros públicos hay un porcentaje más elevado de alumnos que al final del Bachillerato obtienen entre un 5 y un 8 que en los centros privados, sean concertados o no, mientras que pasa lo contrario con el porcentaje de alumnos que obtienen entre un 9 y un 10, es decir que es más alto en los centros privados concertados y mucho más en los centros privados no concertados (ver la figura 2). Esto indica que a los alumnos brillantes se les reconoce menos su nivel en los centros públicos que en los centros concertados y mucho menos que en los centros privados no concertados. Debido a ello, si estos alumnos brillantes desean hacer unos estudios en los que se requiere una nota mínima para poder entrar muy alta, la llamada nota de corte, es posible que los estudiantes de los centros públicos no puedan entrar y los de centros concertados o privados sí puedan entrar.

La única manera de evitar esta injusticia es que para entrar en una Universidad no se tenga en cuenta la nota de Bachillerato que dan los centros. El sistema de acceso a la Universidad ha de garantizar que es justo y transparente.

Tercer problema: hay comunidades con unas pruebas de selectividad mucho más fáciles

En el informe también se muestra que si se comparan las calificaciones que los alumnos obtienen en las PAU en las diferentes comunidades autónomas hay diferencias muy significativas (ver la figura 3). Por ejemplo si se compara el porcentaje de alumnos que obtienen entre un 9 y un 10, se observa que en  las Baleares y en la Comunidad Valenciana ese porcentaje no supera el 2%, mientras que en Asturias es del 12% y que en Andalucía, Cantabria, Castilla y León, Extremadura y Rioja supera el 8%.

Estas diferencias se deben a que los contenidos a estudiar son distintos, el nivel de exigencia, es decir el grado de profundidad al que se ha de llegar, también es distinto, y los criterios de corrección, es decir el grado de penalización de los errores, también lo es.

En la realidad en España tenemos 17 sistemas educativos por lo que el problema aparece cuando un alumno que ha hecho la PAU en una comunidad más permisiva y por ello tiene una nota de PAU más alta, se va a otra Comunidad y pasa por delante de otro alumno que ha hecho la PAU en una comunidad más exigente, por lo que tiene una nota de PAU más baja, aunque a lo mejor está mejor preparado que el anterior.

Podría pensarse que este problema es excepcional ya que casi todos los alumnos estudian en su propia comunidad, pero no es así ya que si el alumno tiene una calificación inferior a la nota de corte para entrar en aquello que quiere estudiar en su comunidad, intenta ir a otra comunidad en la que la nota de corte sea inferior y él sí pueda entrar. En el informe se dice que el porcentaje de alumnos que provienen de otras comunidades es del 15,1%, variando entre el 2,5% en Canarias al 13,5% en La Rioja.

Una posible solución: la evaluación final de Bachillerato

Para resolver el problema de las diferencias entre les PAU que se hacen en las distintas comunidades la solución es que se realice en todas ellas la misma prueba de acceso a la universidad, sobre los mismos contenidos, con los mismos niveles de exigencia y con los mismos criterios de corrección. Es la llama “selectividad única”. Solo así el sistema de acceso a la Universidad cumplirá el principio de igualdad de oportunidades.

Pero hacer la misma prueba de selectividad en toda España es muy complejo si se sigue el modelo actual de que sean las Universidades las que, a través de su profesorado, las organicen ya que requeriría coordinar cada año a los responsables de cada materia de las 17 comunidades autónomas. Por otro lado ni el profesorado de Universidad conoce directamente los contenidos y los niveles de exigencia del Bachillerato, en la práctica lo han de preguntar a los profesores de Bachillerato, ni las Universidades son entes independientes en el proceso de admisión de su futuro alumnado, sino que son parte interesada en que entre un número suficiente de alumnos para mantener su estructura.

La mejor solución sería sustituir la actual PAU por una prueba final de Bachillerato, la misma para todos, diseñada, aplicada y corregida por profesores directamente dependientes del Ministerio de Educación. La calificación obtenida en esa prueba sería la que permitiría obtener el título de Bachiller y, a la vez, la única calificación que se utilizaría para establecer el orden de entrada en cualquier Universidad, manteniéndose así el principio de la igualdad de oportunidades. Las calificaciones obtenidas en las materias más afines a los estudios que quiera cursar el alumno seguirían siendo las que más influyeran en su nota de entrada en dichos estudios. De esta forma se evitaría la distorsión que actualmente supone tener en cuenta la nota del centro.

Esta solución conllevaría la creación de una comisión responsable de elaborar cada año los exámenes de la prueba final de Bachillerato, en la que debería haber profesores de Bachillerato, que son los que realmente conocen los contenidos y niveles de exigencia de esta etapa, y profesores de Universidad de las diferentes comunidades, que son los que están al día de los avances en su especialidad y los que saben mejor los conocimientos que precisan sus futuros alumnos, para aprovechar sus clases. La permanencia de esta comisión debería de ser de varios años para aprovechar su experiencia.

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Comentarios

  1. jarodcu@hotmail.com
    22 de junio de 2023 17:07

    Si todos los españoles somos iguales ante la ley, ¿Porqué se permiten diferentes exámenes (o lo que es lo mismo, niveles) en las pruebas de evaluación?. No me parece justo ni proporcionado.

  2. Abel Ceña Delgado
    22 de junio de 2023 17:22

    Estoy totalmente de acuerdo con lo que plantea y analizar el artículo. La situación actual me parece de una gran injusticia. Por otro lado, con una prueba conjunta en toda España se controlaría el nivel de la prueba de castellano que en las comunidades bilingües queda muy facilitada y abaratado.

  3. Daniel
    22 de junio de 2023 17:27

    Totalmente de acuerdo con lo que propone el artículo. Lo ideal y conveniente sería una única prueba de EBAU para todas las Comunidades Autónomas y mismos criterios de evaluación.