En las últimas generaciones aumenta el porcentaje de mujeres que tienen madres con estudios universitarios
La Fundación CYD ha publicado el estudio Mujer y universidad: ¿Qué factores influyen en la elección de sus estudios?, un análisis que recoge los resultados de una encuesta dirigida a 800 mujeres graduadas universitarias o que actualmente están cursando sus estudios. El análisis pretende conocer qué factores influyen en la mujer a la hora de elegir su ámbito de estudios universitarios.
La fundación analiza, a través de las respuestas de mujeres de todas las edades (de 18 hasta mayores de 64 años), la presencia de la mujer en diferentes ámbitos de estudio, su origen social, las motivaciones en la elección de los estudios universitarios y la adecuación entre formación y puesto de trabajo, así como la posible existencia de sesgos de género. Además, el estudio permite valorar las diferencias por grupo de edad.
Se analizan las respuestas para el total y diferenciando según los siguientes grupos de edad: 18 a 24 años, 25 a 34 años, 35 a 49 años, 50 a 64 años y 65 en adelante.
Las mujeres son mayoría en ámbitos como educación y salud y minoría en STEM, una distribución que se mantiene constante a lo largo de diferentes generaciones. Ángela Mediavilla, responsable del gabinete técnico de la fundación, destaca que: Esta distribución se mantiene constante a lo largo del tiempo en los diferentes grupos de edad: no hay una variación significativa entre lo que han estudiado las mayores de 64 años y las jóvenes de entre 18 y 24 años”.
Las mujeres no están suficientemente representadas en las profesiones científicas y técnicas, pero en los últimos años se ha avanzado mucho para mejorar la situación.
El 69% de las mujeres encuestadas considera que hay sesgos de género a la hora de escoger estudios universitarios. El 43% considera que a las mujeres se les orienta desde pequeñas hacia ámbitos de estudios como la educación, la salud o los servicios sociales, un 15% cree que las mujeres suelen descartar en mayor medida ámbitos más tecnológicos y técnicos y un 11% cree que las mujeres tienden a no considerarse suficientemente preparadas, por lo que optan por disciplinas más fáciles.
A pesar de esto, solo un 27% de ellas considera haberse sentido influenciada por estos sesgos a la hora de escoger sus estudios universitarios, su profesión o ambas opciones. Por grupos de edad, las más jóvenes (18-24 años) se sienten más influenciadas (33%) que el grupo de mayor edad (19%).
En cuanto a la promoción de la diversidad de vocaciones desde la escuela, el 39% de las encuestadas cree que, en su época de estudiantes en el colegio, la escuela no promovía la diversidad de forma equitativa: niñas y niños recibían diferentes enfoques, basados en estereotipos de género, acerca de las profesiones que podían desarrollar.
A mayor edad, y más años transcurridos desde la etapa escolar, mayor es la percepción de la orientación profesional basada en estereotipos de género (51% para mayores de 64 años, 26% para las jóvenes de 18 a 24 años). Según explica Ángela Mediavilla: “Estos resultados dejan entrever que, a lo largo de los años, desde el sistema educativo se ha avanzado en promover la equidad entre niños y niñas y reducir los estereotipos de género”.
Cuatro de cada diez graduadas consideran que su puesto de trabajo se adecúa a su formación universitaria. Cabe destacar que un 28% de las encuestadas actualmente no trabaja, siendo este porcentaje el mayoritario (debido al periodo de jubilación) en las de 65 y más edad, pero significativamente alto, con un 24%, en las mujeres entre 50 y 64 años.
En caso de volver a tener que elegir sus estudios, un 61% de las encuestadas escogería los mismos estudios o similares y solo un 4% optaría por otra formación que no fuera universitaria. Por segmentos de edad se perciben diferencias entre las opciones seleccionadas.
El 26% de las encuestadas entre 25 y 49 años cambiaría sus estudios por otros con más y mejores salidas laborales frente al 17% del total. Es en el grupo de edad de las encuestadas de 35 a 49 años donde hay una mayoría que no optaría por los mismos estudios universitarios (51% frente al 39% del total), y son las encuestadas de entre 25 y 34 años las que afirman con un mayor porcentaje (8%) que no volverían a cursar estudios universitarios (frente al 4% del total).
Si analizamos el origen familiar de las mujeres universitarias, la mayoría de las encuestadas (63%) afirma que sus progenitores no tienen estudios universitarios, mientras que para un 37% de ellas al menos uno de sus padres cursó estudios universitarios. Por grupos de edad, no es hasta el segmento de 18 a 24 años donde se invierte este escenario: el 28% tiene a ambos progenitores con estudios, el 19% a su madre y el 9% a su padre.
En los grupos de encuestadas mayores de 34 años el porcentaje de padres con estudios es mayor que el de madres, siendo esta diferencia más pronunciada en el grupo de 65 y más edad, donde el porcentaje de padres con estudios universitarios es del 19% y el de madres es únicamente del 4%. El porcentaje de encuestadas cuyos progenitores no tienen estudios universitarios va disminuyendo conforme más jóvenes.