La niña en la ciencia y la zorra
Hemos escuchado al presidente del Gobierno afirmar, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que no podemos desperdiciar el talento y la inteligencia de la mitad de la población. Dice esto en tono solemne y serio el mismo presidente al que, junto con la ministra de Igualdad, le parece divertida la canción ganadora del Benidorm Fest y cuya elección para representar a España en el festival de Eurovisión ha motivado la dimisión como delegada de Igualdad de Radio Televisión Española de Montserrat Boix, feminista de larga trayectoria profesional en la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres. Boix ha pedido perdón a las víctimas de la violencia de género porque este gobierno hace tiempo que abandonó a las mujeres por mucho que celebren el día de la niña en la ciencia.
Las docentes feministas nos preguntamos cómo piensan el presidente y la ministra de Igualdad que habremos de hacer nuestro trabajo para lograr que las niñas a las que educamos se vean a sí mismas como científicas o ingenieras y al mismo tiempo como zorras. Y cuando expresamos nuestra perplejidad ante la negligencia de políticos e instituciones públicas, nos tratan como si fuéramos tontas, nos dicen que no sabemos divertirnos, que nos apropiemos del insulto, que abracemos la violencia que nos inunda. Creen de verdad que somos estúpidas.
Somos profesionales de la educación. Somos expertas en los mecanismos que forman parte del desarrollo intelectual, social y afectivo de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes con quienes trabajamos diariamente en las aulas. Por eso tenemos claro que sólo una verdadera coeducación logrará desactivar el machismo imperante y la creciente misoginia que se inocula culturalmente mediante su ubicua banalización.
Porque somos docentes y feministas sabemos que no se resignifica un término tan solo con la voluntad individual. Para empoderarse hay que conseguir poder, no hacer como que lo tienes. Las mujeres no tenemos ese poder hoy por hoy. Tampoco las niñas lo tienen.
Porque somos docentes y feministas sabemos que cuando en los colegios coreen machaconamente “zorra, zorra”, serán las niñas las destinatarias del insulto y los niños los que lo esgriman como agresión. Sabemos que el imaginario social en el que se educan les impacta de manera radicalmente diferente según su sexo. Ellas pueden ser las zorras, ellos no.
Porque somos docentes y feministas sabemos que zorra es el insulto misógino más utilizado por maltratadores, violadores y asesinos porque es expresión máxima de su desprecio extremo hacia las mujeres
Porque somos docentes y feministas sabemos que la violencia sexual va en aumento en cantidad y crueldad entre jóvenes porque el sexismo que han interiorizado se manifiesta en sus conductas aunque intenten convencernos de que la pornografía es ficción –de nuevo nos consideran estúpidas–. Ellos aprenden a violentar. Ellas aprenden indefensión.
Porque somos docentes y feministas sabemos que zorra es el insulto misógino más utilizado por maltratadores, violadores y asesinos porque es expresión máxima de su desprecio extremo hacia las mujeres al mismo tiempo que la prostitución es negocio multimillonario porque un porcentaje apabullante de hombres son capaces de pagar por violar a una mujer esclavizada. España es el país de Europa con mayor consumo de prostitución. ¿Cómo es que no triunfa una canción que repita insistentemente, por ejemplo, “putero al caldero”? Eso sí sería transgresor.
Debe de ser verdad que no sabemos divertirnos porque, dada la situación de las niñas y las mujeres, que nos digan que la cancioncita es reivindicativa nos suena a broma de mal gusto. El discurso “abraza tu opresión” nos resulta patético en el sentido de ridículo pero también en el sentido de triste y dañino. Y que un medio público como RTVE incumpla su responsabilidad de velar por los intereses de toda la ciudadanía y respalde este discurso nos parece insultante, tanto o más que el estribillo premiado.
La canción de marras es una nueva constatación de que a las mujeres solo nos dan voz si aceptamos decir que somos unas zorras. No lo vamos a permitir. Tenemos larga experiencia en que nos ninguneen y nos silencien. No nos vamos a callar. Sabemos que solo una verdadera coeducación, basada en el pensamiento crítico y, por tanto, feminista traerá la posibilidad real de transformación social y de emancipación. Para eso trabajamos cada día. Y no vamos a parar.
Julia Rípodas es profesora integrante de DoFemCo (Docentes Feministas por la Educación)
Absolutamente magistral. Nada que añadir.