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Alcanzar los ODS: un objetivo para todos, incluso para los más pequeños

Urge incluir a los menores en la solución de los retos actuales: su futuro depende de ello y se merecen influir en él.
I. LafuerzaLunes, 23 de octubre de 2023
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© ADOBE STOCK

La Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, celebrada recientemente en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, fue un llamamiento a la acción. Los avances conseguidos, como la reducción de la extrema pobreza, no son suficientes y todavía queda por recorrer un camino endurecido por asuntos inesperados como la pandemia y los conflictos armados. Ante esta situación, los jefes de estado y gobierno reclamaron esfuerzos colectivos y propusieron una reforma de la ONU. Más que una reforma, necesitamos una revolución que provoque un profundo cambio estructural.

No sólo de las organizaciones que velan por la democratización como la ONU sino de la sociedad y de cada uno de nosotros. Lo global es el reflejo de lo individual y con pequeños gestos cambiamos el mundo. El ODS 13 pretende combatir el cambio climático. Si, al hacer la compra, utilizamos bolsas de tela en lugar de unas de plástico, reducimos la contaminación. Con un simple cambio individual logramos un impacto global. Respecto al ODS 12 “Producción y consumo responsables”, en el Congo miles de menores mueren al trabajar en minas para extraer cobalto, un mineral utilizado en la producción de las baterías de nuestros dispositivos móviles. Si dejamos de comprar productos con ese mineral o nos aseguramos que esos menores no trabajen, contribuiremos a un objetivo global.

Pensamos que no podemos hacer nada para alcanzar la paz (ODS 16). Si bien existen aspectos geopolíticos y niveles de poder en los que no podemos influir, la paz se construye entre todos y a todos los niveles; empezando por uno mismo. Desde nuestro área de influencia, impactamos más de lo que pensamos. Podemos elegir tener un gesto amable con los demás o gritarles, brindar apoyo o ridiculizar, decir la verdad o manipular. Cada gesto nos acerca o aleja de la paz. Además, las emociones se contagian. Si estamos en paz, las relaciones fluyen, nos ayudamos y estallan menos conflictos. Así, a largo plazo, se obtienen sociedades más seguras y pacíficas.

El esfuerzo individual es condición indispensable para alcanzar la paz o cualquier objetivo pero no es suficiente

El esfuerzo individual es condición indispensable para alcanzar la paz o cualquier objetivo pero no es suficiente. Al enfrentarnos a retos globales como son la paz, la crisis energética o los ciberataques, entre otros, sólo hay una manera constructiva de resolverlos: aportar a nivel individual y colaborar. Somos la especie que mejor se adapta al ser capaz de trabajar en grupos en pro de objetivos comunes. Lo demostramos en la pandemia y a lo largo de toda nuestra evolución. Una vez más, debemos recurrir a nuestra mayor fortaleza: cooperar. “Cuatro ojos ven más que dos” y todos hemos vivido la tesitura de buscar un objeto y que un tercero nos diga “¡Pero si lo llevas en la mano!”. La inteligencia individual puede ser alta pero la conjunta tiende a ser mayor. Al ser complementarias, construyen algo más grande, como cuando se juntan varias piezas de un puzzle.

Para aprovechar esta “inteligencia colaborativa”, debemos aprender a colaborar. Ello requiere invertir en el ODS 4: una educación de calidad. En una sociedad que mide el progreso por los resultados económicos, invertir en educación no se considera una buena inversión. Políticamente, tampoco ya que los resultados no son inmediatos. Es necesario medir el progreso por el bienestar social y no por los resultados económicos e invertir en educación para formarnos no sólo a nivel profesional sino también personal. Es necesario aprender a estar en paz con uno mismo para trabajar con los demás.

Colaborar entre todos implicaría incluir a los más pequeños pero tendemos a subestimar la opinión de los menores. A pesar de trabajar en pro de su beneficio, decidimos y creamos un mundo en el que ellos vivirán pero sin escucharles. No se les incluye en los procesos de creación o decisión. Es un fenómeno que se da en todos los ámbitos: en el familiar, en el educativo y, por supuesto, en el político. En un mundo en constante cambio, las necesidades de una generación a otra cambian cada vez más rápido. Urge incluirles en la solución de los retos actuales: su futuro depende de ello y se merecen influir en él. Para alzar su voz, el foro YoutHUB ofrece un espacio seguro donde menores de los cinco continentes reflexionan sobre temas de actualidad como la inteligencia artificial, el futuro de la escuela, el bienestar o la resolución de los conflictos armados. Sólo entre todos logramos el cambio necesario.

Izarbe Lafuerza, fundadora del YoutHUB, trabajó en Naciones Unidas y es experta en políticas educativas y neuroeducación.

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