PISA 2022. España baja, la Comunidad de Madrid es la que más ha mejorado y la de Cataluña la que más ha empeorado
Los resultados de los países
En las pruebas PISA 2022 España solo ha obtenido 477 puntos, su peor resultado desde 2006 en el que obtuvo 476 puntos. Las pruebas PISA son las pruebas internacionales más importantes del mundo por el número de participantes, casi 700.000 alumnos de 81 países, y porque al ser internacionales, los resultados no pueden ser maquillados por los respectivos gobiernos. Se realizan a alumnos de 15 años cada tres años y sus resultados se publican a finales del año siguiente. Esta última edición que tocaba hacerla en 2021 se retrasó a 2022 para aminorar el efecto del confinamiento debido a la pandemia del Covid.
A nivel de los 81 países participantes se observa que entre los 31 primeros países, como de costumbre los 6 primeros son países orientales y los 25 restantes son países europeos más Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda. España ha quedado en el lugar 28, un lugar muy inferior al esperable en función de su nivel económico, ya que en la clasificación de países por PIB, España ocupó el lugar 14 en el año 2022, es decir 15 lugares más arriba que el obtenido por sus alumnos en las PISA 2022. No se puede comparar con su posición en las pruebas PISA 2018 ya que en ese año las calificaciones de nuestros alumnos en Lengua fueron tan bajos, que la OCDE consideró que no se podían tener en cuenta y España fue el único país que no apareció en la clasificación final de países (PISA 2018 Sindicato AMES). Un año después la OCDE lo atribuyó al poco interés del alumnado de ciertas regiones en contestar las preguntas, una muestra más de la falta de esfuerzo que existe en nuestros centros educativos.
Basado en PISA 2022 Resultados Volumen 1. El resultado de las provincias/municipios de China (Beijing, Shanghai, Jiangsu y Zhejiang), que en las PISA 2018 ocuparon el primer lugar, no aparecen en este cuadro porque durante el período de recopilación de datos previsto las escuelas estuvieron cerradas.
(*) Los datos de los países con un asterisco se han de tomar con precaución dado que uno o más estándares del muestreo de PISA no fueron cumplidos.
España ha bajado 3 puntos de media (ha bajado 8 en matemáticas, 3 en comprensión lectora y ha subido 2 en ciencias), quedando con 477 puntos por debajo de la media de los países de la OCDE que es de 478 puntos. Otros países europeos han descendido mucho más entre 2018 y 2022, por ejemplo Holanda ha bajado 23 puntos y Finlandia y Polonia han bajado 21 puntos. La mayoría de los países han relacionado este importante descenso con el confinamiento debido a la pandemia del Covid-19 (PISA 2022 Resultados Volumen 2). Si el no poder ir a la escuela perjudica muy significativamente el aprendizaje del alumnado como ha pasado en esos países, es que la asistencia a clase y la labor del profesorado son fundamentales, mientras que si el no poder ir a clase perjudica mucho menos, como pasa en España, es que el ir a clase no es tan importante para aprender. Algo estamos haciendo mal en los centros educativos.
En el cuadro adjunto sobre la evolución de los resultados en las pruebas PISA de diez países relevantes para nosotros, se observa la bajada generalizada debida al confinamiento (exceptuando a Corea del Sur que pese a ello ha seguido mejorando) y que la espectacular mejora de Portugal entre 2012 y 2015, debida al establecimiento de evaluaciones externas finales que se debían superar para pasar a la etapa siguiente, desapareció en 2018 y ha seguido bajando en 2022. Este desplome se inició en 2015, cuando el ministro que las había establecido, Nuno Crato, fue sustituido por otro ministro de educación que las eliminó.
Los resultados de las comunidades autónomas españolas
En líneas generales se mantiene que la comunidades del norte y centro de España, incluyendo la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana, son las que van mejor, exceptuando Cataluña, País Vasco y Baleares, mientras que las comunidades autónomas del sur y las islas Canarias son las que van peor, es decir son las que están por debajo de la media de España. Concretamente Castilla y León, Asturias y Cantabria son las tres Comunidades Autónomas con la mejor puntuación en las tres pruebas en el informe PISA 2022, frente a Ceuta, Melilla y Canarias que registran las peores puntuaciones.
El dato más relevante que nos aporta PISA 2022 no es la puntuación final de cada comunidad autónoma, sino la tendencia de cada una de ellas. En cuanto a la tendencia se observa que Cataluña es la Comunidad Autónoma que más ha bajado, con 18 puntos menos de media, debido a un descenso de 22 puntos en comprensión lectora, de 21 en matemáticas y de 12 en ciencias. La sigue el País vasco y Castilla – La Mancha que pierden 11 puntos cada una de ellas de media. Las comunidades que más han mejorado son la de Madrid que ha mejorado 12 puntos de media respecto a 2018 y la de La Rioja que ha mejorado 10 puntos de media, ambas sobre todo debido a que han mejorado en comprensión lectora 22 y 20 puntos respectivamente. En cuanto a las ciudades autónomas cabe destacar la enorme bajada de Melilla de 29 puntos.
Otro aspecto a resaltar es que, exceptuando Canarias y la región de Murcia, ha sido en las comunidades bilingües y en la ciudad de Melilla en donde se han dado los descensos más grandes en cuanto a comprensión lectora.
En el cuadro adjunto sobre la evolución de los resultados en las pruebas PISA de las 17 comunidades desde 2006 se observa que la que tiene unos mejores resultados de forma continuada es Castilla y León (en verde grueso), que las dos que han ascendido más en los últimos cuatro años son Madrid y La Rioja y que las dos que experimentan un descenso más pronunciado y continuado son Cataluña (en rojo grueso) y País Vasco (en rosa grueso).
