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Crece respecto a 2022 el material de abuso sexual infantil autogenerado

En 2023, el 92% de los contenidos de abuso sexual infantil encontrados en las páginas web analizadas por Internet Watch Foundation eran autogenerados.
RedacciónJueves, 18 de julio de 2024
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El temprano acceso a internet, la falta de supervisión parental y de detección por parte de las redes sociales, y la normalización de este tipo de comportamientos de riesgo son algunos de los factores que explican este fenómeno. © Adobe Stock.

Menores que no saben que están siendo grabados, otros que han sido engañados o que sucumben porque están siendo extorsionados en línea: estas son algunas de las situaciones en las que niñas o niños pueden terminar siendo víctimas de material de abuso sexual. De acuerdo con el más reciente informe de Internet Watch Foundation (IWF) de las 275.652 páginas web analizadas que contenían imágenes de abuso sexual infantil durante 2023, más de nueve de cada diez páginas –254.071 o el 92%– contenían imágenes “autogeneradas”.

Según el informe, estos materiales se refieren a imágenes sexuales en las que aparece el o la menor. En la mayor parte de los casos, una persona que no está presente físicamente en la habitación lo prepara, engaña o extorsiona para que se produzca y comparta una imagen o contenido sexual de si mismo. “Estas imágenes llegan a la red de diferentes maneras: la primera, que puede ser de forma completamente voluntaria por el menor, por ejemplo, en casos de sexting”, explica Irene Montiel, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). En determinadas edades, como la adolescencia, el envío o intercambio de imágenes o mensajes de texto con un contenido sexual explícito a través de un dispositivo electrónico, especialmente un móvil, es bastante común.

El 92%

de las imágenes contenidas en la web eran autogeneradas.

“Se fotografían, se hacen fotos íntimas y las comparten con otras personas o las cuelgan en la red. Estas imágenes pueden ser luego difundidas sin su consentimiento por otras personas”, remarca Montiel, quien también señala que los niños y niñas no son conscientes del peligro que supone esta actividad.

Otra de las motivaciones por las que pueden generar este tipo de imágenes es que lo hagan de manera coaccionada. “Se toman estas imágenes porque están siendo víctimas de extorsión, de presión y coacción por parte de sus parejas cuando son adolescentes, o incluso por amigos, por presión social, o porque están siendo víctimas de explotación sexual y les están ofreciendo dinero, por ejemplo, o alguna ventaja a cambio de estas imágenes”, señala Montiel. Otro escenario recurrente es el grooming. Estos casos de acoso sexual en línea, normalmente por parte de adultos, consiste en establecer con los menores una relación de confianza a través de chats y redes sociales, las cuales luego utilizan para conseguir este tipo de material.

Cinco factores que explican el auge de este tipo de material

“El primero de los factores es el aumento del acceso a los dispositivos y a internet por parte de los menores a edades tempranas, principalmente a los dispositivos móviles”, advierte Montiel, investigadora del grupo VICRIM de la UOC, De acuerdo con el INE, el 70,6% de los menores de 10 a 15 años tienen su propio móvil inteligente, lo que representa un incremento de 7,5 puntos porcentuales respecto con el año anterior. Gran parte de estas imágenes autogeneradas son mirror pictures: “es decir, fotos frente al espejo que se toman directamente enfocando el espejo en el que muestran sus cuerpos, normalmente desnudos o con muy poca ropa”, explica Montiel.

El segundo factor es la falta de supervisión por parte de los progenitores y la poca consciencia de los menores. “La gran mayoría de las veces no son conscientes del peligro que esto supone debido a la normalización que han hecho niños, niñas y adolescentes de este tipo de conductas, y por lo tanto son ajenos a este peligro”, comenta. Luego aparece como tercer factor la ausencia de mecanismos de detección proactiva de este tipo de material por parte de plataformas.

