Jóvenes tutelados que rompen estigmas y encuentran su camino gracias al cine
Wassim de Nachit, Judith Obianozie y Yasmin El Kaddouri son jóvenes que han participado en el programa de formación de cine Horagai, que organiza la cooperativa de cineastas La Selva.
«Empezamos a cocinar la idea de Horagai en septiembre de 2020, después de los ataques de la extrema derecha a los centros de menores tutelados» ya que «nos interesaba que pudiesen hacer cine desde sus propias miradas» y que «dejasen de ser observados desde el estigma», ha dicho en una entrevista con Efe Jana Montllor, que es una de las responsables de ‘La Selva. Ecosistema de Creació’. En aquellos momentos, «había sobre los jóvenes tutelados una fuerte presión mediática en la que se les vinculaba con la delincuencia, las drogas y la violencia juvenil» cuando «son chicos normales que han vivido una experiencia de vida determinada» y a los que «con el cine, les dábamos una herramienta para explicarse ellos mismos», ha añadido el también responsable de la cooperativa Marc Vila.
El programa ha culminado su tercera edición, con una veintena de jóvenes participantes en cada una de ellas y en septiembre arrancará la cuarta. Horagai tiene un «doble valor», al «empoderar a los participantes» mientras trabajan sus emociones y experiencias y «al crear piezas, que se exhiben en centros cívicos, institutos o festivales de cine», ha indicado Marc Vila. Otros objetivos del programa son «democratizar el cine», unos estudios «súper elitistas» a los que estos jóvenes «no tendrían acceso» y «ampliar la perspectiva de las profesiones en las que pueden trabajar», han indicado los organizadores.
Acogido en la fábrica de creación Fabra Coats de Barcelona, el proyecto se desarrolla en formato de taller de cine, donde los jóvenes, acompañados y tutorizados por expertos en el mundo del cine que en ocasiones son voluntarios de renombre, exploran todas las etapas de la creación cinematográfica hasta ejecutar un corto que pasará a ser exhibido. «Acercamos el mundo del cine a estos chicos a través de experiencias muy inmersivas y prácticas» en las que «tienen contacto con profesionales, como directores o productores de cine», ha concretado Marc Vila.
Sobre los efectos del programa en los participantes, Marc Vila ha reconocido que son reales ya que «hay algunos casos, como los de Saïd o Noha, que han cambiado su itinerario profesional, han decidido estudiar cine y algunos de ellos están trabajando» en este campo e, «incluso cerrando el círculo, forman parte del equipo de Horagai».
Financiado en un 50% por la Fundación Banco Sabadell, que también acompaña a los organizadores durante la ejecución del programa, y la otra mitad a cuenta del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat, Horagai es posible gracias a un equipo de voluntarios de la Escuela de Cine de Barcelona (ECIB), que acompañan a los jóvenes durante todo el proceso. También, estudiantes de interpretación de escuelas de teatro de la ciudad de Barcelona se incorporan al proyecto como actores y actrices de forma voluntaria. Asimismo, colaboran en él La Filmoteca de Catalunya, la empresa Filmin, el espacio de creación Fabra i Coats, escuelas de teatro de Barcelona o espacios como l’Harmonia o l’Ateneu.
Historias de jóvenes que rompen estigmas
Judith Obianozie es una joven originaria de Nigeria que a los 16 años, justo acabada la ESO, entró a formar parte del programa y está estudiando comunicación audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona. «Yo conozco este mundo», ha dicho a EFE que pensó la joven cuando tuvo que decidir qué estudios emprender en la universidad, y ha añadido que cuando los acabe le gustaría «ser directora o trabajar en algo relacionado con las cámaras». Tras su paso por un centro tutelado para menores, la chica está viviendo en un centro de ex-tutelados para jóvenes de hasta 21 años. La mayoría de sus amigos, «fuera del ámbito estudiantil, son de Horagai», ha dicho Judith Obianozie, a quien el programa ha enseñado «además de aspectos técnicos», a «entender mejor y a no juzgar a la gente».
Procedente de Marruecos, Wassim de Nachit empezará en septiembre segundo de Bachillerato y, aunque afirma que no tiene «muy claro» el camino que emprenderá tras esta etapa, reconoce que «haber participado en Horagai» le ha ofrecido la perspectiva de «ser actor». El joven, que está combinando sus estudios con trabajos esporádicos como modelo y actor, ha dicho a Efe que el curso le «ha abierto puertas», «ha despertado algo nuevo» y le ha ayudado a «vencer la vergüenza y la inseguridad».
Sobre el corto que creó el equipo de Horagai del que formó parte, y que protagonizó, ha dicho: «Me gustó porque explicaba una historia muy parecida a la mía, con padres separados y una figura paterna a veces ausente y a veces presente». A Yasmin El Kaddouri, nacida en España y cuyos progenitores son naturales de Marruecos y de España, también le interesa la interpretación ya que «desde pequeña había hecho teatro». Por ello, cuando sus educadores del centro de menores le propusieron participar en Horagai, accedió convencida, y, pese a que no piensa seguir estudios relacionados con el cine, ha afirmado que su paso por el programa «ha influido» en su continuidad formativa, ha acabado el Grado Medio de Formación Profesional de Enfermería y continuará estudiando.
Esta joven también ha cursado el taller de cine ‘Viu el barri’ (Vive el barrio) que ‘La Selva’ organiza con la Filmoteca de Catalunya y en el que los jóvenes se acercan a las diferentes realidades del barrio barcelonés del Raval para retratarlas en los cortos que elaboran. Sobre el taller, Yasmin El Kaddouri ha dicho que fue «impactante y muy educativo» porque se hizo «un reportaje sobre una persona de Arrels que vivía en la calle». «Aprendí a mirar esta realidad de otra manera» y a entender que «nos puede pasar a todos».