La Fundación Zola nace para impulsar la innovación, la solidaridad y el bienestar emocional
La Fundación Zola nace del compromiso de la familia Ibáñez Pinto, fundadores del Colegio «Zola», con la Educación y de su deseo de dejar una impronta en la sociedad a través de la formación de los ciudadanos de hoy y del mañana. No podemos hablar de ella sin mencionar los Colegios «Zola». Los centros educativos, cuya misión se sostiene sobre los pilares de Internacionalización, Innovación, Educación Emocional, Creatividad y Responsabilidad, llevan más de 50 años trabajando en la formación integral del alumnado. Una formación que va mucho más allá del puro conocimiento.
Con un carácter visionario, los Colegios «Zola» comenzaron a debatir sobre el perfil del alumno como ciudadano de una sociedad cambiante mucho antes de que este debate estuviera en los foros sobre educación. De la misma manera, se detectó la importancia de acompañar emocionalmente al alumnado desde edades muy tempranas para ayudarles a forjar una personalidad segura, responsable y solidaria que les sirviera en su camino hacia los objetivos deseados. Asimismo, la innovación educativa ha formado siempre parte de este modelo educativo en el que las metodologías utilizadas permiten adaptarse a los distintos perfiles y ritmos de aprendizaje. Con la motivación de compartir lo aprendido en estos años y de compartir lo que queda por aprender, nace la Fundación Zola. La misión de la Fundación es promover proyectos en el entorno educativo que garanticen una formación de calidad e impacto para la mejora de nuestro entorno y una sociedad en continua transformación.
Para llevar a cabo sus proyectos, dentro de la Fundación Zola se opera mediante tres líneas de actuación:
- Educación
- Emoción
- Solidaridad
En la línea de la educación, buscan promover propuestas educativas que aporten valor al alumnado. Propuestas que, por su carácter innovador, permitan el desarrollo integral de los futuros dirigentes de esta sociedad, que hagan trabajar el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la interacción grupal y social. En definitiva, propuestas que más allá del contenido curricular aporten valores y desarrollo de competencias y habilidades. Proyectos educativos que, desde la experiencia de los Colegios «Zola», funcionan.
En relación la emoción, esta fundación toma el testigo del programa de Pensamiento Emocional originado dentro de estos centros hace más de quince años. El conocimiento intrapersonal –de reconocimiento de las emociones, de cómo se siente cada uno en cada momento y de la propia gestión de las menos agradables– como herramientas para desarrollar las habilidades interpersonales.
También dentro de este hilo de ideas es de relevancia mencionar la importancia de saber cómo resolver conflictos, trabajar la comunicación asertiva, la empatía y el respeto para revertirlo en la sociedad, de forma que esta también más respetuosa. Sin duda, la misión de un buen educador es dotar de todos estos recursos a sus educandos y la de la Fundación en su vez de facilitar esas herramientas a los educadores (docentes y familias).
Para conseguir cumplir con este objetivo, dentro de la Fundación es de gran relevancia la formación en Inteligencia Emocional a centros educativos y organizando encuentros en los que la temática central es esta. Ejemplo de esto es que de forma anual celebren el Congreso Eduemoción, en los que cada año profundizan en temas de actualidad relacionados con la educación emocional (salud mental, uso excesivo de pantallas, entre otros).
Finalmente, en consonancia con las ideas de solidaridad que defiende la institución, la Fundación promueve actividades que despiertan la responsabilidad social cuyos beneficios van tanto a corporaciones con gran ámbito de influencia como a pequeñas organizaciones que trabajan para que el derecho a la educación llegue a cualquier rincón del mundo. Fruto de una de estas alianzas, ha nacido el proyecto de cooperación internacional Con Shakinah, cuyo fin es dotar de recursos a una escuela en Molo, Kenia.