¿Especies en vías de extinción?: cuando contratar ya no es elegir sino cubrir
Esto de saludar a los lectores en noviembre es, como mínimo, extraordinario. Empezar en noviembre es el síntoma de que el inicio de curso ha sido también intenso para las Arcix. Pero aquí estamos de nuevo, en esta ventana del Dossier que es también para nosotras un espacio donde compartir preguntas, reflexión y líneas de aprendizaje y descubrimiento que vamos abriendo.
Noviembre es un mes de adentros. Pero al inicio de curso nos ha hecho empezar los artículos de este año desde un SOS. El que dio en prensa el consejero de Educación de una comunidad autónoma:
“Antes de que un niño se quede sin profesor, se contratará a un profesor sin requisitos”.
Un SOS que incluía con dos sirenas de atención: sin profesor y sin requisitos (en este caso, el Máster). Dos llamadas de atención que justo coinciden provocando un contexto contradictorio y, a primera vista, antagónico:
Por un lado, la disminución de la natalidad (otro serio problema-reto) parecía hacer posible al menos concretar el sueño de clases con una ratio menor.
Pero el déficit de profesores que empieza a manifestarse puede tener el efecto contrario: clases más numerosas.
Y clases a las que, además, no llegarán los profesores más cualificados sino, en muchos casos, los que están disponibles en ese momento, y por causas muy heterogéneas, para cubrir ese puesto.
Si hiciéramos un ranking de los profesores más solicitados, es verdad que los profesores de Física y Química, Matemáticas, Tecnología, Informática, son los que más se escuchan. Pero Lengua y Literatura, Arte, Dibujo Técnico, Historia también empiezan a estar en situación de déficit.
En fin, alguno estará pensando que vaya forma de regresar al Dossier. Seguro que más de un director ya ha entrado en estado de empatía con el consejero. Porque, para muchos de vosotros (como nos habéis comentados en las formaciones de inicio de curso), y cada vez más, en la contratación de profesores tiene menos peso el verbo elegir que el verbo cubrir. Sobre todo si hablamos de profesores de Secundaria, Bachillerato y Ciclos.
Si para casos como estos existiera un National Geographic Docente, en cuanto uno de sus miembros hubiera leído la frase de socorro, probablemente dictaminaría que estamos ante una Especie en Vías de Extinción: la de los profesores. Y, en medio de la tristeza y los nervios que eso nos ha producido, nos ha dado por pensar que Spielberg se pondrá a rodar dentro de nada Docentium Park, en las ciudades habrá Museos de Docentes y los laboratorios iniciarán las pruebas para la viabilidad de clonación y desarrollo de la especie docente en cautividad (esto último no nos ha sonado nada bien).
Pero, superando el estrés de realismo con una sonrisa, lo primero que haría un científico antes de hacer saltar las alarmas es saber si realmente estamos en una situación de emergencia y extinción.
Los biólogos, que de esto saben mucho (sobre todo los del National Geographic de verdad), consideran que una especie se encuentra en vías de extinción cuando está en peligro de desaparecer ya sea global o regionalmente. Y para decidirlo, manejan al menos 3 variables como instrumento de medida:
- Pérdida de hábitat
- Desestabilización de ecosistemas
- Amenaza de otras especies
Seguro que más de uno, mientras está leyendo, empieza a encontrar paralelismos entre las 3 variables que plantea la Biología para detectar el inicio de desaparición de una especie y las que afectan a un hecho objetivo: el déficit de docentes. Un déficit que no se da sólo a España sino que está presente en toda Europa.
Como no se puede actuar sin intuir, concretar y comprender qué está ocurriendo para que esto suceda, os proponemos ponernos la gorra del National Geographic Docente y hacer una lista entre los lectores y las Arcix para situarnos en el campo del problema y actuar, con humildad, en las variables sobre las que podamos tener capacidad y responsabilidad de actuación:
- La escuela, el aprendizaje, ser profesor, tuvo un boom enorme desde finales del 90 hasta 2016. Era un escenario de desarrollo profesional muy atractivo, innovador, ligado al compromiso con las personas y con el futuro.
- Nada de eso se ha perdido. Pero ahora estamos en una fase anodina y de silencio, sobre todo tras la pandemia. ¿Alguien sabe dónde y hacia dónde va la escuela?
- En 2016 éramos capaces de responder a esa pregunta. Pero aquella energía desplegada ya presentaba signos de fatiga desde 2019. Y la pandemia ralentizó más su energía convirtiéndola en inercia
- Sumemos a esto un mapa legislativo y administrativo inestable y agotador en su burocracia.
