Aprendizaje social y emocional: el ASE en Primaria marcará la diferencia en Secundaria
Primaria es una etapa clave en la que no solo se sientan las bases para aprender contenidos y desarrollar competencias. También, con un adecuado acompañamiento, es la etapa en que los niños empiezan a construirse como personas autónomas y plenas, que saben identificar y gestionar sus emociones, lidiar con los conflictos, empatizar con los que no piensan como ellas y comunicarse de forma asertiva.
Pero, para ello, para poner los pilares de una vida adulta feliz y respetuosa, hace falta tiempo y apoyo para que los docentes puedan abordar el aprendizaje social y emocional (ASE) en sus clases diarias. Los beneficios de este abordaje saltan a la vista: alumnos más motivados y mejor comportamiento (en el corto plazo) y mejor salud física y mental, menos comportamientos delictivos, mayor empleabilidad y nivel de ingresos (en el largo). Visto así, parece innegable la importancia de trabajar este tipo de aprendizaje, sobre todo en aquellos contextos más vulnerables, donde las habilidades socioemocionales pueden verse más comprometidas.
La guía para docentes de EduCaixa Cómo mejorar el aprendizaje social y emocional en las escuelas de primaria recoge las últimas evidencias, en base a una reciente revisión llevada a cabo por la Universidad de Manchester financiada por la Education Endowment Foundation (EEF) y la Early Intervention Foundation (EIF).
La guía puede resultar útil tanto para programas estructurados como para la práctica diaria, tanto para equipos directivos como para maestros de Infantil y Primaria, tanto para maestros de Pedagogía Terapéutica como para investigadores y desarrolladores de programas educativos o para educadores de educación no formal.
El ASE, vinculado a otros conceptos como salud mental, bienestar emocional, prevención del acoso escolar, desarrollo de la resiliencia, habilidades para la vida o gestión del comportamiento, consta de cinco competencias o habilidades fundamentales, según el Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL):
- Autoconciencia y sus habilidades asociadas (identificar las emociones, autopercepción precisa, reconocer las fortalezas, autoconfianza y autoeficacia)
- Autogestión, que incluye, a su vez, control de los impulsos, gestión del estrés, autodisciplina, automotivación, definición de objetivos y habilidades de organización
- Conciencia social (comprender las emociones, empatía/compasión, entender la diversidad, respetar a los demás)
- Habilidades de relación (comunicación, compromiso social, forjar relaciones, trabajar en equipo)
- Toma de decisiones responsable (identificar problemas, analizar soluciones, resolver problemas, evaluar, reflexionar, responsabilidad ética).
Con respecto a la salud mental, el ASE ha demostrado ser una potente estrategia preventiva de problemas de salud mental a partir de la adolescencia.
Seis recomendaciones para mejorar el ASE
- Enseñar habilidades del ASE explícitamente. Así, en el apartado de autoconciencia, se recomienda dedicar tiempo a ampliar el vocabulario emocional del alumnado, lo que les ayudará a la hora de expresar sus emociones. En cuanto a la autorregulación, es positivo que el alumno aprenda a calmarse y a desarrollar un diálogo interior en positivo para manejar emociones intensas. En cuanto a la conciencia social, es útil el debate, que les permitirá comprender las perspectivas de los otros. En habilidades de relación, la dramatización les permitirá aprender a comunicarse y a saber escuchar. Y en toma de decisiones responsables es interesante practicar estrategias de resolución de problemas.
- Integrar y modelar habilidades del ASE en la docencia diaria (la lectoescritura, la historia, el teatro o la educación física, se prestan especialmente), incorporando unas reglas básicas para el trabajo en grupo para reforzarlas y felicitando al alumnado cuando muestre estas habilidades.
- Planificar minuciosamente la adopción de un programa de ASE, optando por uno que esté basado en evidencias y se adapte a las necesidades y contexto de la escuela, analizando qué se necesita para llevarlo a cabo, y revisando periódicamente su implentación, incorporando las adaptaciones pertinentes.
- Recurrir a un plan de estudios SAFE: secuencial (es recomendable empezar pronto y pensar a largo plazo), activo (empleando debates, dramatizaciones y trabajos en grupos pequeños), focalizado (mejor sesiones cortas y frecuentes que largas y separadas en el tiempo) y explícito (identificando claramente qué habilidades se están enseñando y por qué son importantes).
- Reforzar las habilidades del ASE mediante el código de valores y las actividades en todo el centro, con normas, expectativas y rutinas que fomenten su desarrollo, alineando los planes contra el acoso escolar con el programa ASE e implicando a todo el personal, el alumnado y las familias para que mejore el ambiente en la escuela y las habilidades también se refuercen en el entorno doméstico.
- Planificar, apoyar y supervisar la implementación del ASE, asegurándose de que el ASE se vincula y no compite con otras prioridades escolares, con formación y apoyo a todos los profesionales implicados.