Las mejores novelas católicas
El padre Brown es, desde luego, un ejemplo aparentemente claro de novela católica al ser un sacerdote su protagonista. Sirve sobre todo para entender no tanto que exista un subgénero que podamos llamar así, como que haya autores que se hayan preocupado –como Gilbert K. Chesterton– de hacer llegar a un público amplio su filosofía y forma de vida cristiana con la forma entretenida y amable de la novela.
Si esto es lo que buscamos, curiosamente, por delante de Chesterton –y no solo del P. Brown, sino de otras de sus obras– muchos ponen en primer lugar a El Señor de los Anillos de John R.R. Tolkien. Suena paradójico si nos fijamos en que la saga versa en torno a mitologías y asuntos lingüísticos que nada tienen que ver con la religión, pero no tanto si nos fijamos en que todo comenzó con El Hobbit, pensado como un cuento para entrener a los hijos del autor que, como buen cristiano, no podía dejar de transmitir lecciones más profundas al tiempo que les deleitaba con su imaginación.
Pero vayamos con el ránking prometido y siempre discutible:
- El Señor de los Anillos (J. R. R. Tolkien). Aborda la lucha eterna entre el bien y el mal, y el heroísmo que exige. Valoración de Carmelo L. A. en Religión en Libertad.
- Crónicas de Narnia (C.S. Lewis). La redención transplantada a un mundo de fantasía con animales. Crítica de Carlos G. M. en Jóvenes Católicos.
- El poder y la gloria (Graham Greene). La persecución religiosa en México en el s. XX. Valoración de Rosa Guardiola en Mejores Libros.
- Diario de un cura rural (Georges Bernanos). Espiritualidad de un sacerdote joven. Crítica de Jorge Gaspar en De Libris.
- El último cruzado (Louis de Wohl). Vida de don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto. Valoración en Lectura Católica.
- Retorno a Brideshead (Evelyn Waugh). La providencia y la gracia en una familia aristocrática inglesa. Crítica de Joseph Pearce en Religión en Libertad.
- La Divina Comedia (Dante Alighieri). La búsqueda de Dios como sabiduría y su justicia al premiar. Valoración de Marco Di Matteo en Il Timone.
- El candor del P. Brown (Gilbert K. Chesterton). La fe ayuda a la razón hasta para resolver crímenes. A. Sicilia de Paz en El Papel Literario.
- Los Miserables (Víctor Hugo). El deseo de expiación de un Job moderno cuya fe es solo sentimental. B. J. T. en De Libris.
- El demonio de media tarde (José Luis Martín Descalzo). La última novela de un sacerdote que fue también ensayista. Javier Burrieza en la R.A. de la Historia.
- Cinco horas con Mario (Miguel Delibes). Una mujer tradicional critica la modernidad velando a su esposo. M.A. Garrido en Nueva Revista.
- Don Quijote (Miguel de Cervantes). Andanzas del caballero de la Mancha y su escudero Sancho. Santiago Madrigal en U. de Comillas.
Quizá hablar de novelistas católicos o mejor de novelistas que viven el catolicismo habría servido mejor que hablar de novelas católicas, no solo porque los libros no profesan la Religión, sino porque los personajes que destacan por su fe, como los que esperamos encontrar en estas novelas, son propios de contextos donde el catolicismo es minoritario. Ciertamente también en Italia encontramos la Divina Comedia con un propósito docente religioso expreso, pero en otro contexto, como el español, es más corriente el caso de El Quijote, con una conducta y doctrina cristiana ejemplar, sembrada si se quiere de forma más dispersa, aunque no disimulada.
También en España, pero pasados tres siglos y medio, tenemos el caso de Delibes, que no dedica ninguna de sus obras expresamente a reflexionar sobre la religión (si es caso El Hereje, que hemos citado entre las novelas históricas), pero donde los personajes reflejan y viven el catolicismo de su época, incluso con agudas críticas por ejemplo a los experimentos modernistas en torno al Concilio Vaticano II (de ahí que en la lista aparezca Cinco horas con Mario). La novela se publicó en 1966 y desde 1979 se representó la versión teatral, protagonizada casi siempre por Lola Herrera, que en cuatro décadas pudo experimentar cómo la creciente ignorancia ha llevado a que el público pasara de entenderla como un drama a tomársela a comedia y reírse del dolor de la protagonista.
