El Misterio de Sorbaces, un canto a la unidad a ritmo de volteo cosaco en Puy du Fou

Dentro del recorrido del parque Puy du Fou que hemos elaborado como propuesta educativa en materias de Historia, Lengua, Música y hasta Biología, hoy podríamos incluir la Religión con el espectáculo titulado El Misterio de Sorbaces, que recrea la conversión de los visigodos al catolicismo con una leyenda original en cuya ejecución, de unos 25 minutos de duración, pequeños y grandes disfrutan con un gran despliegue de efectos especiales y de ejercicios ecuestres únicos en España, como el volteo cosaco.

Sobre este particular nos hablará José Ovaldo Pedroche, responsable de Caballerizas de Puy du Fou España. Antes, recordemos que según nuestro plan habremos recorrido ya cuatro espectáculos diurnos del parque: la Cetrería Real, A Pluma y Espada (y su precuela Desmayarse, centrados en Lope de Vega), Allende la Mar Océana (sobre Colón) y El Último Cantar (sobre el Cid). El Misterio de Sorbaces se ejecuta al aire libre en un gran escenario de 3.000 asientos parcialmente cubierto, que en el mapa lleva el número 5,  en solo dos sesiones diarias, a las 13:15 y las 17:30, de miércoles a domingo.

En la presentación de este espectáculo en rueda de prensa en 2023, Erwan de la Villéon, consejero delegado de Puy du Fou España y guionista de los espectáculos, destacó que involucra a 70 actores y 25 caballos, la acrobacia ecuestre y el volteo cosaco «que no habréis visto probablemente en ningún otro sitio, salvo que hayáis ido al parque francés, pero es mejor aquí».

Como pudimos comprobar en la entrevista con Erwan de la Villéon en el primero de nuestros reportajes, al consejero delegado de Puy du Fou le fascina la unidad en la diversidad de nuestro país, cuyo primer paso tras la disolución del Imperio Romano se produjo en 587, cuando el rey visigodo Recaredo se convirtió del arrianismo al catolicismo. La proximidad de Puy du Fou al lugar donde se encontró el tesoro de Guarrazar –yacimiento que albergaba una basílica dedicada a Santa María de Sorbaces–, que incluía algunas coronas votivas de reyes, pero no la de Recaredo, le ha permitido hacer con este espectáculo un particular canto a la unificación entre hispanorromanos y visigodos a partir del matrimonio del príncipe Hermenegildo con una católica.

La leyenda que aparece en Puy du Fou respeta ese trasfondo de la historia, pero es innovadora en cuanto a la suerte que sufrió el príncipe, y además de al obispo San Leandro de Sevilla, hace aparecer incluso al Santo Grial que la tradición hispana siempre ha situado desde mediados del siglo III en la provincia de Huesca y en Valencia después de su reconquista. Más allá de la historia y la leyenda, el espectáculo se completa con la fantasía de los efectos especiales que hacen temblar con sus fogonazos el aire, y hasta moverse los edificios… Pero hay que dejar la mejor parte para la sorpresa, incluyendo la de los ejercicios ecuestres que ponen el corazón en un puño.

Aprovechamos esta ocasión para terminar el reportaje hablando de los caballos, jinetes y de su formación en Puy du Fou con el responsable de Caballerizas, José Ovaldo Pedroche:

¿Qué importancia tienen los caballos en Puy du Fou?
–Ahora mismo son los animales más importantes y primordiales. La caballería ha estado en todos los sitios, para lo bueno y para lo malo, digo yo, para las guerras y para el trabajo. Aquí tiene una finalidad de ocio, siempre importante.

¿Han montado la caballeriza desde cero?
–Sí, tuvimos al principio 22 caballos y ahora estamos cerca de 70. Empezamos en Francia con los que compraron en Puy du Fou de Francia y después de estar allí mes y medio ya teníamos jinetes españoles, los trajimos y empezamos a formarlos. Aquí los cogemos de potros, empezamos la doma básica y según vemos las cualidades de los caballos, elegimos a qué espectáculo puede ir cada uno, según vemos si tiene más corazón, con menos miedos, o si le da miedo el agua. Los vamos adaptando poco a poco a cada espectáculo. Aquí casi todos los caballos actúan en todos los espectáculos.

