Las matemáticas socioafectivas, un modelo que busca acercar esta materia al alumnado

Matemáticas es una de las asignaturas a las cuales los niños suelen tener un mayor rechazo. El Informe PISA 2022 muestra que aquellos alumnos con bajo rendimiento en matemáticas sufren mayores niveles de ansiedad y tienden a tener peores resultados. Es por ello que el Gobierno esta implantando la metodología que hemos conocido como ‘matemáticas socioafectivas’.

Este modelo de enseñanza lo que busca es acercar las matemáticas al alumnado mediante casos prácticos de la vida cotidiana. De esta manera, se facilita el componente cognitivo de las matemáticas mediante ejemplos del día a día, mientras que también se mejora el componente socioafectivo y la actitud del alumnado hacia la materia.

Para conocer de cerca esta metodología, contamos con Álvaro Ramos y José Manuel Jiménez, profesores del Departamento de Ciencias de The English Montessori School (TEMS). José Manuel Jiménez entiende este tipo de enseñanza como una forma en la que los alumnos no sientan rechazo hacia las matemáticas, sin embargo, señala que “todo depende de la etapa en la que se enseña, con ocho, con diez, con catorce, con dieciocho años, las matemáticas se enseñan de forma diferente y no siempre se puede contextualizar en un aspecto práctico de la vida diaria”.

Álvaro Ramos une el concepto socioafectivo con la didáctica. Hace mucho tiempo Paulo Freire ya dijo que no todo es dar contenidos y que directamente los alumnos asimilen, a esto Ramos añade que “hay que tener en cuenta las emociones y el contexto social de los alumnos, dentro de este concepto socioafectivo, por ello en este colegio se tiene muy en cuenta a la persona. En el enlace entre el contexto social de los alumnos y sus emociones tiene que mediar el profesor”.

Para José Manuel Jiménez la combinación del método Montessori y de las matemáticas socioafectivas es clave, “aplico la didáctica de una forma muy natural, la matemática se sustenta en explicar un concepto y poderlo aplicar”. Hay que enseñarles la paciencia que requiere el aprendizaje de las matemáticas, “los chicos están en un contexto social en el que se invita al cambio continuo, y en el que todo es aburrido cuando pasan cinco minutos”.

En cuanto al rechazo de los alumnos a esta asignatura, Álvaro Ramos lo ha notado sobre todo en el sentido de esa inmediatez, “ellos buscan una inmediatez continua y eso en las matemáticas no es posible, requieren su tiempo”. El colegio imparte las matemáticas del currículo británico, enfocadas en esta practicidad, pero Ramos añade su experiencia en el aula para dar la clave en el rechazo de los alumnos: “la relación afectiva y el hecho de comprenderles es más significativo para que los alumnos no rechacen las matemáticas que la practicidad de estas”.