Ciberbullying, grooming y verano: ¿cómo ayudar a tus hijos a pasar unas vacaciones tranquilas?

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 16% de los niños y niñas de 10 años utilizan dispositivos electrónicos conectados. El 69% de los pequeños, según datos de un estudio del Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio, exceden el tiempo máximo de exposición recomendado por los expertos. Este uso aumenta en verano, momento en el que los pequeños tienen más horas libres y los padres, para que las llenen, recurren a las pantallas.

En esta época del año los niños emplean más tiempo viendo vídeos, series, películas, compartiendo fotos con sus amigos a través de sus apps favoritas o jugando. Pero también están más expuestos al acoso a través de la red o ciberbullying y al abuso sexual por Internet, también conocido como grooming.

Aunque “la educación en línea ofrece muchas ventajas en términos de accesibilidad y flexibilidad, permitiendo que las personas estudien desde cualquier lugar y en horarios que se ajusten a sus necesidades”, Adrián Álvarez Cañete, coordinador académico de Faro Edtech, admite la importancia de “ser conscientes de los riesgos asociados al aumento del tiempo de pantalla”.

Según Bullying Sin Fronteras, España, con 2.050.000 casos de ciberbullying registrados, lídera el ranking de países que más sufren este problema. En nuestro país, el acoso es el culpable de más de 200.000 muertes. De todas las víctimas de acoso en Internet, el 90% son menores de entre cuatro y 18 años.

Además, un informe del Centro de Estudios de la Fundación ANAR en 2021 reveló que el grooming crece un 36,7% al año. Ese mismo año, Unicef reveló que, en verano, los casos de violencia digital pueden aumentar hasta un 267%.

En esta época del año, el papel de los padres es fundamental. Tal y como destacan desde la compañía de formación online, es importante “establecer límites, como definir horarios para usar los dispositivos, alentar a los niños a hacer actividades fuera de la pantalla, al aire libre y opciones que fomenten la creatividad y el aprendizaje sin pantallas”. También que los progenitores se involucren en dichas actividades y pasen tiempo con sus hijos.

Más allá de estos consejos, Álvarez Cañete detalla algunas estrategias clave a tener en cuenta por los adultos:

1. Educar y concienciar. Lo más importante es educar a los menores sobre los riesgos que existen en Internet, para que sean conscientes de que a través de los dispositivos que usan en su día a día no solo se puede acceder a las plataformas y el entretenimiento que más les gustan. Los ciberdelincuentes atacan de formas cada vez más ingeniosas, y sortean cada vez más fronteras.

2. Comunicación. Los padres deben transmitir a sus hijos seguridad, comodidad y confianza, para que los menores sientan que pueden expresarles cualquier cosa que les preocupe, también si se trata de un problema de acoso online.

3. Configurar la seguridad y la privacidad de los dispositivos y redes sociales. Aunque las herramientas tecnológicas suponen una vía de entrada para muchos ciberdelincuentes, aprender a configurarlos correctamente puede ayudar a proteger a toda la familia.

4. Usar las redes de forma responsable. Las redes sociales se han convertido en una herramienta muy potente para estar conectado con nuestros seres queridos y compartir con ellos el contenido que nos gusta. Pero hay que saber utilizarlas bien. Para ello, los adultos deben enseñar a sus hijos a respetar a los demás en Internet, no compartir contenido ofensivo ni meterse en discusiones o polémicas.

5. Establecer límites y supervisar. Siempre es importante limitar el tiempo de uso que tanto niños como adultos hacen de sus dispositivos electrónicos. Más en verano, que hay más tiempo libre. En esta época, los padres deben supervisar regularmente lo que hacen sus hijos cuando usan las pantallas.

6. Prevenir el grooming. Como suele decirse, mejor prevenir que curar. Conocer el abuso sexual por Internet y ser capaz de ver cuándo una situación puede derivar a ello es clave para evitar este tipo de abusos.

7. Intervenir y apoyar. No hay que dudar: al mínimo indicio de acoso en línea, hay que intervenir, documentando las evidencias de dicho acoso, buscando información y ayuda de profesionales especializados en el tema. Es fundamental mostrar apoyo al pequeño y ayudarle a ser resiliente, que sepa que va a salir de esa situación y aprenda a hacerle frente.

Pero el acoso en la red no es un problema a tener en cuenta solo en verano. “Es de gran relevancia establecer horarios regulares para estudiar y descansar, evitando un uso excesivo de dispositivos electrónicos”, aconseja el coordinador de Faro Edtech. En este sentido, dice, “tanto padres como educadores tienen un papel fundamental en guiar a los estudiantes en el uso adecuado de la tecnología para obtener los máximos beneficios educativos sin caer en la adicción a las pantallas y para utilizarlas con criterio”.

Sin embargo, a la hora de hacer frente al ciberbullying, no todo el peso recae en los padres: los educadores deben informar y educar a los menores sobre este concepto y sus consecuencias, para que aprendan a detectarlo y prevenirlo. También a las familias, a las que deben proporcionar información y apoyo para que puedan reconocer y prevenir este problema.

En este sentido, Álvarez Cañete llama la atención en torno a la importancia de “crear normas y políticas escolares que aborden el ciberbullying”. La clave, asegura, es promover una cultura de empatía y tolerancia en el aula, creando un ambiente en el que los estudiantes “se sientan cómodos y seguros para compartir sus preocupaciones”. Para ello, apuesta por impartir talleres y debates participativos con la ayuda de psicólogos.

Si bien el coordinador de Faro Edtech admite que en muchos colegios y universidades el esfuerzo ante el ciberbullying no es tan firme debido a “desafíos en términos de presupuesto, estructura organizativa o falta de apoyo”, considera que es “esencial” el compromiso de la comunidad educativa en su conjunto con la “adaptación a las necesidades de los estudiantes y el uso de prácticas pedagógicas actualizadas”. Los centros de formación, en general, deben “promover la formación de los docentes, la investigación y la innovación en el ámbito educativo para asegurar que los alumnos reciben una educación efectiva”, concluye.