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Dossier Espacio para el análisis y la reflexión

La empleabilidad de un título universitario

Está claro que hay un desajuste importante entre la oferta y la demanda y que no todas las titulaciones tienen las mismas facilidades de ofrecer empleo a sus egresados.
María Teresa Ballestar y Jorge SainzMiércoles, 12 de junio de 2024
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© ADOBE STOCK

Los egresados que iniciaban la búsqueda de su primer empleo durante los últimos años han vivido un mercado laboral distorsionado por un periodo de sucesivas crisis sin parangón desde la Segunda Guerra Mundial. Crecieron entre la gran recesión del 2008 y 2012, asistieron atónitos a como su formación pasaba de ser presencial a online sin solución de continuidad durante la pandemia y, finalmente, a buscar trabajo justo cuando la crisis vinculada a la guerra de Ucrania llevó a la inflación a niveles que no se recordaban desde hace décadas y que perjudicaban la creación de empleo. De forma paralela, se estaba produciendo la transición digital que está modificando la forma de trabajar, cambiando la demanda de competencias por las empresas y la forma de crear empleo y valor para la sociedad. Pero para eso fueron a la universidad, para facilitar su inserción laboral.

El Barómetro CYD, que muestra la percepción que la sociedad tiene sobre la universidad española, certifica como los entrevistados de forma mayoritaria (90%) considera que la universidad debería tener como prioridad facilitar la inserción laboral y el desarrollo profesional de sus estudiantes. Esta cuestión genera consenso independientemente de su nivel de ingresos, estudios o grupo de edad. Pero ¿cómo de efectiva es la universidad haciéndolo? La mejor respuesta es “depende”.

Como muestran las Figuras 1 y 2, la afiliación a la Seguridad Social para los egresados universitarios no es homogénea, aunque sí que existe cierta convergencia con el tiempo. Sin embargo, es obvio que hay áreas de conocimiento, como la informática, donde el empleo es mucho más fácil de encontrar y los resultados son más inmediatos. El sector de la salud, por el contrario, tiene más dificultades de inicio, ya que para encontrar un empleo se requiere pasar una prueba de cualificación (tipo MIR), que una vez superada permite encontrar un empleo con cierta facilidad. Lo más interesante es que no solo se tiene una mejor empleabilidad, sino que estos dos sectores, como muestran los datos del INE, se caracterizan por una mayor calidad en el empleo y retorno económico a la inversión en estudios.

Por otro lado, los estudios de Arte y Humanidades están siempre a la cola en la empleabilidad y la calidad del empleo, tanto en el primer año como al cuarto año de haber salido de las aulas. Otro sector donde existe también una baja empleabilidad, sobre todo en el primer año, es el del área de Ciencias. Si se analiza en detalle los resultados, se puede ver que la heterogeneidad de los estudios que incluye va desde las matemáticas o la física a la biología (ciencias de la vida). Mientras que en las dos primeras la posibilidad de encontrar empleo es alta, casi tanto como en informática, la segunda parece estar más vinculada al empleo público como docente, lo que hace que haya un decalaje hasta encontrar la estabilidad laboral.

Un resultado es claro, las áreas cercanas al proceso de digitalización son las que más demanda tienen. ¿Pero por qué? Koch et al., (2021) estiman que la adopción de robots en la empresa genera un aumento de la producción del 20-25% en cuatro años, reduce los costes laborales entre un 5 y un 7% y crea empleo a un ritmo del 10%. (Ballestar et al., 2022), con los mismos datos, encuentran que el perfil del empleado de la empresa que tiene éxito en el proceso de la adopción de robots es el de egresado universitario, y, más importante, que la falta del capital humano adecuado puede hacer fracasar el proceso de robotización y por lo tanto el cambio tecnológico y las ganancias de productividad.

Un resultado es claro, las áreas cercanas al proceso de digitalización son las que más demanda tienen

Cabría pensar, que en esta situación de cambio tecnológico se habría producido un cambio en la composición de la estructura de egresados en las universidades españolas. Sin embargo, cómo muestra la Figura 3, la composición por ámbito de estudio de los estudiantes en la Universidad española es relativamente estable en los últimos años. A pesar de la mayor demanda de titulaciones STEM, no se ha producido un ajuste por parte de la oferta, especialmente en la pública.