Completa el trío hispánico un escritor que destacó más como ensayista y hasta predicador –no en vano era sacerdote, José Luis Martín Descalzo–, cuya novelística no desmerece en calidad, aunque por los prejuicios reinantes en España ser eclesiástico lo haya relegado al olvido.
Entremedias entre los países donde el catolicismo tenía que ser vindicado por los novelistas y aquellos donde era pacíficamente vivido, el proceso descristianizador se refleja en el caso de Víctor Hugo, de ahí que Los Miserables no pueda ser llamada novela católica, por mucho que precisamente su autor la define como novela religiosa y al protagonista lo presenta como moderno Job que pretende con su sacrificio expiar el pecado: socialmente, sí, refleja Víctor Hugo la influencia positiva del cristianismo en un país que fue católico, pero en muchos de cuyos habitantes la fe ha quedado reducida a un sentimiento que les hace, finalmente, capaces de ayudar a los demás. Que no es poco, tal como está el patio.
Hoy día, obviamente, pretender que la novela sea la única forma de expresión –y aún más de formación– religiosa quedaría corto sin añadir otros recursos como:
Vidas de santos por escrito y en películas
- San Agustín: Sus Confesiones son la primera novela autobiográfica de la historia.
- San Benito de Nursia: Fue biografiado (Vida y Milagros) por San Gregorio Magno.
- San Francisco de Asís. Biografiado por San Buenaventura. Película.
- San Antonio de Padua: sobre este santo tan popular existen diversas biografías. Película y dibujos animados.
- Santa Catalina de Siena: reflejó sus vivencias místicas en El diálogo. Película.
- San Ignacio de Loyola: Biografía por José Martínez de la Escalera (R. Academia de la Historia). Película. TVE le dedicó un capítulo de Paisaje con figuras.
- San Francisco Javier: El divino impaciente es una biografía teatral del gran misionero, obra de José María Pemán que TVE emitió en 1966.
- San Edmundo Campion: Mártir de la persecución en Inglaterra (1581), fue biografiado por el citado novelista Evelyn Waugh.
- Santa Teresa de Ávila: retratada en el Libro de su Vida. Película de 1961, también con guión de Pemán y Serie de 1984 protagonizada por Concha Velasco.
- San Juan de la Cruz: Relata su experiencia en Noche oscura del Alma. TVE le dedicó un episodio de Paisaje con figuras, dirigido por Carlos Serrano y presentado por Antonio Gala.
- Santa Teresa de Lisieux: La infancia espiritual contada por ella misma en Historia de un alma. Documental.
- Santa Faustina Kowalska: Para entender una de las devociones modernas, leer su Diario: La Divina Misericordia en mi alma. Documental.
- San Maximiliano Kolbe: El primer santo mártir víctima del nazismo. Película.
- San Pío de Pietrelcina: puede leerse la biografía El verdadero relato, de C. Bernard Ruffin, o verse esta famosa película biográfica.
- San Josemaría Escrivá: Aunque no sea estrictamente autobiográfico, para entender la llamada universal a la santidad sigue siendo clave conocer su obra Camino.
- San Juan Pablo II: Entre las muchas biografías pueden servir la de George Weigel. Película biográfica.
- Benedicto XVI: Aunque no sea oficialmente un santo, es el autor católico que más ha vendido en las últimas décadas. Una biografía reciente es Emérito, de Álvaro Sánchez de León.
- Religión en Libertad (reseñas de libros)
- Vaticano: La Biblia, el Catecismo, su Compendio y otros recursos.
- Aleteia (cultura y arte).
- Aceprensa (libros).
- Catholic.net
- Libros Católicos
- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes