Cómo actuar si nuestros hijos quieren ser 'influencers'
Si antes muchos jóvenes aspiraban a ser futbolistas, ahora el móvil ha reemplazado al balón. Hoy son cada vez más los adolescentes que lo tienen claro: «Quiero ser influencer». Y es que las redes sociales se han convertido en la aspiración de muchos jóvenes que ven en la de influencer una profesión de futuro. Sus hábitos de consumo nos dibujan un escenario que explica esta tendencia: según el Estudio de Redes Sociales de IAB, ocho de cada diez menores (de 12 a 17 años) siguen a creadores de contenido, principalmente a través de Instagram y TikTok. Además, uno de cada diez usuarios de internet en España es menor y le dedica a las redes una hora al día de media.
Para muchos padres, el hecho de que su hijo quiera dedicarse a esta profesión puede suponer un reto. En este sentido, desde la agencia GO han identificado cinco claves para condensar aquello que sería aconsejable decirle a un hijo o hija si alguna vez nos hace conocedores de que quiere seguir los pasos de sus referentes digitales.
Hay profesiones donde se equivoca el medio con el fin. En realidad, las redes sociales son un medio más (además de ser un más directo que los demás) y, por tanto, ser influencer es una manera de tantas de ser comunicador. Los jóvenes deben entender esto y tener altura de miras para contemplar más profesiones parecidas, aunque sea en medios más «viejos», como la televisión o la radio. Esto les ayudará a entender mejor cómo es esta profesión (poder de influencia, capacidad para llegar a muchas personas, etc.), pero también a reflexionar sobre las habilidades necesarias para triunfar, como el carisma, el potencial creativo y la organización. Y todo ello sin olvidar los riesgos que conlleva: exposición, ansiedad, posibles impactos a la salud mental o presión social.
Ser influencer, más que una apuesta profesional en sí misma, debe ser una consecuencia de otros proyectos que implican exposición y que usan la fuerza de las redes para difundirse. Por ello, es aconsejable animar a los hijos a que saquen partido en redes de sus talentos, habilidades, hobbies, etc. Esto les animará a desarrollar o a retomar aficiones, mientras descubren cómo compartirlas con el mundo a través de su pantalla.
Insultar detrás de una pantalla es muy fácil. Por ello, las redes sociales se han convertido en un lugar donde a veces impera el odio, la crítica destructiva y el insulto fácil. Pero también pueden proporcionarnos experiencias muy positivas. Simplemente, hay que saber lidiar con ese tipo de comentarios y no interiorizarlo como algo personal, aunque cueste. Esto, para una persona joven o adolescente, es de vital importancia, ya que a esas edades la confianza y la autoestima se quebrantan fácilmente.
A pesar de ciertos perjuicios que pueden causar las redes sociales, el éxito como influencer conlleva muchas recompensas. Principalmente, notoriedad pública e ingresos económicos. Esto se agradece en cualquier profesión, pero es cierto que a edades tempranas son beneficios más difíciles de manejar. Por ello, si nuestro hijo triunfa, es necesario que se vea respaldado por una estructura familiar y de apoyo, que le ayude a lidiar con la fama y a controlar los nuevos ingresos.
Y aún con todo, por mucha ilusión que nuestro hijo/a tenga por su futuro como influencer, hay que mantener los pies en el suelo y ser realista: es probable que fracase en el intento. No todos los actores ganan un Oscar, sino un porcentaje ínfimo sobre el total de intérpretes; lo mismo sucede con los influencers. Además, las redes sociales se mueven por tendencias y algoritmos, que no siempre corren a nuestro favor. Por ello, si queremos acompañarlos en su objetivo, debemos aportar ese punto de vista más cauteloso que a veces los jóvenes pierden. Como cualquier experiencia en la vida, tanto si fracasan como si tienen éxito, será una experiencia de la que podrán aprender.