Carlos Casabona: "No hay voluntad política para acabar con el sobrepeso infantil"

“Hay una pasividad o una complicidad de los poderes políticos que no son capaces de regular la publicidad infantil de productos insanos, a pesar de que ha habido proyectos para ello”. Así de rotundo se ha mostrado Carlos Casabona, pediatra especializado en nutrición infantil, durante su paso por los cursos de verano de la Universidad de Cantabria (UC).

“Ya lo decía Margaret Chan, que era la directora de la Organización Mundial de la Salud; si no hay una voluntad política, el problema del exceso de peso infantil no se puede atacar” ha explicado. Para Casabona, es muy difícil abstraerse de esta publicidad, ya que “invade” las ciudades y está por todas partes, “incluso en el móvil”.

El sobrepeso y la obesidad infantil son un problema en España desde hace más de 30 años, pero, según el pediatra, en los últimos años se ha visto agravado especialmente en las familias más desfavorecidas, las que ingresan menos de 15.000 euros anuales, ya que el precio de la comida saludable, como las frutas y hortalizas, ha subido: “Es más barato alimentar a tus dos o tres hijos con bollería, que están las galletas a euro y medio el kilo y tienen unas 5.000 calorías; sin embargo, los tomates, la fruta, las judías verdes, las hortalizas, la comida saludable está mucho más cara”, ha lamentado.

El pediatra ha alertado también del incremento en el consumo de alimentos “falsos amigos de los niños”, es decir, alimentos que parecen “o venden” como saludables y no lo son. En este sentido, pone el ejemplo de los lácteos azucarados. “Montones de niños están tomando siempre yogures líquidos con azúcar que les venden como que van a reforzar sus defensas; incluso ponen 0%, el cero es de grasa pero de azúcar no”, ha recalcado.

Otro de estos falsos amigos son los llamados cereales de desayuno: “El cereal puede ser la avena, puede ser el maíz, pero cuando tú hablas de cereales de desayuno, ya estoy viendo una caja con la Patrulla Canina, con Frozen… No parecen alimentos, sino juguetes y los niños lo piden. Fueron cereales, pero ya no lo son, son cereales azucarados, el 90%”, asegura el experto, para quien este problema afecta hasta a las leches de crecimiento que se recomiendan a los bebés a partir de 18 meses, ya que muchas añaden azúcar o galletas como parte de su fórmula.

Para Casabona otro de los problemas asociados al sobrepeso infantil es la normalización del problema por parte de la sociedad, empezando por muchos padres que no reconocen que sus hijos pequeños están engordando: “Cuando tienen 12 años y pesan 70 kilos, ya empieza el el acoso escolar, porque es la primera causa de bullying. El niño es obeso entonces, pero cuando tienen cinco o seis años los padres ven a sus hijos majos, robustos, guapos, fuertes… puedes decir todos los adjetivos que tú quieras. Cuando el pediatra le enseña la gráfica en el ordenador y le dice «señora, aquí pone que tiene sobrepeso», en el 80% de las ocasiones no lo aceptan y, si lo hacen, en algún caso, dice «bueno, ya adelgazará cuando estire, cuando crezca”.

Por eso, ha incidido en que el sobrepeso está tan asimilado en la sociedad que cuando un niño está normal la gente dice que está delgado y esto se refleja también en la población adulta.

El pediatra ha señalado que parte de la industria alimentaria “explota” las debilidades de una sociedad “hedonista”, que celebra todo comiendo: “Nos gusta celebrarlo todo comiendo; celebramos todo a todas horas y no lo celebramos con comida saludable”. Y recuerda que hace unos años no había tantas fiestas, ni tantas celebraciones de cumpleaños como ahora.

El auge de los cocineros y los programas de gastronomía evidencian, según Casabona, esta tendencia y reafirma que estamos “demasiado preocupados por la comida”.

Casabona ha abordado también la alimentación vegetariana en los niños adolescentes, una opción que algunos eligen a partir de los 10 o 12 años porque cada vez hay más sensibilidad hacia el sufrimiento animal: “Muchos niños cuando se enteran que ese filetito de jamón era Peppa Pig diseccionada y secada se quedan asustados y dejan de comer animales para evitar el sufrimiento animal; el adolescente de 12, 14 o 16 tiene otra razón que es el planeta”, ha explicado.

En su opinión, los niños adolescentes pueden llevar una alimentación sana siguiendo una dieta vegetariana y recalca que el problema de muchos niños es que pueden llevar una alimentación omnívora, pero de mala calidad: “Siendo vegetariano y vegano no se van a quedar los niños más pequeños, no van a coger más anemia. Por lo tanto, bienvenida sea aquella familia y aquellos niños que imitan a sus padres, o sin imitarlos, que empiezan por ellos mismos a ser más sensibles, y quieren pasar a transicionar hacia una alimentación vegetariana”.