Gracián, un LEGO y el Liderazgo de Aprendizaje
¿Qué tal va el nuevo trimestre al otro lado de la página? Para nosotras el pasado fue un trimestre intenso. Por un lado, por los Centros con los que hemos trabajado. Pero también porque ha incluido una de las formaciones singulares que desarrollamos y que no son tan habituales: la de seleccionar y diseñar la visita –para unos equipos directivos extranjeros– a centros que resulten inspiradores. Centros que provoquen contraste, reflexión, descubrimiento, confianza en lo que están haciendo los directores que visitan. Y siempre con la responsabilidad y el compromiso de que los alumnos se lleven la mejor escuela.
Este tipo de formaciones nos suponen un trabajo, una observación y un análisis muy potente antes de que se desarrollen. Y no vale con haberlo hecho antes y repetirlas con ese gesto cómodo como ya fuimos, volvemos.
Cuando los 6 Directores de 2 centros de Hispanoamérica nos pidieron que les diseñásemos una visita a centros inspiradores, que les acompañásemos en su desarrollo y cerrásemos con un taller de reflexión-formación, nos hizo la ilusión de siempre. Pero también sabíamos que, si lo hacíamos bien, no sólo ellos entrarían en estado de contraste y motivación. Las arcix también. Y así ha sido de nuevo esta vez. Nunca agradeceremos lo suficiente a los colegios que nos abran sus puertas y a la mirada que aportan los visitantes y los anfitriones.
Pero empecemos por el principio: nuestra primera gran responsabilidad es, humildemente, elegir los colegios. Que la elección tenga un porqué y que sea viable la visita en las fechas viables. Esta vez eran 7 colegios: 5 en Madrid y 2 en Barcelona, las ciudades en las que se iban a instalar. Los porqués de la elección de cada colegio son fundamentales: son los que dan forma al Cuaderno de Campo que les diseñamos y que será, sumando lo que no sabíamos y hemos descubierto, el equipaje que se lleven.
Elegir colegios ahora no es tan fácil. Frente a la ebullición educativa de hace 10 años, los porqués que motivaban la elección este año nos han hecho pensar en profundidad:
- Es verdad que hemos crecido mucho como escuelas, como profesionales.
- Hay un lenguaje que ha convertido la educación en un idioma común.
- Y unos estándares sobre qué aprender y cómo se aprende de manera más eficiente, experimental y aplicada que se han generalizado.
- Estamos en pleno proceso de repensar, mejorar, reinventar las herramientas de evaluación (un campo apasionante que va a suponer transformaciones con efecto dominó en muchos campos).
Entonces, si está todo tan generalizado, ¿qué colegios elegir? ¿Vale cualquiera? ¿Son todos iguales?
Seguro que, mientras nos leéis, estáis también pensando qué Centros seleccionaríais vosotros. Qué proyectos os producen más curiosidad, interés. ¿Quiénes son una referencia en este momento y por qué?
Para crecer dependemos mucho de a quiénes y a qué convertimos en nuestros referentes. Lo que admiramos marca la línea en la que crecemos y aprendemos. Da igual la edad que tengamos. Ese resorte no cumple años. ¿A qué referencias exponemos a nuestros profesionales? ¿Qué referencias conocemos nosotros como Equipo Directivo?
Para crecer dependemos mucho de a quiénes y a qué convertimos en nuestros referentes. Lo que admiramos marca la línea en la que crecemos y aprendemos
"Dirigir una escuela es liderar un LEGO. Todos los colegios tienen las mismas piezas de base. Pero no todos terminan construyendo lo mismo. Su singularidad, su eficiencia o su mediocridad procede de cómo las unen. Gracián lo resumía así de bien:
El mundo se construye con unas piezas y una manera de unirlas
Cuando tienes la oportunidad y la suerte de observar un colegio desde fuera, descubres por qué las mismas piezas generan proyectos tan diferentes. A veces ni mejores ni peores. Distintos. Otras veces claramente mejores frente a otros que no son peores sino, lamentablemente, mediocres cuando la vocación de la educación debe ser la excelencia, hacer que el equipaje que incorporan los alumnos a través de cada uno de nosotros haga de su vida y de su aportación al mundo algo excelente.
El Liderazgo más importante que desempeña un Equipo Directivo es el Liderazgo de Aprendizaje de su Centro y de sus profesionales. David Perkins lo tenía muy claro: las escuelas que dejan de aprender, las que se acomodan en enseñar, no son creíbles en el aula, ni en las salas de visita. La calidad del aprendizaje que aportamos a los alumnos es directamente proporcional a la gestión de nuestro propio aprendizaje como profesionales, ya sea desde la dirección, en los equipos educativos o desde el aula.
