Ciencia y sociedad bajo la lupa del filósofo en el aula
Normalmente una persona va al médico, este le observa, le receta, y luego ya en su casa, más o menos, hace lo que le han recomendado y toma lo que le han dado con más o menos consciencia. Algunos confiamos en que esta persona está respaldada por un conocimiento científico, pero ¿qué tal en otros aspectos de la vida? ¿Influye la ciencia en nuestra toma de decisiones?, y al revés, ¿influye la sociedad en el desarrollo de la ciencia?
Este gráfico pertenece al informe de 2o22 Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, del FECYT, un excelente recurso para trabajar Cultura Científica. En otro momento publicaremos al respecto, pero, en esta ocasión el objetivo es recomendar a mis colegas que imparten Cultura Científica el libro escrito por José Acebedo-Díaz y Antonio García-Carmona Controversias en la historia de la ciencia (OEI y Catarata). Se trata de un conjunto de relatos que muestran la conflictiva relación entre los diferentes aspectos que contribuyen a la producción del conocimiento científico.
Los autores definen la cultura científica como “la expresión de todas las formas mediante las cuales las personas y la sociedad se apropian de la ciencia y la tecnología”. Y precisan que “apropiarse de la ciencia se refiere a la comprensión de la ciencia por la ciudadanía con el propósito de que pueda participar democráticamente en la evaluación y toma de decisiones sobre asuntos de interés social relacionados con la ciencia y la tecnología”
Es una perspectiva muy diferente a la de quienes consideran que los ciudadanos deben conocer sobre ciencia como meros espectadores. De hecho, es una perspectiva que afronta la realidad de la ciudadanía, pues esta no permanece pasiva, sino que se manifiesta a favor o en contra de ciertas investigaciones. Los ciudadanos nos formamos opiniones, a veces precipitadas y desinformadas, entonces, ¿por qué no conocer los procesos por los que sociedad y ciencia se influyen mutuamente?
Los epistemólogos, como todos los filósofos, son muy cuidadosos con las distinciones que introducen. En este caso los autores del libro proponen una que resultará muy fácil de llevar al aula para trabajar con ella, aunque, al mismo tiempo, cuenta con una profundidad que permitirá a los estudiantes seguir utilizándola mucho más allá.
Para los autores hay que diferenciar cuatro aspectos. Dos de ellos están relacionados con las características peculiares del propio conocimiento científico y su producción (son los aspectos que llaman “epistémicos”); los otros dos lo están con aquellas personas que rodean la producción del conocimiento científico (son los “no epistémicos”).
- Entre los epistémicos, están aquellos aspectos relacionados con la naturaleza del conocimiento científico. Y es que el que se genera en ciencia no es como el conocimiento que surge en otras áreas como puede ser el arte, el psicoanálisis o la política… Huye de la subjetividad, pues parte del análisis objetivo de la realidad; produce teorías explicativas que, aunque abstractas, se demuestran capaces de orientar para descubrir nuevos fenómenos; y al mismo tiempo, son conocimientos que por su propia naturaleza deben poder ser demostrados falsos al contrastarse con la realidad.
- Un aspecto epistémico aparte es el carácter metodológico de la ciencia. La pregunta que dirige la investigación, por ejemplo, puede llevar a un tipo de teorías o a otro; la experimentación es un elemento clave, pues evidencia que no se accede a conocer la realidad sin tener en cuenta el diseño de la intervención que se hace sobre ella; otro más es el método hipotético-deductivo a partir del cual los científicos avanzan en el conocimiento; pero también la abducción, con la cual, sobre la base de su propia intuición los científicos encuentran marcos explicativos que se demuestran exitosos; y por eso mismo, las creencias personales de los científicos, o incluso los errores juegan un papel importante en la metodología de la ciencia.
- Pero también, los científicos son personas que, dentro de su propio gremio, se ven impulsados a ciertas investigaciones y alejados de otras. Los sistemas de publicación actuales fomentan un trabajo colaborativo y rápido, y priorizan unos temas en lugar de otros.
- Y, por último, las instituciones sociales o gubernamentales pueden fomentar la cooperación o la competitividad entre científicos. También las empresas y el mercado pueden requerir resultados que se ajusten a sus necesidades. Los medios de comunicación y la divulgación científica juegan un papel en la opinión pública respecto al papel de la ciencia. La tecnología producida en parte deriva de la ciencia y en parte produce nuevos problemas para investigar.
Los autores José Acebedo Díaz y Antonio García-Carmona utilizan estos cuatro aspectos para estructurar el relato de estos momentos de la historia de la ciencia, de manera que nuestros estudiantes podrán reconocerlos con un poco de orientación y así analizar los casos. Y seleccionan cinco episodios de la historia:
- Semmelweis y la fiebre puerperal.
- La controversia entre Pasteur y Puchet sobre la generación espontánea.
- La controversia entre Pasteur y Liebig sobre la fermentación.
- Rosalind Franklin y la doble hélice del ADN.
- La controversia Tesla vs Edison sobre las dos corrientes eléctricas AC/DC.
A continuación os comparto una reseña de dos de ellos con algún material videográfico que os servirá para ayudar a aquellos estudiantes más visuales.
Es el caso de Semmelweis.
Se trata de la historia del descubrimiento de la higiene. Pero también, de la refutación de varias hipótesis alternativas que estaban tan consolidadas que impedían ver algo que hoy día para nosotros es obvio. Un descubrimiento que incluso atentaba contra el prestigio social de los médicos en su época.
Una historia fascinante de un hombre brillante terriblemente frustrado por no comprender o por no saber cómo hacerse entender. Semmelweis no tuvo en cuenta los aspectos no epistemológicos que, dentro de la comunidad científica de su época, influían en la producción del saber.
El famosísimo caso de Edison contra Tesla gira en torno al descubrimiento de dos formas de corriente eléctrica la corriente continua y la corriente alterna, enfrentadas por proyectos empresariales. Se trató de un cambio trepidante en la historia de la vida humana en la tierra que sobrevino con la difusión del uso de la energía eléctrica, un cambio que la inteligencia de estos hombres alcanzaba a predecir, pero que no podían dejar de percibir bajo el velo de sus propias pasiones humanas.
Con esta historia los estudiantes podrán pensar sobre la relación entre la tecnología, la empresa y la ciencia. Y también sobre el efecto de la competitividad en el desarrollo científico y tecnológico.
Con estas herramientas que nos dan los autores y habiéndolas practicado con los casos que nos proponen, ¿Por qué no algo más actual? Netflix nos propone El código que valía millones, una serie que nos narra cómo las situaciones económicas en el Berlín tras la caída del muro y la picaresca de un equipo de hackers con talento llevaron a la creación de la primera versión del Google Earth. La serie nos muestra las dificultades de programación que afrontó el reto y la trampa en la que cayeron fruto de la ambición del sistema norteamericano de Silicon Valley.
¿Te animas a practicar con tus estudiantes el análisis de las tensiones entre ciencia y sociedad? Comenta tus resultados.