Orientarse: de un mundo sedentario a un mundo nómada
El mundo está en un tiempo que exige una fortaleza mental y una capacidad de aprendizaje enorme. © Myst
A estas alturas de mayo, ya sabemos que el lector lo que está deseando es que le cuiden. Pero nos toca avisar que esta vez el artículo tiene su punto de salto en el vacío. Porque en este tiempo tan frágil, tan de esquina que se gira sin haber dado aún la vuelta, es un salto ponerse a reflexionar sobre la orientación profesional. La de los alumnos y la de los profesionales (sí, también la de cada uno de nosotros). Y, aunque vamos a aportar algún paracaídas, nada nos libra del vértigo que dan la altura y el salto al vacío.
En unos días, muchos colegios y tutores tal vez piensen que ya se ha terminado el tiempo de acompañamiento a sus alumnos. Sea cual sea la vía que hayan elegido para cruzar la línea de salida del centro (ciclos formativos, universidad, no sabe no contesta), lo que sucede a partir de ahora nos evalúa tanto a centro, profesores, tutores, padres y sociedad como todo lo que hemos hecho antes.
¿Qué talentos, conocimientos y actuaciones ha potenciado nuestro proyecto? ¿En qué son buenos? ¿En qué ámbitos van a aportar? La calidad y la eficiencia de un proyecto educativo no puede reducirse a algo tan pequeño como la EBAU, una prueba que algunos siguen considerando como la medida del éxito educativo.
El 90% de la energía y la estrategia de liderazgo en el aula debería estar orientada al aprendizaje
"Hay una orientación que se inicia desde el primer día que los alumnos entran en nuestras aulas. Y esa orientación da un salto cualitativo en Secundaria, ciclos y Bachillerato, cuando coloca al alumno no sólo frente a sí mismo, sino también frente a lo que quiere ser y a lo que quiere aportar al mundo.
Queridos lectores, situémonos en clase. Sentémonos en 3º o 4º de la ESO. En un aula de Bachillerato o en ciclos formativos. Todos estos son cursos en los que la escuela se vuelve más brújula que nunca. Inicia la perspectiva del viaje exterior que cada alumno elegirá. Y esta es una de las orientaciones más complejas que se acompañan en la vida.
Ser tutor, orientador o educador en estos cursos exige competencias muy singulares:
- Conectar a los alumnos con sus talentos, sus capacidades, sus intereses, su personalidad.
- Situarlas en el mundo y decidir dónde, en qué dirección y con qué propósito van a hacerlas crecer.
- Y asumir el coraje, la disciplina, el entusiasmo y el aprendizaje que les va a exigir conseguirlo.
Elena Ibáñez –de Singularity Experts– lo resume en tener un conocimiento de uno mismo que nos permita:
- Poder hacerlo
- Saber hacerlo
- Querer hacerlo
Frente a eso, aún hay colegios, tutores, que siguen considerando que la orientación de alumnos es presentarles las 10 profesiones clásicas cuando el mundo está en un tiempo de cambio e inflexión profundo. Por aquí dejamos algunos síntomas:
- La biología ya no habla de las cosas, las crea.
- Estamos redefiniendo lo humano y su papel, su propósito vital y el modelo de organización y relación social que buscamos.
- Nuestra relación con el planeta y la sostenibilidad exige lo mejor de nuestra inteligencia colectiva.
- Las tecnologías exponenciales transforman e invaden el mundo y la percepción de la realidad.
Inmersos en el laberinto, conviene desprenderse. Desaprender. Adquirir la flexibilidad del caminante
"El mundo está en un tiempo que exige una fortaleza mental y una capacidad de aprendizaje enorme. La orientación vital y profesional no es un momento de la vida, es una actitud. Estamos pasando de un mundo sedentario a un mundo nómada. Lo que antes era una estación, ahora es un viaje. La vida está alargando tanto sus posibilidades que la orientación y el acompañamiento profesional pueden llegar a abarcar 60 años en la vida de una persona (cómo se les oye la fiesta que están montando los que se jubilan este año, jajajaja).
En ese contexto, echemos un vistazo a la orientación de alumnos en Secundaria, ciclos y Bachillerato. Y, por qué no, también en las universidades, en las empresas. Y en cualquier institución, incluida la escuela, que tiene profesionales desarrollando su proyecto.
Si la orientación profesional (que es también una orientación personal) fuera un Google Maps, ¿qué coordenadas exigiría para hacer una orientación y un acompañamiento eficientes en el contexto actual? ¿Cómo podemos saber si el modelo es eficiente?
El GPS de orientación de un centro educativo empieza a poder evaluarse con verosimilitud y rigor entre tres y cinco años después de que los alumnos hayan cursado con nosotros el último curso. ¿En qué son buenos? ¿Qué están aportando no sólo a su futuro sino al de los demás? No hay nada más triste que cuando descubrimos que el GPS no ha movilizado nada que no quepa en ese callejón sin salida de terminar creyendo que un ‘nini’ es una opción.
Quizá sea porque el tiempo que vivimos está lleno de incertidumbre, de fragilidad y asombro, pero la orientación profesional y el acompañamiento en el desarrollo de la carrera profesional se está convirtiendo en una de las áreas de desarrollo más importantes de cualquier centro, empresa o institución, no solo de los colegios. Y, en el caso de los colegios, no sólo con respecto a sus alumnos sino al desarrollo profesional que movilizan y acompañan a lo largo de la carrera profesional de cada uno de ellos.
Señala Linda Gratton –que sabe bastante sobre el futuro profesional y del trabajo– tres competencias que son fundamentales para mantener viva la carrera profesional, la motivación y el compromiso de aportar:
- Pasar de un perfil generalista y superficial al perfil de máster interdisciplinario. El mundo nos llama a ampliar capacidades; a que lo que hagamos cree valor; que sea singular, difícil de imitar; y pensado y experimentado en modo artesano.
- De competidor aislado a enlace innovador. El capital social que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida es crucial para vivir y crecer. En ese capital son clave los amigos y también las redes profesionales de las que formamos parte.
- De consumidor voraz a productor apasionado. En este tiempo, el 90% de la energía y la estrategia de liderazgo en aula, en equipos, en Centros e Instituciones debería estar orientada al aprendizaje. Y no sólo en lo tecnológico. La tecnología nos está obligando (tal vez también dando la oportunidad) a profundizar en lo que es singularmente humano. A las Arcix siempre nos ha impresionado que para el MIT (unos de los Institutos Tecnológicos más importantes e innovadores del mundo) las dos herramientas clave sean mano y mente. En el tiempo de la IA, las impresoras 3D, dos herramientas que llevamos de serie son la clave para hacer grandes cosas. Cuando no funcionan con profundo sentido humanista y de servicio, lo demás son sólo artefactos.
Inmersos en el laberinto, conviene desprenderse. Desaprender. Adquirir la flexibilidad del caminante. Abandonar la obsesión de a línea recta. Alzar la vista. Buscar nuevas perspectivas. De esto debía saber mucho Leopoldo Marechal. Tal vez fue esa mirada la que le hizo dar este título a uno de sus poemas: De todo laberinto se sale por arriba. Para las Arcix se ha convertido en brújula.
- Lourdes Bazarra (experta en metodologías innovadoras) y Olga Casanova (certificada en Liderazgo para la Innovación por el MIT) son formadoras y socias fundadoras de ArcixFormación.