La gran mayoría de las veces no son conscientes del peligro que esto supone debido a la normalización que han hecho niños, niñas y adolescentes de este tipo de conductas, y por lo tanto son ajenos a este peligro

Define la experta que es en las redes sociales donde más se distribuyen este tipo de imágenes, así como en los servicios de mensajería instantánea como Telegram y WhatsApp. Según Unicef, el 98,5% de los adolescentes está registrado en una red social y dos de cada tres cuentan con más de un perfil en una misma red, que utilizan selectivamente para familia y conocidos o para el grupo de iguales.

En cuarto lugar, “estaríamos ante la normalización de estos comportamientos de riesgo, como son el sexting y la hipersexualización de la infancia en general, que lo promueve y lo justifica”, explica. El 42% de los adolescentes afirma haber recibido mensajes de contenido erótico o sexual a través de las redes sociales, según Unicef.

El 42% de los adolescentes

afirma haber recibido mensajes de contenido erótico o sexual a través de las redes sociales

Finalmente, un quinto factor a tomar en consideración es que este tipo de imágenes mueven muchísimo dinero. “En los últimos años se han triplicado los ingresos de las páginas web en las que había este tipo de material; en algunas webs de pornografía adulta hay camuflados estos tipos de contenido”, advierte Montiel.

Las franjas más afectadas: entre 7 y 10 y entre 11 y 13

El material de abuso sexual infantil en la red ha aumentado un 1.965% desde 2013, pasando de 13.343 páginas a 275.652, según datos de IWF. Por lo que se refiere a las imágenes “autoproducidas”, el año 2022 fue el primero en el que este tipo de imágenes superó a las “no autoproducidas”, es decir, aquellas en las que hay físicamente un agresor o que han sido creadas o manipuladas con imágenes existentes, creando una imagen parcial o totalmente sintética utilizando IA u otras técnicas artificiales. Esta tendencia de imágenes autoproducidas se ha dado este 2023, creciendo un 14% respecto al año anterior (2022).

Entre las franjas de edad más afectadas están los menores 11-13 (el 96% son imágenes autoproducidas), seguidos de la franja de los 7 a 10 años (92%), entre quienes ha aumentado drásticamente, un 65% desde 2022 (con 104.282 imágenes en 2023 versus 63.057 en 2022). “Se deberían adelantar las estrategias de prevención y retrasar la entrada o el inicio del uso de internet y, concretamente, de los smartphones. Es necesario ofrecer una educación sexoafectiva basada en la evidencia científica y con un enfoque de derechos desde la primera infancia”, acota Montiel. De acuerdo con Unicef, la edad media en España para el primer móvil se sitúa entre los diez y los once años.

En un 1.965%

se sitúa el incremento de material de abuso sexual infantil en la red

Graves consecuencias y dificultad para olvidar

Que existan imágenes de este tipo en internet sobre un menor puede tener graves consecuencias. “Aumenta el riesgo de ser víctima de violencia digital, sufrir sextorsión o grooming en línea por parte de los agresores sexuales que buscan menores para abusar sexualmente de ellos, o bien digitalmente a través de la cámara web, o bien quedando en persona y cometiendo agresiones sexuales”, detalla Montiel.

Además, la existencia de estás imágenes también afecta su vida en el mundo fuera de línea: “tienen mayor riesgo de sufrir acoso escolar por parte de compañeros”, comenta Montiel. Psicológicamente, “la existencia de estas imágenes puede generar estrés, ansiedad, miedo, vergüenza, aislamiento social, problemas con el sueño y la alimentación e, incluso, conductas autolesivas. En los casos más graves, pueden llegar al suicidio”, explica la investigadora. Además, también conlleva convivir con esas imágenes perennes debido a la dificultad de eliminar su rastro. “Esto hace que los niños y niñas tengan que aprender de alguna manera a vivir con la idea de que esas imágenes pueden reaparecer en cualquier momento de sus vidas y que cualquier persona, sus padres, sus abuelos o incluso, cuando ellas sean mayores, sus propios hijos puedan verlas, y eso es muy difícil de gestionar”, concluye.

Los niños y niñas tienen que aprender a vivir con la idea de que esas imágenes pueden reaparecer en cualquier momento de sus vidas y que cualquier persona puede verlas, y eso es muy difícil de gestionar

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