Ya hemos hablado en otros artículos de que la calidad del LEGO depende de la eficiencia y el dinamismo del Entorno Organizacional de Aprendizaje. Para nosotras este es el eje de trabajo que hemos priorizado desde hace 3 años. Y la estamos convirtiendo en una de nuestras líneas de investigación-acción más importantes.
Movilizar el aprendizaje de una Institución, de un Centro, de un profesional no es sólo cuestión de emoción. Requiere rumbo y, sobre todo, referencias con las que situar nuestro nivel de desempeño y objetivar hacia dónde crecer y cómo.
Las mejores escuelas tienen un Entorno Organizacional de Aprendizaje donde el modelo de trabajo incorpora la autoevaluación como una competencia profesional interiorizada. Y donde las evidencias las aporta la experimentación, compartir y contrastar, investigar. Estar enfocados a resolver y facilitar el aprendizaje profundo, que es el reto fundamental de la escuela.
La evaluación es la llave allen que ensambla las piezas del proyecto en una dirección o en otra. Y en algunas de las escuelas que hemos visitado es la protagonista, no sólo en las aulas, sino sobre todo en el claustro.
- ¿Cómo sabemos si nuestros equipos, nuestros profesionales, aprenden?
- ¿Qué evidencias hemos elegido para objetivar el aprendizaje de nuestros equipos y nuestros profesionales?
- ¿Qué lo dificulta? ¿Cómo hacerlo más eficiente?
La calidad del aprendizaje de un Centro o una Institución está directamente relacionada con la relación que mantiene con la Evaluación.
¿Os acordáis cuando éramos aún más jóvenes? ¿Cuando no teníamos a Alexia o a Siri sino a ISO para poner orden y a EFQM a evaluar? Aquello fueron dos conatos de evaluación que, lamentablemente en muchos casos, no lograron dar el salto para dejar de ser una herramienta de evaluación externa y convertirse en una herramienta de acompañamiento en el desarrollo de la excelencia profesional. Y languidecieron.
Desde que somos formadoras hay una característica que hemos descubierto en las mejores escuelas, en los mejores profesores: la reflexión y cuestionamiento que hacen sobre sus creencias educativas, sobre los resultados de actuación en el aula, en los equipos de profesionales de los que forman parte. Cómo lo exponen, comparten, contrastan, mejoran.
Desde que somos formadoras hay una característica que hemos descubierto en las mejores escuelas: la reflexión y cuestionamiento que hacen sobre sus creencias educativas, sobre los resultados de actuación en el aula
Cuando la Dirección de un Centro convierte esto en Cultura de Centro, el Entorno Organizacional de Aprendizaje es eficiente y sus profesionales son mejores año a año y no sólo en el inicio de su carrera profesional.
- ¿Cuáles son las referencias de excelencia en vuestro Centro?
- ¿En qué exigimos a nuestros profesionales más aprendizaje?
- ¿Qué evidencias les permiten objetivar e interpretar bien algo tan complejo como evaluarnos como profesionales?
Estos tres elementos son importantes porque los especialistas en evaluación constatan un peligro: los profesionales con mayor eficiencia y aprendizaje son más precisos y exigentes en su evaluación que los de bajo rendimiento. Los de bajo rendimiento tienden a sobreestimarse. Por eso son los que viven más felices y cómodos cuando no les exponemos a evidencias ni les hacemos contrastar su práctica.
Para Duning y Kruguer, dos tipos que saben mucho sobre evaluación, la incompetencia no sólo provoca mal rendimiento sino también incapacidad para reconocer el propio rendimiento deficiente.
Cuando visitamos los colegios, buscamos cada vez más los indicadores de eficiencia en el aprendizaje del Centro, de sus profesionales y cómo se refleja en los alumnos y en el impacto que el Centro tiene en su entorno. ¿Cómo ayudaros a identificarlos, a situarlos, movilizarlos y hacerlos eficientes? Ese es ahora nuestro campo prioritario de trabajo.
Cuando visitamos colegios, conocemos equipos y profesionales para los que la evaluación no es un problema sino una fuente de soluciones, sentimos una enorme admiración. No son colegios perfectos. No tienen todos los medios. Pero son los más comprometidos, los más eficientes. Son colegios, equipos, Direcciones que, tal vez sin saberlo, se acercan mucho a lo que Einstein consideraba que era su rasgo más importante:
“No tengo ningún talento especial. Sólo soy apasionadamente curioso”
Albert Einstein