Un manifiesto por una educación que valore el esfuerzo consigue casi 5.000 adhesiones en Cataluña
Los impulsores de la iniciativa son la profesora titular de Latín y Griego clásico en el Instituto Gerbert de Aurillac de Sant Fruitós de Bages (Barcelona) Lídia Ribas y el profesor de Biología y Geología jubilado Florenci Vallès. Los promotores argumentan que son «conscientes del persistente descenso de los conocimientos y capacidades adquiridos por los alumnos de enseñanza secundaria (certificada por los resultados de las pruebas PISA de 2023)». Por ello, y «con la voluntad de remediar esta situación», argumentan que hay «concepciones pedagógicas y malas prácticas más o menos ancladas en la mayoría de centros educativos de enseñanza secundaria que están perjudicando la calidad de esta enseñanza desde hace tiempo».
Consideran que al finalizar la ESO los alumnos tienen dificultades en comprensión lectora y expresión escrita y en conocimiento científico, de humanidades y de lenguas extranjeras y problemas para resolver cuestiones matemáticas o científicas de cierta complejidad, además de un vocabulario cada vez más simple, un bajo nivel de catalán y un menosprecio a cualquier conocimiento que no consideren útil. A nivel educativo, los profesores critican que en los últimos tiempos «se ha potenciado mucho la innovación pedagógica» que, «en general, ha menospreciado la cultura del esfuerzo».
También indican que «contribuye al deterioro de la enseñanza la excesiva tolerancia con las faltas de disciplina y respeto por parte del alumnado» y que «la desobediencia, insolencia, insultos, amenazas, agresiones o el vandalismo cada vez son más frecuentes». Entre las razones que han provocado la bajada de nivel, citan el «presuponer que la mayoría de alumnos quiere aprender y que, si no aprenden, es porque el profesorado no le ha motivado lo suficiente o no enseña bien».
Otros de los motivos citados que ha provocado el descenso de nivel son «pensar que la felicidad de los alumnos es más importante que su aprendizaje, entender que el fracaso escolar se puede solucionar facilitando títulos al alcance de todos, creer que la innovación pedagógica constante implica mejoras siempre y menospreciar los métodos pedagógicos tradicionales, sobrevalorar la utilidad pedagógica de las herramientas digitales o menospreciar la importancia de la memorización obviando que, sin ella, no puede haber conocimiento».
También lamentan haber «bajado demasiado el grado de los contenidos didácticos que se exige al alumno a cambio del aprobado, tener demasiado en cuenta la opinión y las exigencias de las familias a la hora de tomar decisiones, una tolerancia excesiva con las faltas de disciplina o imponer cargas burocráticas que perjudican la práctica docente».
Con el fin de mejorar la enseñanza, añaden cincuenta propuestas como «potenciar el esfuerzo como requisito indispensable para conseguir conocimientos» o «no demonizar la competitividad entre alumnos con el ánimo de evitarles sufrimiento, porque la competitividad fomenta el esfuerzo y es omnipresente en nuestra sociedad». También instan a «no engañar a la sociedad en general y a los alumnos y sus familias en particular diciéndoles que cualquier aprendizaje está al alcance de todos y que con una buena pedagogía que sea motivadora se puede aprender sin esfuerzo».
Asimismo, proponen «enseñar a los alumnos que el fracaso es normal y que debe aceptarse», «evitar que la lucha contra el fracaso escolar comporte dar aprobados y títulos a quienes no los merecen», así como «no menospreciar la acumulación de conocimientos ni la memorización, ya que en el mundo real son necesarios y útiles». «Perseguir siempre la objetividad en los sistemas de evaluación» y «dar más valor al trabajo individual que al trabajo en equipo, y establecer unas normas generales para los trabajos en equipo no permitan que los miembros del equipo que no han trabajado saquen provecho de quienes han trabajado y les perjudiquen» son otras de las propuestas.
Añaden a éstas la necesidad de «establecer los mecanismos necesarios para que a los docentes no les falte soporte a la hora de impartir disciplina», «no cuestionar las sanciones impuestas por el profesor a menos que existan motivos poderosos para ello» y «no asignar materias a profesores que no están capacitados para impartirlas».