¿Racismo infantil?

Buscando reservas para estos días de Navidad, me ha sorprendido encontrar hoteles y casas rurales que no admiten niños. No se si está muy extendido o no, pero me asaltan varias reflexiones… En primer lugar, la infancia es el único  grupo humano que es marginado de esta forma. ¿Se imaginan un hotel que alegando su derecho de admisión,  no admita personas de color, o asiáticos  o ancianos o personas con problemas de movilidad? ¿Que haríamos como sociedad? Sería  considerado, con razón, un escándalo y portada  inmediata en todos los telediarios.

Por otro lado, visibiliza una sociedad sin niños, en la que estos no suponen un grupo social importante ni mayoritario  y consecuentemente, su relevancia social es limitada. Limitarles en sus derechos y apartarlos  de la sociedad, no tiene contestación alguna. Recordar que en nuestro país hay 6.265.153  menores de 12 años y 13 millones de mascotas censadas. Recordar igualmente que en pandemia tuvimos a los niños 45 días encerrados en sus casas y los perros salían a pasear con normalidad. Incluso presenciamos llamadas de atención de ciudadanos a familias que salían con niños autistas u otros que realmente necesitaban actividad física exterior.

Estamos creando una sociedad sin relevo generacional y el problema demográfico no es percibido de forma clara como una prioridad. La protección a la infancia y la necesidad de tener niños en nuestras calles, pueblos y ciudades siempre será síntoma de futuro y alegría. Como educadores debe ser una prioridad la protección a la infancia y las políticas que hagan todo lo posible para acabar con el suicido demográfico hacia el que nos encaminamos.