¿Cómo desarrollar la independencia de nuestros hijos a través de su alimentación?
Los niños desean tener oportunidades para ser independientes y explorar cosas nuevas. En la pedagogía Motessori la preparación de la comida es precisamente una parte importante de cómo cuidarse a sí mismo y a su comunidad. Es además una actividad sensorial fascinante donde desarrollan sus competencias a través de la repetición.
En las aulas donde se trata este método, particularmente en las clases de los más pequeños, es habitual que niños de apenas 3 años preparen su propio snack de media mañana. La fruta se deja en bandejas accesible a los pequeños y éstos eligen tomar su almuerzo cuando les apetece. En el caso de TEMS, The English Montessori School, en cada clase tenemos una mesa designada para merendar (the snack table) y los niños pueden comer solos o invitar a un amigo a comer con ellos. Los niños son responsables de poner un pequeño mantel y de preparar su propia fruta. Para ello utilizan cortadores y cuchillos propios para su edad, que les permiten cortar una manzana, pera o plátano en trozos sin ayuda de un adulto.
En este caso, tal vez lo más impresionante sea observarles preparar su propio zumo de naranja, cortar una naranja a la mitad y exprimir el zumo supone todo un reto para sus pequeñas manos. El adulto debe por supuesto estar siempre presente para mostrar y asesorar cómo poder hacerlo de manera segura. Este ejercicio es excelente para trabajar su motricidad gruesa y aumentar la fuerza en sus manos.
De este modo, los niños disfrutan preparando la comida y esto genera un interés en descubrir nuevos alimentos, de hecho, los niños que son más reticentes a probar cosas nuevas tienden a comer mejor si han participado en la preparación de su propia comida.
Una vez terminan de comer, los niños son responsables de recoger y limpiar lo que han utilizado. Recogen la mesa y friegan con agua y jabón el exprimidor, el vaso de cristal, el cortador o el cuchillo que han utilizado. Después lo secan y ponen de vuelta en su sitio listo para que otro compañero pueda utilizarlo de nuevo.
Cuando llega la hora de comer, los niños ponen la mesa. Reparten los cubiertos, las servilletas y las botellas y se les anima a que coman solos. Cuando terminan vacían los platos en la basura diferenciando los residuos.Saben, por ejemplo, que el plástico de los yogures ha de depositarse en el contenedor amarillo, mientras que los restos orgánicos se depositan en el cubo marrón.
Durante la comida hablamos de la importancia de los alimentos, las vitaminas, proteínas, el calcio y los efectos positivos que éstos tienen en nuestro cuerpo. De esta forma, los niños aprenden sobre los alimentos a la vez que aumentan su vocabulario.
Lo más interesante de este proceso no es el simple hecho de que los niños hayan sido capaces de alimentarse por sí mismos, satisfaciendo así una de sus necesidades básicas. Debemos recapacitar sobre cómo se sienten tras haber realizado todos estos pasos de manera independiente. La respuesta es simple, todas estas actividades permiten que nuestros niños ganen habilidades, aumenten su determinación y su concentración. Preparar su propio alimento les hace sentirse capaces, les empodera, aumenta su autoestima y la confianza en sí mismos. Esta confianza adquirida se transmite a otros muchos aspectos de su vida.
Por último, alimentarse por sí mismo es aprender a escuchar a su propio cuerpo, descubrir cuando tienen hambre o están saciados. Cuando somos conscientes de las sensaciones en nuestro cuerpo, aprendemos también a ser conscientes de nuestras emociones y sentimientos, por eso el proceso de aprender a alimentarse es tan importante para nuestros niños.
Silvia Morán es auxiliar de idiomas en Infantil en TEMS, The English Montessori School.