Más de 160 millones de niños abandonan la escuela para emplearse en trabajos precarios
El próximo 12 de junio, se conmemora en Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Una lacra en la que están involucrados más de 160 millones de niños en todo el mundo y que, para Manos Unidas, solo puede combatirse con educación y con políticas que garanticen la protección de los menores y la erradicación de la pobreza.
De los 160 millones de niños que trabajan, 79 millones lo hacen en labores peligrosas que condicionan sus vidas y por las que reciben salarios ínfimos. “Estamos hablando de niños y niñas que realizan trabajos domésticos casi esclavos, sin descanso y en medios insalubres; de trabajos agrícolas, de sol a sol, que requieren grandes esfuerzos; de trabajos industriales o mineros en los que utilizan herramientas y materiales que ningún niño debería manejar; o de decenas de miles de ‘niños soldado’ reclutados por grupos armados”, asegura Waldo Fernández, del departamento de estudios de Manos Unidas.
Pero hay otras formas de trabajo infantil en las que también están involucrados adultos sin escrúpulos y que mueven al año 23.500 millones de euros. “Nos referimos a los más de 1,2 millones de menores víctimas de tráfico infantil”, explica Fernández. “Y a los niños y niñas involucrados en redes de comercio sexual, las niñas casadas y destinadas al trabajo doméstico desde temprana edad, o los que trabajan en las fábricas”, enumera.
Todos estos pequeños se ven privados de su infancia, de su derecho a jugar y de su crecimiento físico y mental. Muchos de ellos deben abandonar la escuela, sufren traumas psicológicos y tendrán muchas menos posibilidades de progresar y de abandonar el círculo de la pobreza.
Para Manos Unidas, la pobreza está en la base del trabajo y las esclavitudes infantiles y es un deber de todos los ciudadanos del mundo erradicarla y prevenirla. “Porque, aunque la explotación y la esclavitud infantil se den fundamentalmente en los países más empobrecidos, están presentes en nuestro día a día, en nuestra ropa fabricada en condiciones infrahumanas, en nuestros teléfonos móviles…”, denuncia Waldo Fernández.
Los más de 500 proyectos de desarrollo que apoya Manos Unidas cada año tienen como fin disminuir la brecha de desigualdad que separa a ricos y a pobres. “Queremos ser parte de esa transformación que necesita el mundo, que permita a todos los seres humanos vivir con dignidad”, asegura Fernández. Ante al trabajo infantil, no hay lugar para la indiferencia.