Noelia Labrandero y la salud mental en los más pequeños: "No puede haber un orientador para tantísimos niños"
Noelia Labrandero, psicóloga, en el estudio audiovisual de Magisterio, durante el primer episodio de "Cómo está el patio". ®MAGISTERIO.
El día de hoy es especial: conscientes de la importancia de la salud mental y el aumento de los trastornos de ansiedad o la depresión, y la importancia de aprender a gestionar emociones «desagradables», como la frustración o la tristeza, en MAGISTERIO nos hemos propuesto explorar la relación y la conexión entre la educación y la salud mental. Pero no de cualquier manera: en nuestro recién estrenado estudio audiovisual, en nuestro nuevo espacio de vídeo-podcasts Cómo está el patio.
Y, para una ocasión tan especial, nos hemos rodeado de la mejor manera.
Noelia Labrandero es psicóloga y fundadora de la clínica Evermine Psicología. Llega a nuestro estudio con la enorme sonrisa y dulzura que le caracterizan, hablándonos con esa voz suave que hace que sus pacientes se calmen al instante.
Labrandero nos explica que «es muchísimo más difícil ser niño hoy, porque los niños se enfrentan a muchísimas más variables que antes». Entre otras cosas, apunta que están «sobreestimulados«. «Cuando yo era pequeña, me hicieron elegir un deporte. Ahora van a natación, a fútbol, a pintura, a música… Salen del cole a las cinco y hasta las nueve ó diez no llegan, porque hay un montón de extraescolares en medio», asegura.
Esto responde, según valora, a una proyección de los padres hacia sus hijos: «muchos dicen que lo que ellos no pudieron hacer de pequeños, que lo haga su hijo ahora». Y, también, al miedo: «miedo de no estar haciéndolo bien, de querer que su hijo disfrute de su infancia y haga lo máximo posible, de que no sea el mejor…».
Sin embargo, la especialista recuerda que «el niño tiene que ser niño, aburrirse, frustrarse, enfrentarse a una tarde entera de no hacer nada». Por ello, aconseja a los padres «revisarse y pensar desde dónde les plantean todas estas extraescolares». Además de esta estimulación excesiva y constante, Labrandero pone el foco en uno de los grandes problemas de la infancia y adolescencia del siglo XXI: «no saben frustrarse».
Como psicóloga, la creadora de la clínica Evermine comenta que trabaja con muchos niños y niñas con trastorno de conducta alimentaria, y expone que los padres «lo último que ven es que sus hijos puedan tener un problema de este tipo, y tienden a minimizarlo o a no darle la importancia que tiene». «Las primeras señales de alarme se tienen que ver en casa, y más vale ser alarmista, que la vea un profesional, antes que pasar olímpicamente o por miedo», valora, y recuerda que «un niño o niña tan pequeño tiene que comer de todo».
Dichos problemas con la comida, señala, se deben a «una exposición muy temprana a redes sociales«, lo que califica como «un completo desastre».
En este sentido, Labrandero llama la atención en torno al concepto de adicción. «Pensamos en él y pensamos en un adulto, cuando el 60% ó 70% son adolescentes, personitas cuyo cerebro todavía se está formando, y les tenemos totalmente enganchados a una pantalla«, declara. Las implicaciones de esta adicción son múltiples: «no ya solamente a título de personalidad, de que se aíslan completamente, sino a nivel neuronal, de memoria, de atención… todas esas cosas no las estamos potenciando, y serán niños con déficits atencionales», afirma.
Pese a que es consciente de que es «muy complicado» proteger la infancia, Labrandero insiste en «que todo parta de casa». «Si desde pequeñitos le ponemos nombre a lo que van sintiendo, para ellos va a ser mucho más fácil cuando sean adolescentes«, valora. Y es que el panorama actual muestra que los niños «emocionalmente van a ser muchísimo más inestables y a vivir con muchísima más intensidad todas sus emociones», expresa.
Para ello, además del papel fundamental de los padres, Labrandero no se olvida de las escuelas. Desde ellas, en los casos de bullying que trabaja, asegura no recibir las respuestas «deseadas».
La razón puede deberse a que, según dice, «todavía hay miedo». Pese a ello, la psicóloga manifiesta lo «maravilloso» que sería «implantar algún tipo de asignatura de gestión emocional». «Hay que invertir mucho más en salud mental, no puede haber un orientador para tantísimos niños«, apunta Labrandero, quien apuesta por educar a los niños desde Infantil «para que conozcan cómo funciona su cuerpo ante las diferentes emociones: ahí vivimos en el mundo de las pataletas, que se enfadan y no saben gestionarlo».
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