El próximo 2 de marzo es el Día del Bienestar Mental para Adolescentes
La adolescencia es un periodo vital de extraordinaria importancia. Entre los 10 y 19 años, y, sobre todo a partir de los 12 y hasta los 14, comienza la búsqueda de la identidad personal y en ese camino se siembran las semillas de la propia imagen y la autoestima.
Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, explica que la adolescencia es una etapa de cambios físicos y afectivos, a los que pueden sumarse, alterando el equilibro emocional, modificaciones en los hábitos diarios.
Algunos de los factores de estrés en esta etapa tienen que ver con cambios de residencia o de centro de estudios, –lo que conlleva distanciamiento del grupo de amigos habitual– y con el inicio o ruptura de relaciones sentimentales.
Además, en la actualidad, ese entorno que muchas veces el adolescente percibe como hostil o en el que le cuesta integrarse se ha visto invadido por la presencia de lo digital. Según la Organización de Consumidores y Usuarios, los chicos y chicas de estas edades pasan un promedio de cuatro horas al día en Internet. Las redes sociales son el escenario desde el que contemplan otra realidad. Esto puede dar lugar a insatisfacciones y complejos o simplemente a imitaciones de conductas inadecuadas.
En este contexto en el que se está también experimentando una transformación física relacionada con la sexualidad, la presencia y guía de los padres puede suponer un salvavidas para los más jóvenes. Pero ¿cómo conducirse ante comportamientos inesperados, malos modos, contestaciones y demás de actos de rebeldía?
La psicóloga, destaca la importancia de haber creado en la familia un entorno de respeto y confianza, de manera que “cuando se quieren poner líneas rojas, el adolescente entiende que, si lo son, y se puede negociar con el mismo”.
Este entorno tiene unos pilares afectivos, desde la clínica destacan cinco:
- Dialogar con los hijos, dejándoles hablar, practicando la escucha activa.
- Invitarles a que expresen sus opiniones.
- Potenciar diversas actividades de ocio, con la familia, individuales o con amigos, para que puedan nutrirse de sus beneficios y para que tengan diversos grupos de amistades.
- Respetar su espacio y su tiempo individuales.
- Negociar el tiempo y el lugar para el uso del teléfono y dispositivos móviles.
En definitiva, evitar la línea unidireccional de diálogo, escucharlos y tener en cuenta sus opiniones, pero mantenerse firmes en cuestiones innegociables. En este último punto el objetivo es arrancar al adolescente un compromiso de cambio, tratando de evitar las imposiciones.