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Marta Cid (E2O): "Los mismos jóvenes son prescriptores de nuestras escuelas, avalan nuestro trabajo"

La que fuera consejera catalana de Educación entre 2004 y 2006 afronta su presidencia de la Red Española de Segunda Oportunidad con espíritu continuista, con el afán de que su modelo siga reconociéndose y expandiéndose, y con la seguridad que da el 67% de éxito en los jóvenes que pasan por sus instituciones.
Saray MarquésLunes, 13 de mayo de 2024
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Marta Cid, el pasado viernes en el VIII Encuentro Nacional de Escuelas de Segunda Oportunidad, celebrado en CaixaForum Madrid.

En el marco del VIII Encuentro Nacional de Escuelas de Segunda Oportunidad, hablamos con Marta Cid, directora ejecutiva de Fundació Gentis y nueva presidenta de la Red Española de Escuelas de Segunda Oportunidad, como anuncia el presidente saliente, Ignacio Vázquez de la Torre, en el mismo encuentro.

Cuando conversamos con ella todavía resuena el eco de la potente Declaración de la Vocalía Joven, en representación de los 7.855 jóvenes a los que acogen las escuelas de segunda oportunidad en España, jóvenes que acaban de denunciar que sus historias se suelen reducir a estadística, a «fracaso», que han dicho sentir el instituto como una cárcel y han reivindicando los caminos y las maneras de aprender alternativas que les han ofrecido estas escuelas –con una formación más dinámica–, conscientes de que no todos los alumnos tienen «las mismas capacidades de aprendizaje, los mismos problemas en casa ni la misma forma de afrontar las dificultades».

A las empresas, los jóvenes les han pedido la oportunidad de demostrar lo que son, lo que valen, lo que pueden hacer, y les han recordado que quieren trabajar, «pero no a cualquier precio». A las instituciones, que aligeren las burocracia y el papeleo, que faciliten su formación en lugar de dificultarla.

También acabamos de escuchar testimonios de jóvenes como Jesús Hernández, de Fundación Pinardi, que ha explicado cómo llegó allí cuando, con la mayoría de edad recién estrenada, cuando le tocaría comerse el mundo, el mundo le comió a él. Llegó a Pinardi «descontrolado, con desinterés por todo», y se sintió parte de Pinardi «desde el día 1». Otros jóvenes llegaron desde una residencia de menores, o rebotados de la educación reglada, encontrando en sus escuelas de segunda oportunidad un espacio de confianza, donde ya no se sentían como «los descartes» de la sociedad, como víctimas del ghosting del sistema educativo y de unas bajas expectativas que apenas cambian a su paso por el sistema educativo. Y, si lo hacen, es a peor. Ahora están deseando que llegue el día de ir a su escuela de segunda oportunidad, ya no van obligados, y, a la vez, están trabajando en restaurantes de estrella Michelin o creando su propia marca de moda y reciclaje textil, como emprendedores.

Marta Cid, consejera catalana de educación entre 2004 y 2006, nos habla de este modelo de éxito que se ha consolidado como una alternativa real para reengancharse desde una intervención integral.

Hemos escuchado que uno de los hitos para las E20 es que las hayan reconocido en la nueva ley de FP, ¿qué otros retos tenéis por delante, qué prioridades te planteas en tu presidencia?
–De hecho, es una junta directiva que iniciamos ayer. Como siempre pasa según nuestros estatutos, hay una parte de la junta que sigue y hay solo un cambio de un número determinado de personas que terminan un ciclo, y eso es lo que ha hecho esta vez que se movieran las piezas.

Yo llevo dos años en la vicepresidencia y ahora los dos años que por estatutos me mantienen en la junta voy a asumir esa presidencia. Lo digo para dar el contexto de continuidad. Nosotros tenemos un plan de acción para este 2024 que estamos transitando, con unos retos también de cara a futuro, y las cuestiones básicas para nosotros son todo lo que hace referencia al reconocimiento y a situar en el sistema lo que nosotros representamos como un recurso a tener en cuenta, con la intención y el compromiso de trabajar con los jóvenes que necesitan apoyos en momentos de transición dentro del propio sistema, que necesitan lo que somos nosotros.

La ley de FP es un hito importante, porque por primera vez se reconoce nuestro trabajo y también para nosotras es muy importante la validación de nuestro modelo, del trabajo que hacemos, en investigación, colaborando para darle esa garantía a este modelo, y estamos también con nuestro sistema de acreditación, porque ser una escuela en nuestra asociación requiere cumplir unos requisitos muy exigentes, pues el modelo es el que nos garantiza esos números tan buenos que a día de hoy podemos ofrecer, que son un éxito. Reconocernos, poder tener esa financiación que nos dé seguridad y estabilidad como recursos y entidades y, sobre todo, que nos permita garantizar, que es para lo que estamos, nuevas oportunidades, segundas oportunidades y las que haga falta, a los jóvenes y las jóvenes que atendemos desde nuestras instituciones.

¿Sentís que cada vez estáis menos en los márgenes?
–Es cierto que es, continúa siendo, una lucha y hoy los jóvenes que han intervenido han hablado de eso, de que hay que quitar ese lastre social a ese espacio que son las escuelas de segunda oportunidad, como estigmatizando a los jóvenes a los que atendemos, y ellos, los mismos jóvenes, son prescriptores de las escuelas, avalan nuestro trabajo, y por eso siempre en nuestra construcción es importantísima su voz, por eso tenemos una vocalía de jóvenes. Yo creo que hemos avanzado, no hay duda, pero todavía nos queda trabajo por hacer, porque aceptar la diversidad no deja de ser un camino complejo, porque esa diversidad lo es, pero forma parte de nuestra manera de ser.

