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Cómo convertir un IES de barrio en un referente para toda España

"Si España quiere transformarse, hay que inocular en edades tempranas el virus maravilloso de la ciencia", explica el director del IES Las Musas, José Antonio Expósito, que es un referente dentro y fuera de España, y uno de los fundadores de la Asociación nacional por la Investigación en Educación Secundaria.
Juliana Leao-CoelhoLunes, 22 de julio de 2024
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El director del IES Las Musas, José Antonio Expósito.

Esta asociación (Ainves), que empezó en 2022 con cuatro institutos –de Madrid, Tudela (Navarra), Vitoria y Zaragoza– agrupa ya una veintena de IES de toda España que buscan introducir a sus bachilleres en el mundo de la investigación. «Hay que sembrar a los 15-16 años para hacer una verdadera cantera de científicos o no la tendremos después», explica el artífice del Bachillerato de Investigación que puso al IES de un barrio modesto «en el escaparate de la educación, traspasando la frontera de Madrid e incluso fuera de España».

Solamente este año, explica, les ha visitado una delegación de Corea del Sur, a través de Unicef –de la que son centro de referencia–, una de Taiwan y otra de EEUU. «Es apasionante e ilusiona a todo el profesorado involucrado en este proyecto educativo de gran éxito y repercusión en miles de alumnos, incluso muy alejados geográficamente, que han seguido nuestro modelo». Los bachilleres desarrollan una investigación durante año y medio, guiados por investigadores de centros tan punteros como el CSIC, el CNIO, el Ciemat, INTA, además de universidades. Cita como ejemplo, «un alumno que ha investigado con ratones en un proyecto de tratamiento del cáncer» en la Facultad de Medicina de la Complutense.

«Hemos buscado dar el protagonismo a los alumnos de muchas maneras. Lo hemos llamado ‘pedagogía poética’. La palabra es nuestro núcleo, nuestra forma de abordar todas las situaciones mediante el diálogo. Darles también la posibilidad de resolver los conflictos entre ellos», a través de un mediador. Como aspirantes a una enseñanza universal, abren cauces con institutos de Francia, Canadá, EEUU, Alemania, Italia e Inglaterra, para que sus alumnos conocieran otras realidades; «llegamos incluso hasta Rusia, fuimos el primer y único centro en establecer un intercambio con la Escuela Cervantes de Moscú», explica.

Hicieron, además, cuatro expediciones a la Amazonia ecuatoriana, siendo recibidos por el presidente de Ecuador Guillermo Lasso en el Palacio de Carondolet. Tras cada viaje, editaron un libro con las experiencias que relatan los alumnos. También han buscado «formar ciudadanos completos, que tengan interiorizados valores que les acompañen toda su vida: la solidaridad, la empatía, el trabajo en equipo, la generosidad».

Mediante acuerdos con 15 ONG, los alumnos colaboran con el Banco de Alimentos, Unicef, Cruz Roja, Comercio Justo, Afanias y Adopte un Abuelo, entre otras. «Nos hemos preocupado de que los alumnos con dificultades de aprendizaje no se quedaran atrás», mediante un programa de mentorización con seguimiento individualizado. Como resultado, tienen alumnos «en carreras con las notas de corte más altas» y que, cuando llegan a la universidad, «ya saben lo que es el método científico», las hipótesis, conclusiones, manejo bibliográfico y exponer públicamente los trabajos.

Durante la pandemia intentaron lanzar un nanosatélite al espacio, lo que no consiguieron porque al final no llegó la financiación necesaria. «Pero fue una aventura maravillosa para todos estos escolares», asegura. Fruto de ello, explica que son el único instituto de España que tiene estación de seguimiento aeroespacial. «Durante el volcán de La Palma, veíamos imágenes de satélite», apunta. «Hemos cuidado tanto el interior como el exterior del instituto, con espacios amigables y diáfanos», incie. Ayudados por alumnos de FP de Jardinería de un centro cercano, han convertido «un erial en un vergel con 300 árboles. Solo este año cada niño de primero ha plantado un ciprés». Además de instalar placas solares, una pantalla en el recibidor indica cuántos kilovatios producen y consumen. «La energía limpia no solo se estudia en los libros», concluye.

El instituto ha atraído a «un profesorado entusiasta y entregado». Una docente lidera el proyecto con Unicef, otro el del Parlamento europeo, de la Comisión de Igualdad…. Proyectos premiados por el Ayuntamiento de Madrid, la Delegación del Gobierno, universidades y ministerios, como el Premio Nacional de Educación Vicente Ferrer. «Es una aventura colectiva», según el director que se jubila el próximo curso, y resume su labor: «Lo único que he hecho ha sido darles pista para que despegaran y llevaran a los niños tan lejos. Dos editoriales me han pedido que escriba un libro contando cómo ha sido este proceso».

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Comentarios

  1. Irene
    24 de julio de 2024 11:15

    Es maravilloso,. Igual desde otras esferas más altas debieran aprovecharlo para que después de formados, no sé vayan del país con mejores condiciones laborales. Fuga de cerebros, lo llaman.

    Que conste que la excelencia siempre hay que buscarla. Antes y después.