Niños con discapacidad y verano: sin campamentos, aulas cerradas y mucho estrés en familia
«Llevo tres semanas teletrabajando en la playa con la niña mano a mano y es una absoluta desesperación, pero luego viene la navidad, la semana santa, los puentes. ¿Qué hago? ¿Llamo a mis padres de 85 años? Mi hija se aburre con la tablet toda la mañana y no para de pelearse conmigo. Tu no disfrutas y ella se frustra mucho», explica a Efe Patricia Cavanillas. La historia de ambas refleja la realidad de muchas familias que conviven con la discapacidad no sólo en verano sino también en periodos no lectivos en los que tienen que seguir trabajando pero sin apoyo del centro educativo u otras entidades especializadas.
Según explica Patricia, periodista y directiva del área de la Comunicación, cada año que pasa comprueba que «lo poco o mucho que aprenden en el colegio lo pierden en estos casi tres meses de verano y son niños que no los puedes apuntar a determinadas actividades. No pido actividades de ocio sino que el centro educativo también les siga enseñando y sigan aprendiendo a ser autónomos». «Es como si cada verano tuvieras que empezar de cero», confiesa Patricia, ya que los avances que logra durante el curso escolar se ven comprometidos por la falta de continuidad en su educación y terapia. «A medida que van creciendo te das más cuenta, porque cuando son más pequeños es más fácil, pero una niña de 14 se aburre, no sabe qué hacer, tú tampoco porque no me puedo coger dos meses de vacaciones, entonces no comemos y soy madre soltera».
Movilización de las familias: ¡Colegios abiertos ya!
Patricia y familias de la Asociación Nacional del Síndrome idic15 se están movilizando estos días y acaban de lanzar en la plataforma change.org la petición de que haya colegios abiertos todo el año para niños con necesidades especiales, no sólo los afectados por esta patología. El síndrome de Marta está ocasionado por duplicaciones de regiones del cromosoma 15 y se relaciona con trastornos de espectro autista, retraso madurativo, dificultades en el aprendizaje, trastornos del desarrollo y convulsiones-epilepsia. «Es como un Síndrome de Down, que afecta al cromosoma 21, pero este es el 15. Siempre digo que esta enfermedad es un cóctel molotov».
Para muchos, añade, la opción del campamento es inviable y no sustituye «la necesidad de estos niños de seguir en su entorno habitual». «Hay campamentos, nada fáciles de conseguir, y a finales de agosto mi hija irá unos días, pero son de ocio y está bien porque juegan con otros niños, pero lo que pedimos es mantener los colegios abiertos, donde además de ocio haya tiempo dedicado a educación y a las actividades que necesitan».
«Me repatea la cantidad de fondos europeos que no se gastan en esto»
En definitiva, recalca, es cuestión de dinero «y me repatea tanto la cantidad de fondos europeos que hay y que no se gastan en estas cosas, se destina a tantas otras cosas que no voy a entrar porque sería políticamente incorrecto. Con la cantidad de gente preparada y desempleados que hay ¿porqué no los contratan en verano, en semana santa etc?». Ojalá existiera esta opción de traer a los niños al colegio en esos periodos tan largos de vacaciones y «si luego te vas quince días con ellos de vacaciones pues fenomenal porque disfrutas de ellos de verdad». En estas situaciones «te sientes muy desamparada», pero Patricia advierte que es «muy peleona» y «no voy a quedarme quieta». Aparte del lanzamiento de esta campaña, está en contacto con la Comunidad de Madrid –donde reside– y con la Federación de Enfermedades Raras para buscar su apoyo y soluciones.