¿Es preocupante que muchos de esos jóvenes hayan definido su instituto como un entorno hostil? ¿Eso demuestra que es muy difícil la atención a la diversidad en la educación reglada?
–Si le damos voz tenemos que aceptar lo que nos cuentan, practicar la escucha activa, que es lo que también les enseñamos a ellos. Si ellos lo viven así hay que aceptar esas vivencias, darles valor, que es lo que nos va a dar la fuerza para transformarlo. No podemos entrar en un debate de: “No, no es así lo que tú me dices”. Si ellos te lo transmiten así es porque no encuentran ese espacio, y ellos hablan mucho de “espacio de confianza y seguridad”. Esas dos palabras las repiten mucho, en el sistema sienten que no encajan, y eso nos mueve a no rendirnos de nuestro compromiso en darles apoyos, porque los jóvenes que están en nuestro sistema tienen mochilas muy diversas, algunas muy pesadas, y hay que tener, por tanto, muy claro que esa diversidad es muy, muy compleja. Nosotros somos un recurso para eso.

Las mochilas son muy heterogéneas. En las escuelas de segunda oportunidad puedes tener jóvenes que están en un momento de mucha desmotivación personal y jóvenes que realmente han tenido un entorno social muy complicado. Es lo que repetimos constantemente: la diversidad es compleja. Tenemos situaciones muy diferentes. Nuestro modelo da respuesta con flexibilidad generando itinerarios, creándolos, haciéndoles partícipes de su construcción personal, de su proyecto de vida, y en ese descubrimiento personal y esa motivación hay mucho del éxito que este joven, esta joven, termina encontrando.

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La diversidad es compleja

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La situación es muy diferente según la comunidad autónoma, en unas están muy extendidas las E2O y en otras ni existen, ¿a qué se debe?
–Sí, hay bastante dispersión y en determinados territorios hay una presencia mayor de oferta de escuela de nuevas oportunidades. Seguramente es porque ahí hay más historia de ámbito de apoyo socioeducativo. También es cierto que las comunidades autónomas tienen diversidad de competencias educativas y en algunas se está en un momento y en otras se está en otro, pero uno de los objetivos que tenemos en la junta directiva es el crecimiento en todo el territorio, en contacto con todas aquellas entidades que tengan un interés en hacer una transferencia de conocimiento, una formación y un acompañamiento para que puedan ofrecer itinerarios y un servicio como el que nosotros trabajamos.

La red española de segunda oportunidad es la segunda mayor de Europa quizá por nuestros datos de paro juvenil y fracaso escolar. Muchos de los jóvenes a los que hemos escuchado eran ‘ninis’, y ahora no solo trabajan sino que muchos estudian y trabajan, han pasado de un extremo al contrario.
–Sí, sí, exactamente. Además, las expectativas, de las que también nos hablaban, la experiencia que tienen en el sistema educativo, tiene que ver con el resultado que obtienen en alguna de nuestras escuelas, pero es cierto que el tránsito por una escuela de segunda oportunidad tiene un éxito de más del 60% y, por lo tanto, hay un interés en expandir ese modelo y hacernos más fuertes. Somos la segunda red europea en peso y número de escuelas, y tenemos también mucho que decir en la construcción a nivel europeo.

Hemos oído que el modelo de E2O debería arrancar antes [hoy atienden a jóvenes de 15 a 29 años], y que ya existen aulas compartidas en algunos institutos de la Comunidad Valenciana, ¿iremos hacia barreras cada vez más difusas entre educación reglada y no reglada?
–Lo que está claro es que cuando pones unos límites rígidos a los que el joven o la joven tiene que adaptarse sí o sí y él tiene unas necesidades de apoyo que ese cubículo no le va a dar, ahí hay un enfrentamiento de ese joven con esa situación, con el sistema, y es cuando dicen “a mí no me quieren”, “a mí no me tienen en cuenta”, “a mí no me escuchan”, “a mí me dicen que soy un desastre”… Hay una negatividad. Una cosa importante que tenemos las escuelas de segunda oportunidad es la flexibilidad de los itinerarios y el tiempo que les damos, y el recorrido que pueden hacer. Y eso el sistema, dentro de su formalidad y su rigidez, no lo ofrece. Hay muchos que se sienten expulsados, y cuanto más traumática es esa situación en las escuelas de segunda oportunidad también nos encontramos con unos resultados o con otros.

Una gran expansión en poco tiempo

De seis entidades en 2015 a 47 escuelas en 10 comunidades autónomas. El crecimiento de la red española de escuelas de segunda oportunidad desde su surgimiento, hace menos de una década, ha sido reseñable.

Bien es cierto que, como subrayó la investigadora de la Universidad de Valencia Davinia Palomares durante el encuentro, el auge de este recurso a medio camino entre lo educativo, lo social y las políticas activas de empleo y que tiene la individualización, la flexibilización, la diversidad y los itinerarios como ejes, ha sido muy dispar según las comunidades autónomas, con una gran expansión en Cataluña, Andalucía, Aragón o el País Vasco, una expansión limitada en la Comunidad Valenciana, Canarias, Castilla y León y Castilla-La Mancha y sin E2O en Extremadura, Asturias, Cantabria, Galicia, La Rioja, Murcia y Ceuta y Melilla.

Aunque el perfil de los usuarios de las E20 es diverso, el 70% ha repetido curso, el 40% ha sido expulsado de su centro educativo al menos una vez, el 30% es absentista recurrente, el 50% ha contado con apoyo para compensar sus dificultades de aprendizaje y el 60% dice hacer tenido «poca o nula» atención del profesorado. Curiosamente, el alumnado que procede de una experiencia escolar más negativa accede a la E2O con una expectativa mayor de volver a estudiar (78%) que el que no ha sido repetidor ni absentista (60% quiere seguir estudiando).

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