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Mueren más jóvenes por suicidio que por cáncer

Son graves los problemas de adaptación de los adolescentes en una sociedad muy cambiante. Las autolesiones aumentan en todo el mundo, siendo que el sufrimiento emocional se busca silenciar mediante la conducta de lesionarse físicamente. Cierto es que podemos hablar de “contagio social”.
Javier UrraMiércoles, 24 de enero de 2024
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© Pixels_of_life

El problema desde hace décadas es creciente y planetario. El suicidio infanto-juvenil sigue aumentando en los distintos países. Claro que tenemos que ocuparnos de la salud mental de niños, adolescentes y jóvenes. Apreciamos que el COVID ha aumentado los trastornos mentales, aproximadamente un 20% en depresión; conductas disruptivas; trastornos de alimentación; pero más, mucho más en chicas de 12 a 19 años.

La práctica clínica como director de un centro terapéutico residencial en Brea de Tajo; de un hospital de día; de una clínica ambulatoria en Madrid, nos enseña con miles de pacientes jóvenes que hay un elevado sustrato de patología mental, también en los trastornos de alimentación y en algunos casos de transexualidad.

Reunidos en la Real Academia de Medicina de España donde disertó el admirable amigo Celso Arango, en una sesión científica, se constató que precisamos encontrar soluciones, y si se me permite desde una psicología y psiquiatría basadas en el conocimiento, en la evidencia, alejadas de toda ideologización. Sabemos de la importancia del vínculo, del apego temprano, del necesario amor y seguridad transmitido a los más pequeños, aun antes de nacer. Los diversos traumas infantiles determinan graves problemas emocionales y aun físicos, hasta el punto de que la vida se limita.

El 70% de la enfermedad mental en adultos hunde su etiología en la etapa infanto-juvenil. Ahora bien, y como nos recordó el Dr. Arango, la prevalencia de autismo; esquizofrenia; es en gran medida similar en todos los países del mundo, siendo que las personas con menos protección sufren más, añádase que la urbanicidad genera más trastornos mentales (debemos construir ciudades facilitadoras de salud mental).

Los diversos traumas infantiles determinan graves problemas emocionales y aun físicos, hasta el punto de que la vida se limita

Tuve el honor de ser el presidente de la Red Europea de Defensores del Menor, y propugné fortalecer el carácter de los niños, de dotarles de flexibilidad cognitiva, sentimental, de transmitirles ilusión existencial, de incentivar su vocación y formar su voluntad. Es necesario, urgente, adaptar el currículum escolar, dotar de talentos afectivo-emocionales, para saber adaptarse a las tecnologías que iremos creando. Celso y su magnífico equipo de terapeutas, trabajadores sociales, enfermeros en salud mental, psiquiatras, psicólogos, se están acercando a los colegios para trabajar con docentes y alumnos. Por mi parte y junto a una renombrada universidad y una referente editorial para el MAGISTERIO, iniciamos con 30 expertos nacionales en salud mental un máster para formar a profesores, orientadores, directores de colegios e institutos en Trastornos de Salud Mental infanto-juvenil, hemos de prepararlos para ser detectores cual fonendoscopio y derivadores en el inicio de los desajustes.

Claro que, como aseveró Celso, la integración de alumnos con características especiales en centros educativos ordinarios es un avance para todos, necesario para una correcta convivencia donde de verdad se asuma que lo distinto enriquece. Mi primer trabajo fue poner en marcha un centro de Educación Especial en Villalba (Madrid) y nos comprometimos con la integración, pero no perdamos pie con la realidad, ese centro –que sigue magníficamente abierto– deberá, junto a otros, seguir atendiendo a casos que lo precisan de manera objetiva, innegable.

En el turno de preguntas de esta sesión científica, el amigo y compañero Arango contestó a una de ellas, que es cierto que el servicio de psiquiatría de un hospital conlleva más tensiones que cualquier otro; pero que las personas con enfermedad mental, bien tratadas, no generan conductas más violentas que otras personas. Ratifico esta aseveración con mi práctica como psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, durante más de tres décadas.

Vayamos concluyendo por hoy; los niños demandan buen ejemplo, coherente educación, valores y virtudes esenciales; los adolescentes madurez en los adultos, asunción del papel exigible a sus progenitores; los jóvenes, perspectivas de futuro realizables. Claro que la genética, la epigenética, juegan un papel importante, a nosotros nos cabe educar para prevenir, afrontar, minimizar el sufrimiento que conllevan los trastornos mentales, que ocasionalmente y de la mano de la depresión y la desesperanza acaba con la vida de quien empezaba a conocerla.

Javier Urra es doctor en Psicología y doctor en Ciencias de la Salud y académico de Número de la Academia de Psicología de España.

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