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David Cervera: "La Educación emocional produce mejoras no solo en los alumnos, sino también en los docentes"

David Cervera, director general de Bilingüismo y Calidad de la Enseñanza, cuenta en esta entrevista cómo la Educación Emocional ha llegado para quedarse en los centros educativos de la Comunidad de Madrid.
Gema Eizaguirre (Teatro de Conciencia)Jueves, 7 de septiembre de 2023
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Tras una tímida incorporación de la formación en habilidades socioemocionales en los centros educativos, los más reticentes han sucumbido a la evidencia de los estudios científicos que demuestran cómo la atención a las emociones lleva a un bienestar interior, a la mejora de la convivencia y del rendimiento académico. “En Sus Zapatos”, “Educación para Ser”, “Educación Responsable” y “Think Igual” son los programas institucionales con los que cuenta la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Unos programas que potencian en el docente “ser sensible a lo que está ocurriendo en el aula, y a trabajar con los alumnos la gestión de las emociones”, explica Cervera.

La Educación Emocional comenzó como una moda y ahora es algo muy relevante en la educación formal… ¿Cómo ha ido creciendo este interés?

–Hace tiempo, estos programas no tenían tanta visibilidad, no estaban tan desarrollados y no había investigaciones que apoyaran esa mejora de los rendimientos académicos, de la convivencia, del trabajo en equipo… Era algo que estaba vinculado más a los Equipos de Orientación –a ese docente experto– y no se tenía una visión de transversalidad, de que también desde otras áreas: Matemáticas, Lengua, Historia, desde la Educación Física, se tuviera que atender a esa necesidad del bienestar del alumno.

¿Cómo es la formación de los docentes en Educación Emocional en los diversos programas?

–Todos los programas de convivencia se centran la formación en el docente y es el docente el que después tiene que trabajar con los alumnos. En el caso de “En Sus Zapatos”, su fortaleza es que cuenta con facilitadores –que son docentes propios de la Comunidad de Madrid– quienes forman –como expertos dentro del programa– a otros compañeros en los propios centros educativos, a través de seminarios, de formaciones específicas en los centros territoriales, y después estos lo llevan a su alumnado. Esto hace que tengan mayor impacto en el centro educativo.

Todos los programas de convivencia se centran la formación en el docente y es el docente el que después tiene que trabajar con los alumnos

¿Tiene constancia de la repercusión directa del bienestar emocional con el rendimiento escolar en los centros de la región?

–Lo que los centros nos reportan respecto del rendimiento escolar siempre es muy positivo, ya que cuando la persona está a gusto en el ámbito en el que se trabaja o donde está compartiendo un espacio con sus compañeros siempre suele haber un mejor rendimiento escolar. Esto es una satisfacción por parte del docente, además de que los alumnos también están mucho más implicados en el ámbito educativo, no solamente en la parte de juego, sino también entiende cómo respetar las fortalezas y las debilidades de sus compañeros.

Siempre se habla de los beneficios de la Educación Emocional en el alumnado, pero ¿cómo son en el profesorado?

–Sí, ese beneficio no repercute solo en los alumnos, sino también en los profesores; y muestra de ello es la alta demanda de estas formaciones por parte de los docentes. Estos aprendizajes afectan a todos los roles que desempeña en la jornada educativa, ya que el docente también aprende a trabajar mejor en equipo –con otros compañeros– y aprende también a controlar sus emociones ante esas situaciones en las que se pueden generar problemas.

¿Cree que es injusto culpar al centro educativos de comportamientos violentos de los alumnos cuando es algo generalizado en la sociedad y que los niños viven fuera del entorno escolar?

–El centro educativo es una microsociedad. Por lo tanto, aquello que ocurre en sus casas, en su familia, en su barrio, en su entorno cercano tiene implicación directa en lo que ocurre en el centro educativo. La gran ventaja es que en el centro podemos tener estrategias que debilitan malos comportamientos e intervengan para paliarlos. Al final lo que ocurre en la sociedad es permeable en ambos entornos (escolar y familiar), y lo que tenemos que seguir es trabajando para que lo que ocurre en el ámbito educativo –que es positivo y, en concreto, en el ámbito de la educación emocional– también sea algo extrapolable a nuestra sociedad.

El centro educativo es una microsociedad. Por lo tanto, aquello que ocurre en sus casas, en su familia, en su barrio, en su entorno cercano tiene implicación directa en lo que ocurre en el centro educativo

¿Cómo valora el aparente aumento de casos de acoso escolar?

–Lo que es una realidad es que los docentes cada vez están más preparados para detectar situaciones de acoso, también de poder atajarlo y de buscar estrategias, no solamente individuales –por la propia implicación del docente con el alumno– sino buscar también esas alianzas con otros compañeros, con el orientador del centro, con los Equipos de Orientación, con el equipo directivo e incluso con los profesionales que están trabajando con nosotros en los distintos programas.

La Comunidad de Madrid ha incorporado programas con peculiaridades propias, como es “En Sus Zapatos”, que desde 2019 es programa institucional en Madrid. ¿Qué vieron en él?

–“En sus zapatos” es un proyecto que tiene unas características propias, fundamentalmente vinculadas a la parte de teatralización de las emociones. Eso ayuda mucho a los alumnos a reconocer esas emociones una vez que están actuando y están viéndolos de una forma directa. Otros programas se quedan solo en conceptos teóricos, mientras que en este caso la ventaja importante es que se vive y se hace vivir a los alumnos en esas emociones que les ayudan sobre todo a detectarlo cuando en la vida real, en las situaciones de aula, les puede llegar a ese momento de crisis, por ansiedad, por miedos, por ira, por enfado. Además, “En Sus Zapatos” también incorpora a las familias como un elemento importante y al resto de la comunidad educativa. El hecho de poner en contacto a los docentes, con las familias, con los alumnos, y a que todos participen en la formación –con esta metodología de teatralización de las emociones– genera unos lazos importantes en los que el alumno se siente muy cómodo cuando tienen que buscar a una persona –un referente– con el que hablar de un problema. Esto hace que muchos de los problemas de convivencia que podrían enquistarse y hacerse más graves se resuelvan con mayor celeridad.

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Comentarios

  1. Mara
    7 de septiembre de 2023 10:52

    Ya era hora de que la educación en las emociones tuviera un lugar destacado. Y con programas con teatro… impresionante.