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Javier Aramayona: "Es un error plantear las cosas desde el punto de vista de '¿Y esto para qué sirve?'"

El director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) nos explica en qué consiste la labor de este centro de investigación del CSIC, que acaba de renovar su acreditación como Centro de Excelencia Severo Ochoa por cuarta vez, y nos habla del buen momento que atraviesa la investigación en matemáticas.
Saray MarquésJueves, 13 de junio de 2024
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Javier Aramayona es científico titular del CSIC. Desde 2022 es el director del ICMAT.

Javier Aramayona, doctor en Matemáticas por la Universidad de Southampton (Reino Unido), ha realizado gran parte de su carrera en diversas instituciones de Reino Unido, Irlanda, Francia y Estados Unidos. Su investigación se enmarca en la teoría geométrica de grupos y la topología de dimensión baja, dos áreas situadas en la intersección de la geometría, la topología y el álgebra. Es director del ICMAT desde 2022.

¿Qué es el ICMAT?
–El ICMAT es un centro mixto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y tres universidades de Madrid: Autónoma, Carlos III y Complutense. Fue creado en 2007 y está ubicado en un edificio moderno con excelentes instalaciones de investigación, en el Campus de Excelencia UAM-CSIC en Madrid.

De manera resumida, la visión científica del ICMAT consiste en producir investigación matemática de vanguardia, ejerciendo una influencia positiva en el sistema científico nacional y en la sociedad en general.

El ICMAT alberga un sólido núcleo de investigadores excelentes y altamente influyentes, que han producido resultados muy innovadores para resolver una amplia gama de problemas abiertos. Ejemplos notables del impacto de la investigación del ICMAT son nuestra impresionante variedad de publicaciones en las revistas más reputadas, así como las 12 ayudas del prestigioso European Research Council (ERC) otorgadas a investigadores del ICMAT, que representan aproximadamente el 50% de las ayudas ERC de España en el panel de matemáticas.

De manera reciente, el ICMAT ha renovado su acreditación como “Centro de Excelencia Severo Ochoa” del Ministerio de Investigación, Universidades e Innovación; convirtiéndose así en uno de los dos únicos centros de investigación en España, en cualquier disciplina, en recibir cuatro acreditaciones. El programa Severo Ochoa ofrece a cada centro galardonado una dotación de 4,5 millones de euros para implementar su proyecto científico, además de una cantidad sustancial de becas predoctorales asociadas a las líneas de investigación del centro.

En estos años, y gracias en gran parte a este apoyo, el ICMAT ha reforzado significativamente su posición como un centro de referencia internacional dentro de la investigación en matemáticas, permiténdonos dar un salto cualitativo muy grande en términos de organizar actividades científicas de impacto internacional, contratar una gran cantidad de personal investigador joven, y lanzar una serie de actividades formativas dedicadas a atraer a jóvenes a carreras en matemáticas y en ciencia en general.

¿Qué iniciativas tenéis en marcha para reducir la brecha de género?
–El bajo porcentaje de mujeres en las carreras investigadoras representa un gran problema en determinadas disciplinas, incluyendo matemáticas. Esto es así a nivel internacional, no solo en España. De hecho, es más bien la conjunción de varias problemáticas, relacionadas pero diferentes; en este sentido, estoy convencido de que una acción fundamental es incrementar nuestro conocimiento de por qué ocurre, y de por qué ocurre en las diferentes etapas de la carrera científica. Hay un campo bastante inexplorado que yo creo que debemos comprender.

El fuerte compromiso histórico de ICMAT con la reducción de la brecha de género nos hace tener una visión de género en cada una de las actividades que organizamos, tanto científicas como formativas. En este sentido, el PIM cuenta con un 35-40% de participación femenina, lo que es impresionante.

En este sentido, en el ICMAT contamos con una Comisión de Igualdad muy activa que lleva a cabo numerosas actividades destinadas a atraer a más chicas a carreras en matemáticas; os invito a visitar su página y descubrir sus actividades.

¿Cree que en estos años el ICMAT ha conseguido que haya menos fugas de cerebros?
–La investigación en matemáticas en España atraviesa un momento magnífico, y el ICMAT contribuye de manera activa a que esto sea así. En España hay grupos de investigación muy fuertes, y hay muchos programas de políticas públicas destinados a atraer y retener el talento científico. Creo que es un momento excelente para animar a nuestros jóvenes a dedicarse a la investigación en matemáticas, y a hacerlo en España.  Esto es, sin embargo, perfectamente compatible con salir fuera a estudiar y/o realizar estancias en el extranjero, lo que es altamente positivo y enriquecedor.

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Creo que es un momento excelente para animar a nuestros jóvenes a dedicarse a la investigación en matemáticas, y a hacerlo en España

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¿Aparte del PIM, colabora el ICMAT también con colegios e institutos?
–Sí, aparte del PIM participamos en el programa 4º de ESO+Empresa. Además, muchos de nosotros, incluyéndome a mí mismo, visitamos con frecuencia institutos de secundaria para hablar sobre matemáticas y realizar actividades de divulgación.

