El lenguaje en los adolescentes
El lenguaje socializador es esencial para con el otro, el uso del lenguaje como mediador verbal, como imán prosocial, como fórmula de solucionar conflictos, de manejarse en la duda, de resucitar tras las rupturas. Pero no menos esencial es el autolenguaje, la vivencia de las intenciones ajenas, la imagen de uno mismo se conforma desde el lenguaje interior que propicia el pensamiento. No somos mucho más que nuestro lenguaje (y silencios). Así nos posicionamos ante nuestro “yo” y el entorno.
Pocas personas hablan hoy correctamente en público o redactan con lógica. Nadie, o casi nadie, escribe cauto o defiende un examen oral. Estamos perdiendo la “batalla del conocimiento del lenguaje”. La cultura se transmite mediante el lenguaje. El ser humano es el único animal que posee este lenguaje tan elaborado. Todos los animales ven, pero ¿quién escribe?, ¿quién juega con las palabras?
Vivimos en una sociedad de la imagen donde existe dificultad para las argumentaciones y matizaciones del lenguaje. Pero este es esencial, los matices, el pensamiento que supera los planteamientos duales, el desarrollo cognitivo desde la transmisión de emociones, sensaciones y racionalizaciones son esenciales. El lenguaje en los adolescentes gana complejidad mientras se desarrolla. A través de él, los jóvenes expresan sus emociones y pensamientos. Tienen un lenguaje propio influido por el grupo de amigos, por las nuevas tendencias del momento, y por las nuevas tecnologías. También influye el lugar de residencia del joven. Está en constante cambio debido a las redes sociales, igual que algunos modismos se viralizan rápido, rápido se pierden.
Podemos decir que al amparo de las redes sociales e internet, la comunicación de los jóvenes es híbrida, muy dinámica, con un gran componente de imágenes, de fuerte influencia de la oralidad y con un buen número de extranjerismos
Podemos decir que al amparo de las redes sociales e internet, la comunicación de los jóvenes es híbrida, muy dinámica, con un gran componente de imágenes, de fuerte influencia de la oralidad y con un buen número de extranjerismos ya que el inglés tiene un gran peso en los países occidentales. El uso de la comunicación oral a través de llamadas telefónicas pierde terreno dejando paso a la comunicación escrita a través de mensajes en plataformas de mensajes instantáneos. Pero nos estamos encontrando que los jóvenes están simplificando y reduciendo mucho el lenguaje, mostrando desconocimiento de la ortografía y de la sintaxis con el uso abusivo de los mensajes instantáneos, de los correos electrónicos, lo que dificulta la correcta lectura y escritura dada la falta de comprensión. Dan más importancia a la rapidez, la efectividad y la similitud al lenguaje oral que al respeto a las normas ortográficas.
Los expertos señalan que la falta de habilidades lingüísticas restringe la capacidad de reflexionar y, por consiguiente, de obtener una comprensión más profunda del mundo. La incapacidad para expresarse adecuadamente conduce a una reducción del pensamiento, como se evidencia cotidianamente en los jóvenes que no cultivan el hábito de la lectura, lo que resulta en dificultades para escribir correctamente y, en última instancia, en un empobrecimiento del lenguaje. Tenemos que transmitir a los hijos la pasión por la lectura, el placer de leer y releer (estar a solas con sus pensamientos, sus fantasías), la capacidad de sorprenderse, de curiosear, de conocer. Leer ayuda a pensar con más claridad, debido a la estructura que tienen las historias con un principio, un desarrollo y un desenlace, y amplia en gran medida su vocabulario. También tiene consecuencias positivas para su salud mental y su bienestar emocional.