Toda propuesta de “mejora de las matemáticas cuenta con nuestro apoyo”, dice la FESPM
La Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM) manifiesta que cualquier propuesta que lleve a cabo una mejora del aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas cuenta con su apoyo.
La participación en actividades de formación no debe estar basada solo en la asistencia, tal y como en la actualidad se refleja en los certificados emitidos. Es evidente que la situación provocada por la pandemia ha hecho que se incremente la formación online, que seguirá siendo necesaria, pero que no debe contemplarse como la única opción para la formación permanente del profesorado.
Aunque todas las competencias profesionales tienen la misma importancia, no deben tener la misma prioridad. A menudo, para la administración lo importante es la gestión que corresponde al docente, cargando en exceso este tipo de tareas y, limitando así, el tiempo para otras tareas más trascendentes como son las que el docente realiza dentro del aula.
La propuesta que ha adelantado el Gobierno cuenta con tres ejes: la reducción de la ratio de alumnos por aula; profesores de apoyo para clases de refuerzo fuera de horario lectivo; y la formación del profesorado para mejorar la enseñanza en Matemáticas.
El primero de ellos es una reivindicación del profesorado desde hace tiempo que puede ayudar a mejorar la formación del alumnado. Pero que por si sola puede tener un alcance limitado y habría que acompañar con otras como la mayor dotación de recursos y la liberación de tareas burocráticas al profesorado para que se puedan dedicar a la coordinación docente, la formación y una dedicación más personalizada del alumnado.
El segundo es una propuesta que la FESPM piensa que no es la mejor manera de compensar las desigualdades. En cierto modo, consideran que sería reconocer la incapacidad del sistema para atender a todos y no está alineado con la idea de escuela inclusiva que todos deseamos.
La excelencia en la educación matemática requiere equidad, expectativas altas y un fuerte apoyo para todo el alumnado. En la equidad educativa se pueden identificar dos dimensiones: la imparcialidad y la inclusión. Es decir, asegurar que las circunstancias personales y sociales no constituyan un obstáculo para conseguir el máximo potencial educativo y, garantizar un estándar mínimo para todo el alumnado.
En el tercer eje habría que distinguir entre la formación inicial y la permanente.
En lo que concierne a la formación inicial creen que resulta especialmente relevante vincular la especialidad del Máster de Profesorado a la especialidad docente, así como la de mejorar la formación en matemáticas en los grados de Educación Infantil y Primaria. No entienden que existan ciertas especialidades en Magisterio, pero que no haya especialidad de Matemáticas.
En lo que respecta a la formación permanente del profesorado, queda claro que la formación permanente es un derecho y un deber del profesorado que las administraciones deben garantizar, algo que en ocasiones no ocurre, sobre todo cuando el profesorado desea participar en actividades de formación convocadas por otras administraciones o entidades fuera de la comunidad en la que desarrolla su labor docente.