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El 62% de los alumnos que se sienten protegidos en la escuela demuestran interés por el aprendizaje

Boris Cyrulnik señala que los niños españoles tienen más protección por parte de sus padres y esto les permite desarrollarse mejor y tener una mayor calidad cerebral.
RedacciónJueves, 16 de mayo de 2024
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Boris Cyrulnik, director de Estudios de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Sud-Toulon (Francia).

En el marco del V Seminario Internacional sobre Neurociencia y Educación celebrado este fin de semana en Girona, el Dr. Boris Cyrulnik, director de Estudios de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Sud-Toulon (Francia), ha aportado cinco claves para proteger el cerebro durante la infancia. Ha destacado la necesidad de proteger al bebé al menos en sus 30 primeros meses de vida y ha revelado cifras tan impactantes como que el 3% de las familias en Francia practican el incesto.

“A los primeros años de vida, el menor que ha estado protegido por sus padres ya sabe 3.500 palabras; mientras que el que no está protegido solamente conoce 200. La diferencia entre uno y otro radica en que el primero muestra confianza en sí mismo, lo que le permite explorar, aprender y apasionarse por los nuevos conocimientos. Mientras que el niño no protegido se va a retraer y su actitud ante el aprendizaje será diferente”, explica el experto.

Las últimas investigaciones de Cyrulnik demuestran que los menores con mayor calidad cerebral pierden el miedo a aprender y que cuando el niño protegido entra en la escuela y los profesores continúan esta protección, progresa mejor. Se comprueba que ello se refuerza todavía más cuando le protegen sus compañeros y que, si el menor ha sido protegido tanto antes como al entrar a la escuela, este procesa esta información en el tálamo como si de una recompensa se tratara, lo que establece el placer por aprender.

Por su parte, el 30% de alumnos que son o han sido maltratados tanto por los padres, como por la escuela y/o el entorno, reciben esta información en el tálamo, pero en la parte de alerta del cerebro, de forma que perciben la información como una alerta. Se calcula que el 62% de los niños que han seguido un programa de protección, mejoran el aprendizaje, la memoria, etc. y tienen mejor protección contra el Alzheimer.

El cerebro es un factor de clasificación social que predispone al aprendizaje

Para Cyrulnik, el ingreso a la escuela es un momento muy significativo para el menor. En este sentido, señala: “En el momento en que el menor va a la escuela es muy importante que sea bien acogido por todas las personas que participan en ella, sin hacer diferencia entre el profesor o el personal de limpieza. Cuando eso ocurre, se ha comprobado que el cerebro que escucha es un cerebro muy diferente.

Por lo que al período de la adolescencia se refiere, Cyrulnik sostiene que “se ha comprobado que un adolescente que vive en un entorno familiar, autoritario u hostil, no establece relaciones con su entorno social y rehúye de la familia. Esto significa, que ni los padres ni la sociedad han hecho su trabajo”.

Cinco claves para proteger el cerebro de los menores

El Dr. Boris Cyrulnik pone de relieve el papel de los padres a la hora de proteger a su bebé al menos en los 30 primeros meses de vida, y aporta cinco claves fundamentales.

  • No chillar: Se debe evitar chillar cuando estamos alrededor del niño puesto que, de hacerlo, se le estaría transmitiendo mensajes de alerta o miedo.
  • Alejar a los menores de entre 0 y 3 años de las pantallas: Se ha demostrado que las pantallas son tóxicas y no facilitan el aprendizaje. Las pantallas solo estarían permitidas con la condición que los padres expliquen lo que ocurre en el dispositivo antes de que ocurra, para que el menor lo comprenda. De lo contrario, ni entendería ni aprendería nada.
  • Dejar espacio a la frustración: Es necesario dejar espacio a la frustración del menor para que los padres puedan consolarlo y ayudarle a superar la frustración. De lo contrario, este niño frustrado no protegido o ayudado, pasará al ataque para defenderse.
  • Ralentizar el aprendizaje: Un estudio sobre el exceso de escolarización en Japón, donde además de la escuela normal los niños siguen una segunda escuela, ha demostrado un aumento en el índice de suicidios. En Escandinavia se ha comprobado que ralentizar la escuela ha contribuido a reducir el índice de suicidios.
  • El deporte y la música estimulan y protegen el cerebro de los niños: Está demostrado que, así como las pantallas aíslan a las personas, el deporte y la música estimulan el cerebro y lo protegen.
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