- El mercado laboral, no sólo el docente, está en desequilibrio entre oferta – demanda – formación recibida – formación exigida .Y sin saber qué necesita priorizar, si formaciones específicas y especializadas, formaciones flexibles o todo a la vez.
- Las profesiones de grado medio, en especial las de servicios básicos, empiezan a ser también especies en extinción por no contempladas ni elegidas.
- La escuela no puede competir con los sueldos que ahora oferta el mercado, sobre todo a los profesionales de las áreas Científico- Tecnológicas.
- La contradicción entre el déficit de profesores y dos elementos del mercado laboral que son contradictorios y que imposibilitan una contratación estable: unos modelos de contratación en los que hay una elevada interinidad (incluida la escuela pública) y modelos de contratación que impiden volver a contratar a un buen profesional porque exigen a uno que no hubieras contratado antes, como nos decía una directora de un colegio de Sevilla.
- La Gestión de la Atención – Gestión del Interés – Gestión de la aplicación del conocimiento cada vez exigen más profesionalidad, técnica y seducción a los profesores.
- El currículum, los saberes, la cultura, saber estar y ser están también en crisis y sin un consenso y compromiso social.
Sí, sí, incluso a través del papel se os oye: dirigir y liderar la escuela es cada vez más complejo. Y es lógico, porque en nuestro campo confluyen todas las crisis y esperanzas de la sociedad. Así que, después de desahogarnos, ¿qué tal si vemos dónde podemos encontrar un poco de agua para remar en medio de la sequía?
Os proponemos ahora algunos objetivos que nos parecen clave en este contexto:
- Primero, lo más urgente y no lo más fácil: poder cubrir vacantes.
- Tener un modelo de trabajo y aprendizaje interno entre profesionales y equipos docentes que aporte formación y perfil profesional a los profesores nuevos y que fidelice y desarrolle el talento de los que ya forman parte del claustro.
- Desarrollar carreras profesionales en nuestros profesores que les hagan extraordinariamente versátiles explorando sus intereses y capacidades y facilitándoles hacerlo para que lo imprevisible nos pille siempre con capacidad para construir y responder.
El que vamos a añadir ahora lo separamos de los puntos anteriores porque pertenece a un nivel de ambición directiva y profesional que nos parece que es el cimiento de todo lo anterior. Hace tiempo que nos parece urgente que la sociedad vuelva a visualizar la escuela y el ser profesor como algo atractivo, exigente y de enorme valor y dimensión social. Y hacer que esa visión se aterrice y se haga real en cada una de nuestras escuelas. En cada Etapa. En cada aula. Hagamos de nuevo que la gente salga de la pantalla y nos mire. Que quieran sumarse. Porque lo que más fideliza el talento es el proyecto. Sabernos pieza de algo valioso.
Dice National Geographic que una de las consecuencias más dramáticas que tiene la desaparición de cualquier especie es que, con cada una de ellas, se pierde un material genético insustituible.
Cada profesor, cada escuela aportan a la sociedad, a cada niño, un material genético insustituible. Igual que el ADN que nos hace singulares según combine sus 4 bases nitrogenadas, la cultura que recibimos tiene 4 bases: Ciencias – Artes – Filosofía y espiritualidad – Lenguajes. La forma en que las aprendemos y combinamos, el contexto en el que las ponen a vivir y a actuar los profesores, son los que nos convierten, los que convierten a cada niño, a cada adolescente y joven, en ejemplares únicos. En esa acción, la de mayor creación del ser humano, tiene un papel clave la escuela. Más aún, cada uno de los profesores. Cada profesor.
Trabajemos seriamente porque la opción de ser profesor sea contemplada como una opción profesional elegida por los mejores. Nuccio Ordine, a quien tanto echamos de menos en los Premios Princesa de Asturias, sintetizaba muy bien lo que un buen profesor es capaz de representar en la vida de cada uno de nosotros. Conseguir contratarlos al final es lo más fácil. Nuestro trabajo desde la dirección de personas es hacerlos crecer y fidelizar y agrandar su generosidad y talento. Sólo así se cumplen las palabras de Nuccio Ordine y de Albert Camus:
“Ninguna plataforma digital puede cambiar la vida de un estudiante, solo los buenos profesores pueden hacerlo. La carta de Albert Camus a su profesor lo dice muy claramente: «Sin usted nada de todo esto habría sucedido, no habría ganado el premio Nobel».