¿Qué dificultad supone por ejemplo el espectáculo A Pluma y Espada sobre Lope de Vega?
–La oscuridad, las luces, el sonido y luego el agua, ya que pasan de estar sin agua a estar con agua al inundarse todo, y el baile con ocho caballos en un espacio muy pequeño. Está todo muy calculado, es muy técnico y se adaptan para que se pueda hacer una coreografía bonita para ellos y para los jinetes. Todos los años tenemos jinetes nuevos y no todo el mundo monta igual. Tenemos que adaptar cada caballo a cada jinete y a cada espectáculo, ya que vamos rotando.

Supongo que el espectáculo más exigente es el Misterio de Sorbaces.
–Hoy en día sí porque es el más nuevo, y en España el volteo cosaco, como se llama al volteo en línea, es menos conocido. Aquí batimos récords siempre porque todo lo queremos para mañana, y tuvimos que empezar de cero con caballos y jinetes que no sabían hacer ese volteo. Fue un reto porque en un año tuvimos que formar a caballos y jinetes a la vez. En A Pluma y Espada es más tranquilo; en El Sueño de Toledo es más abierto y son galopes largos. En el volteo está todo controlado, pero tiene una intensidad fuerte, porque tienes que ir rápido para hacer la figura bien.

¿De qué raza son los caballos?
–Casi todos son de raza española y lusitanos. No buscamos otra raza de momento porque nos parece que la nuestra es la más noble, la más bonita y tradicional. Aquí siempre hasta los reyes llevaban caballos españoles de pura raza, no ingleses ni árabes. Son grandes, vistosos, anchos y fuertes, y valen para todo, tanto de presencia como de holgura a la hora de trabajar.

¿En qué se distingue del caballo árabe?
–En que estos son más finitos, cóncavos, más de resistencia o deporte, más chiquititos, no tienen nada que ver con el español y lusitano, que tienen las crines más largas, el cuello más grande, con otra presencia y otra nobleza; los ibéricos son más nobles, más buenos, con un carácter más tranquilo: cuando hay que trabajar, trabaja, pero si tienen que estar pachorrones sin trabajar son más tranquilos.

¿Se diferencian de los lipizanos que crían en Eslovenia para la Escuela de Equitación (“española”) de Viena?
–Esos son igualmente españoles, pero es una raza creada para ellos, casi todos genéticamente iguales porque no han hecho mezclas.

¿Los caballos de Puy du Fou no nacen en sus caballerizas?
–No, porque hasta los tres años no se toca el caballo y cada año tenemos espectáculos nuevos: si yo los criara ahora no puedo saber si van a valer para el espectáculo futuro. Los vamos ojeando y comprando por toda España y Portugal. También estamos probando jinetes siempre, ya que el techo lo pone cada uno, como jinete siempre estás creciendo. Hacemos caballos de caída de fuego, de agua, de todo; al final vamos formando a la gente y te haces especialista. Hay gente que vale para volteo y otros que no, así que vamos probando a la gente que quiere probar y si les gusta se les forma.

De sus 45 jinetes, ¿cuántos son propiamente acróbatas?
–Ahora en torno a 20 hacen volteo y otras acrobacias. Incluso El Último Cantar, un espectáculo más tranquilo, tiene sus exigencias, ya que es difícil adaptar al caballo a la justa o al ejercicio de doma. A los jinetes les gusta, ya que vienen porque les gustan los caballos y no paran de hacer cosas nuevas. No hay límites, siempre se van inventando cosas nuevas. Tenemos mucha motivación para trabajar, es un ambiente joven, con gente que hace algo que le gusta de verdad, con un buen sueldo. En el mundo de la equitación no todo el mundo tiene esa suerte. Tenemos jinetes de todas partes: de Sevilla, de Valencia, de Ávila, de Toledo, de Madrid, de Ciudad Real… La gente se mueve y cuando tiene oportunidad de venir, lo hace.