En el ámbito de la divulgación, también participamos en eventos como la Noche de los Investigadores y la Semana de la Ciencia. Además, tenemos una actividad conjunta con la Residencia de Estudiantes del CSIC llamada «Matemáticas en la Residencia», dirigida al gran público. Y por último, tenemos una columna regular en El País, titulada «Café y Teoremas», que nos brinda la oportunidad de acercar el interés por las matemáticas a la sociedad a través de temas más divulgativos y accesibles.

¿Cómo estamos en España de cultura matemática?
–Me cuesta hacer una estimación precisa, pero creo que existe el mito de que las matemáticas son muy difíciles y que hay una percepción negativa hacia ellas por parte de amplios sectores de la sociedad. Esto, en muchas ocasiones, se convierte en una profecía autocumplida.

Muchos autores en el ámbito de las ciencias de la educación hablan de la ansiedad matemática. Aunque no soy experto en este tema, como sociedad debemos esforzarnos por hablar de los diferentes ámbitos del conocimiento, incluyendo las matemáticas, de manera positiva. Es importante apreciar que todas las disciplinas tienen su interés y contribuyen al edificio del conocimiento humano, y que debemos aprenderlas. Los matemáticos, en particular, tenemos una responsabilidad especial en divulgar de manera eficaz la matemática.

Es cierto que las matemáticas tienen la peculiaridad de ser una ciencia abstracta que se aplica al mundo real de maneras muy variadas. Hay matemáticas que se aplican de manera inmediata a nuestro día a día, y otras que existen de manera abstracta sin una conexión aparente con la realidad. Sin embargo, estas matemáticas abstractas, a menudo, encuentran aplicación muchos años después. Por ejemplo, para formular la Teoría de la Relatividad, Einstein necesitó una herramienta matemática de geometrías generalizadas desarrollada por Bernard Riemann muchos años antes.

Esta capacidad de las matemáticas para aplicarse al mundo real debe ser vista como una gran virtud, y no como un detrimento de la matemática más teórica. De hecho, la matemática abstracta es precisamente la garantía de que en el futuro sabremos enfrentarnos con éxito a los problemas que nos plantea la vida y la sociedad.

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La matemática abstracta es precisamente la garantía de que en el futuro sabremos enfrentarnos con éxito a los problemas que nos plantea la vida y la sociedad

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¿Está en contra del ‘¿Y esto para qué sirve?’?
–La razón por la que la humanidad ha llegado hasta donde estamos hoy es que hemos intentado conocer y describir nuestro mundo más allá del mero día a día, y lo hemos hecho desde muchos puntos de vista. Hemos desarrollado teorías abstractas en matemáticas, pero también hemos compuesto grandes sinfonías y escrito grandes libros.

Un ejemplo ilustrativo es el de las vacunas de ARN mensajero. Hace 20 años, algunas personas investigaban en una universidad algo que no estaba muy claro para qué serviría. En ese momento, muchos se preguntaban: «¿Y esto para qué lo hacen?». Resulta que estas investigaciones han jugado un papel fundamental en enfrentarnos de manera exitosa a la pandemia del Covid-19.

Es un error plantear las cosas desde el punto de vista de «¿Y esto para qué sirve?». Como sociedad, debemos aspirar a algo más. Necesitamos valorar y fomentar el conocimiento en todas sus formas, entendiendo que las investigaciones y los desarrollos de hoy pueden tener aplicaciones cruciales en el futuro, incluso si en el presente no parecen tener una utilidad inmediata.

Los campos de aplicación de las matemáticas son tan amplios que las salidas profesionales de un matemático pueden ser muy diversas.
–En la actualidad, hay una gran demanda de matemáticos. En mi opinión, lo que se valora de los matemáticos no es tanto el conocimiento matemático en sí, aunque eso es importante. Creo que tiene un papel secundario en comparación con el entrenamiento que recibimos y cómo hacer matemáticas moldea nuestra mente. Nos hace flexibles frente a nuevos desafíos, nos da la capacidad de relacionar conceptos a priori muy diferentes y nos inculca resiliencia. Enfrentarse a problemas exige mucha paciencia, y esa perseverancia, ese decir «No me sale, pero voy a seguir intentándolo», es algo que debemos poner en valor. La combinación de todas estas habilidades junto con el conocimiento matemático son cualidades que hacen que los matemáticos sean muy buscados por las empresas.

¿Cómo influye la irrupción de la IA en la investigación matemática?
–Es una herramienta útil, y hay muchas matemáticas detrás de la IA. Como todas las herramientas, la tenemos que usar con cuidado sabiendo sus ventajas y sus limitaciones. Creo que tiene su aportación, pero no creo que las matemáticas estén en peligro de extinción por la irrupción de la IA.

¿Cree que ha quedado bien resuelto el tema de la cotización de los becarios de investigación?
–Es un tema que está en proceso. Me consta que hay mucha gente trabajando en este tema, y estoy convencido de que se encontrará una solución satisfactoria.

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