Sí volvemos al Barómetro de la Fundación CYD, vemos que casi el 50% de los entrevistados piensan que hay bastantes graduados que desempeñan puestos de trabajo para los que están sobrecualificados. Y el dato menos esperanzador para nuestro sistema universitario está íntimamente ligado al tema anterior; mientras que los más jóvenes sí confían en que la formación que imparten las universidades se ajusta en buena medida a las habilidades y competencias que demanda el mercado, los de más edad, y por lo tanto con un mayor conocimiento del mercado laboral, donde tienen una amplia experiencia y están más atentos a las necesidades de los empleadores, creen que la formación de las universidades se adecúa poco a las competencias requeridas en el mercado laboral.

Veamos un ejemplo. Según los últimos datos recopilados por el portal de empleo InfoJobs con su herramienta (basada en la inteligencia artificial) Job Market Insights, las vacantes de empleo vinculadas relacionadas con la inteligencia artificial crecieron un 22% a lo largo del año 2022, llegando al final del año a un total de casi 1.500 vacantes publicadas. En la actualidad, según los datos oficiales del RUCT del Ministerio de Universidades, se han aprobado en España trece grados universitarios con ese nombre en su denominación. De ellos cinco son impartidos por universidades privadas y, de los de la pública, uno se imparte conjuntamente por tres universidades públicas gallegas. De esos trece, los dos primeros en conseguir su permiso para ofrecerse en las aulas corresponden a las universidades de privadas IE Universidad (2019) y Deusto (2020), siendo la mayoría de la pública posteriores.

Creemos que la Universidad española tiene una tremenda calidad, y que es lo suficientemente eficiente como para competir a nivel internacional en dotar a la sociedad de los profesionales necesarios para que España tenga una economía competitiva. Sin embargo, tenemos la sensación de que la Universidad española no es homogénea, hay titulaciones con una elevada demanda, como el hemos visto en el caso de la inteligencia artificial. Otras, en cambio, encuentra una situación considerablemente peor. Por ejemplo, según el sindicato Comisiones Obreras, entre el año 2009 y el año 2020 se convocaron en Castilla y León 913 plazas de oposiciones para profesores de educación infantil. En el mismo período las universidades de Castilla y León egresaron a 5093 jóvenes maestros de infantil lo que representa una cobertura del 18%.

La universidad española tiene una tremenda calidad como para competir a nivel internacional

Está claro que hay un desajuste importante entre la oferta y la demanda y que no todas las titulaciones tienen las mismas facilidades de ofrecer empleo a sus egresados. La solución pasa por una mayor información a las familias y un mejor sistema de orientación en colegios e institutos. Y por supuesto, una mayor sensibilidad de las universidades, especialmente las públicas, a la hora establecer su mapa de titulaciones donde prime una de sus funciones, la de crear profesionales para la sociedad.

Este artículo forma parte del informe Indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español. Este es el octavo de los informes anuales con que la Fundación Ramón Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación recogen y ofrecen, desde 2015, una selección de datos descriptivos sobre la situación y evolución del sistema educativo español. Este instrumento de consulta al servicio del sector educativo analiza abundante información procedente de fuentes estadísticas y estudios nacionales e internacionales para ordenarla, clasificarla y organizarla empleando, siempre que es posible, una perspectiva comparada y actualizada a 2022.

Referencias:

Ballestar, M. T., García-Lazaro, A., Sainz, J., & Sanz, I. (2022). Why is your company not robotic? The technology and human capital needed by firms to become robotic. Journal of Business Research, 142, 328–343. https://doi.org/10.1016/j.jbusres.2021.12.061

Koch, M., Manuylov, I., & Smolka, M. (2021). Robots and Firms. The Economic Journal, 131(638), 2553–2584. https://doi.org/10.1093/EJ/UEAB009

Martínez-Matute, M., Sainz, J., & Sanz, I. (2023). Barómetro CYD.

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