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Ser madre sola en España, factor de riesgo de pobreza

Con motivo del Día de la Madre, el próximo domingo 5 de mayo, Save the Children recuerda que los hogares monomarentales son los que más dificultades afrontan a la hora de criar a sus hijos e hijas. Tener hijos es un factor de riesgo de pobreza, sobre todo para los hogares encabezados por madres solas, que sufren tasas de pobreza que duplican a las de las familias con dos progenitores: el 49,5% frente al 25%.
RedacciónViernes, 3 de mayo de 2024
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Raquel es madre soltera y vive con sus dos hijos de nueve y dos años en Valencia. Paga 500 euros de alquiler, casi la totalidad de su sueldo algunos meses. © Pablo Martí - diodo Media / Save the Children

La brecha entre hogares con y sin niños, niñas y adolescentes refleja que tener hijos es de por sí un factor de riesgo de pobreza, pero esta realidad se exacerba en los hogares encabezados únicamente por mujeres: la tasa de pobreza entre familias monomarentales (49,5%) duplica a la del conjunto de hogares con niños, niñas y adolescentes (25%). Con motivo del Día de la Madre, que se celebra el próximo domingo, Save the Children recuerda que, en España, ser madre supone una dificultad adicional sin una pareja con la que compartir la maternidad y la crianza de los hijos e hijas.

La brecha es igualmente significativa en el caso de la pobreza severa (26,7% frente al 10,8%, respectivamente), según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) 2023 del Instituto Nacional de Estadística publicada en febrero.

Save the Children reitera que las mujeres están expuestas a una mayor precariedad y pobreza laboral, hecho que influye en sus tasas de pobreza, desproporcionadamente elevadas. Los hogares monomarentales sufren tres veces más la baja intensidad laboral: un 19,50% frente al 6,5% del resto de los hogares. Las madres de familias monomarentales se ven obligadas a trabajar menos horas de las que querrían.

En España, hay 535.280 hogares con niños, niñas y adolescentes que están encabezados por una mujer sola. De ellos, la mitad viven bajo el umbral de la pobreza y muchos más atraviesan serias dificultades económicas. La organización recuerda que vivir bajo el umbral de la pobreza significa, en el caso de un hogar compuesto por una mujer adulta y dos menores de edad, ingresar menos de 17.583,20 euros al año. Por contextualizar, el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) seguiría sin permitir salir de la pobreza a un hogar de esta composición, ya que actualmente son 15.876 € brutos.

Marta vive en Barcelona y es madre soltera de un niño de 9 años. Trata de compaginar la maternidad con su vida laboral, pero tiene serios problemas para llegar a final de mes. Su sueldo no supera los 800 euros mensuales y destina el dinero a las partidas más necesarias, como la comida o el alquiler, aunque a veces se ha visto con la dificultad de no pagar un mes de alquiler por poder cubrir los gastos de medicación de su hijo, que padece una enfermedad respiratoria. “Gasto mucho en ropa para el niño. No es un capricho, es una necesidad. Cada temporada tengo que hacer el cambio de armario a mi hijo”. Y en verano, otra dificultad más, añade: “Son tres meses de vacaciones de los niños y claro, yo a mi trabajo no me puedo llevar a mi hijo. Con mi sueldo, no voy a poder darle a mi hijo una carrera”.

Carencia material y social

La inflación de los últimos dos años ha golpeado especialmente a las familias monomarentales. Ello se refleja en el alza de la tasa de carencia material y social severa, que sube hasta el 20% y duplica a la tasa que afecta al conjunto de hogares con niños y niñas (10,8%). Este indicador hace referencia a la proporción de población que vive en hogares que carecen de al menos tres de los siguientes conceptos: no poder mantener la vivienda a una temperatura adecuada, haber tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (alquiler, recibo del gas…), no poder permitirse un teléfono o un televisor, no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días o no poder permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año, entre otros.

Raquel vive en Valencia y tiene un hijo de nueve años y una hija de dos. Trabaja limpiando hogares y de alquiler paga 500 euros, casi la totalidad de su sueldo algunos meses. Lo que le sobra va para pagar las facturas de la luz y del agua, cuando le sobra. “Nos hemos tenido que privar de muchas cosas. Nosotros no esperamos el verano como otras personas, que tienen planes de viajar. A nosotros no nos alcanza el dinero, nos falta para el mes. En mi casa siempre hay arroz: arroz con kétchup, arroz con huevo… Lo básico. Pescado cuando puedo, y congelado”, explica.

Las peticiones de Save the Children

La solución a la brecha que experimentan los hogares monomarentales requiere una combinación de políticas que atiendan a las diversas dimensiones en las que se manifiesta, según Save the Children. Estas deben entenderse como una inversión en igualdad de género y, a la vez, en la infancia, ya que contribuirán al pleno desarrollo de los hijos e hijas de estas madres, garantizando su bienestar presente y futuro.

La primera brecha que afrontan las madres solas radica en su acceso a un empleo de calidad. Estas mujeres sufren mayores tasas de temporalidad y subempleo que merman su trayectoria laboral y sus ingresos. “Pese a las mejoras de la temporalidad y las subidas del SMI, es necesario seguir poniendo énfasis en el acceso de las mujeres a puestos de trabajo de mayor calidad que les garanticen, a ellas y sus hijos e hijas, niveles de bienestar dignos”, señala Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de Save the Children.

España es uno de los pocos países europeos que no cuenta con una prestación universal a la crianza. Dicha medida, tal y como propone la organización, llegaría a más hogares que la actual deducción fiscal para madres ocupadas de hijos de 0 a 3 años, aliviando los costes económicos de los hogares monomarentales y ayudando a reducir y prevenir las altas tasas de pobreza infantil. Además, Save the Children pide reforzar el complemento de ayuda a la infancia del Ingreso Mínimo Vital (IMV) para las familias monomarentales, así como reorientar las rentas mínimas autonómicas para que protejan más a las madres solas con hijos/as.

Atender las necesidades de estas madres para conciliar, garantizar una nutrición saludable y su acceso a una vivienda adecuada deben ser prioridades en la agenda política. “El Plan de Garantía Infantil propicia el marco adecuado para atajar estas y otras cuestiones, con fondos europeos específicamente presupuestados para ello. El éxito de su implementación depende de la acción de todos los niveles administrativos.”, afirma Perazzo.

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