Hay solución
Los resultados de España en las pruebas PISA 2022 han vuelto a ser muy malos y se debería reaccionar. Si bien a corto plazo disponer de unos buenos servicios sanitarios y de una buena economía es imprescindible, a largo plazo lo más importante es disponer de un buen sistema educativo, ya que sin ello ni tendremos buenos médicos y enfermeros, ni buenos economistas y empresarios. Los ministros de algunos países que también han tenido malos resultados ya han asumido su responsabilidad y han iniciado una investigación para saber las causas. Echar la culpa a la pandemia, al elevado número de inmigrantes, a estar empezando una nueva ley, a la falta de recursos, a la existencia de la enseñanza privada, etc., solo sirve para que los responsables se justifiquen y así que todo siga igual.
El problema es que tenemos un sistema educativo en el que se puede promocionar de curso y de etapa sin haber aprendido lo establecido. Al no haber exigencia, el alumno no se esfuerza y al no esforzarse no aprende. Esto se da en la Primaria, en la ESO y en el Bachillerato. Los centros no se atreven a ser más exigentes por miedo a que sus alumnos se vayan a otros centros más permisivos, por miedo a los inspectores que les presionan para que haya menos repetidores de curso, y porque las leyes y normas establecen que se puede dar por superada la Primaria, la ESO y el Bachillerato aunque se tengan materias suspendidas.
Ya llevamos 33 años con el mismo modelo educativo, el que se inició en 1990 con la LOGSE del PSOE. Aunque después han habido dos leyes del PP, la primera, la LOCE, no se llegó a aplicar porque el PP perdió el gobierno, y la segunda, la LOMCE, no se aplicó en su totalidad ya que su aspecto
fundamental, que era la evaluación final de ESO con valor académico, fue paralizado por el propio ministro de educación, el señor Méndez de Vigo, ante el miedo a las críticas. El gran error del modelo del PSOE, que se ha mantenido en sus tres leyes (LOGSE, LOE y la actual LOMLOE) es considerar que todos los alumnos han de aprobar la ESO, sepan o no sepan, porque así todos tendrán el mismo título inicial. Se trata de una gran equivocación ya que para conseguirlo hay que rebajar los contenidos y los niveles de exigencia a todos, por lo que el alumnado ya no se esfuerza y los centros educativos se convierten en simples guarderías de niños y adolescentes, en los que lo único importante es la asistencia.
Hay que acabar con el actual modelo de la falta de exigencia académica y de mantener una única vía para todos. Hay que establecer un nuevo modelo basado en la exigencia académica y en la diversidad de vías dentro de la ESO. Para ello el Estado ha de establecer evaluaciones externas con valor académico, es decir reválidas, al final de la Primaria y al final de la ESO, cuya superación sea imprescindible para poder pasar a la etapa siguiente. Los alumnos que las suspendieran podrían volverse a presentar y si tampoco la superaran, el sistema les debería ofrecer otro tipo de estudios que sí les resultara asequible y pudieran aprobar, porque en la enseñanza obligatoria todo alumno tiene derecho a disponer de una vía académica que se adapte a sus capacidades e intereses. Esta es la forma de acabar con el fracaso escolar y el abandono escolar, sin necesidad de rebajar los niveles de exigencia a todos los alumnos como sucede ahora.
No es pues necesario hacer urgentemente una nueva ley de educación. De momento bastaría modificar la que hay, la LOMLOE, estableciendo una reválida en Primaria y una reválida en la ESO, como ya tenemos la EBAU/PAU al final del Bachillerato. Si existiera esa exigencia, los alumnos de Primaria y de ESO tendrían más interés en aprender y sus profesores en enseñarles y en actualizar sus conocimientos. El éxito está asegurado porque ya lo hizo el ministro portugués Nuno Crato y consiguió que Portugal tuviera un éxito espectacular que quedó refrendado en las pruebas PISA 2015.
A nivel de las Comunidades Autónomas la caída de resultados en las dos comunidades en las que se ha prohibido o dificultado la enseñanza en lengua castellana durante más años, es decir en Cataluña y en el País Vasco, demuestra que su modelo lingüístico no funciona. Sus responsables deberían permitir que en las etapas iniciales, la Infantil (de 3 a 5 años) y la Primaria (de 6 a 11 años), los alumnos recibieran la primera enseñanza en su lengua materna, lo cual es compatible con que cursaran una asignatura sobre la otra lengua para ir aprendiéndola. Al igual que los adultos tenemos dificultades para entender a las personas que nos hablan en un idioma que desconocemos, a los niños les pasa lo mismo. Es evidente que ellos también entienden mejor las explicaciones si se les dan en su lengua materna.
El sindicato AMES ya hizo en el año 2.000 la propuesta de establecer las evaluaciones externas con valor académico al final de cada etapa educativa y la ha venido repitiendo a todos los gobiernos del PP y del PSOE desde esa fecha, sin que en la práctica ninguno de los dos le hiciera caso. Mientras que no se establezcan, los padres con hijos en edad escolar deben organizarse y pedir al colegio al que envían a sus hijos, que se sometan a una evaluación externa contratando a alguna de las empresas que las hacen, para así poder estar seguros de que las calificaciones que les dan a sus hijos realmente reflejan sus conocimientos. Hay que evitar enterarse de lo contrario cuando ya es demasiado tarde, porque la mejor herencia que les pueden dejar a sus hijos es la mejor preparación que cada uno pueda alcanzar. Desconfíen las familias y los políticos de ningún “experto” en educación que esté en contra de las evaluaciones externas con valor académico, porque son imprescindibles.
Antonio Jimeno es presidente del sindicato AMES.