Andreína Pereda: “Las notas no definen a nuestros hijos e hijas, son mucho más que sus resultados académicos”
Es natural que al inicio del curso se produzcan fluctuaciones en el rendimiento académico. Cada nuevo año escolar implica un aumento en las exigencias y la introducción de nuevos contenidos, lo que requiere un proceso de adaptación. Por ello, es recomendable que, como padres, seamos pacientes y observemos si el rendimiento se estabiliza a medida que avanzan las semanas.
Si, a pesar de este tiempo de ajuste, el rendimiento sigue siendo un problema, es importante abordar la situación con calma y tranquilidad. “Conversar con el niño o adolescente para identificar las posibles causas de la dificultad y evaluar los apoyos que podrían necesitar es esencial para encontrar soluciones adecuadas”, asegura Andreína Pereda, psicóloga infantil y juvenil y directora de Psicoimagina, que señala la importancia de “ajustar las expectativas que depositamos en los niños y aprender a ser comprensivos, compasivos y empáticos”.
Para abordar estas inquietudes y saber cómo hacer la vuelta al cole lo más fácil posible para toda la familia, hablamos con ella.
¿Qué emociones encuentran los niños al enfrentarse a la vuelta al cole después de las vacaciones de verano?
–Las emociones experimentadas por los niños y adolescentes ante la vuelta al colegio pueden ser muy diversas. Por un lado, podemos encontrar alegría por volver a ver a los amigos e ilusión por el comienzo de una nueva etapa. Sin embargo, regresar al colegio puede convertirse en una fuente de estrés para muchos niños.
En los más pequeños, que inician una nueva etapa (como el comienzo de infantil), es común observar malestar emocional debido a la separación de sus figuras de apego principales (generalmente, los padres), así como inquietud y preocupación ante una situación desconocida y de la cual no saben qué esperar.
Cada cambio de etapa (de infantil a primaria, de primaria a secundaria y de secundaria a bachillerato) puede generar cierto malestar emocional debido a la incertidumbre que conlleva cada situación. En los adolescentes, además, se suma la preocupación por las nuevas exigencias académicas de cada curso, la presión por las notas y las preocupaciones sociales típicas de esta etapa (aceptación, pertenencia al grupo, etc.).
Regresar al colegio puede convertirse en una fuente de estrés para muchos niños. En los más pequeños es común observar inquietud y preocupación ante una situación desconocida
"En general, la vuelta al colegio representa un cambio significativo en la vida diaria del niño y adolescente. Por lo tanto, es normal observar una pequeña desestabilización emocional hasta que se ajusten y adapten a la nueva situación.
¿Qué podemos hacer ante esta pequeña desestabilización emocional que comentas?
–Finalizar las vacaciones suscita en todos sentimientos de nostalgia. Para minimizar el impacto de esta transición y hacerla más gradual, es aconsejable preservar alguna rutina especial que compartan padres e hijos después del colegio, como ir al parque, dar un paseo por la playa, tomar un helado o ir al cine.
En las primeras semanas, es especialmente importante priorizar el tiempo con los niños, acompañarlos en el proceso de adaptación y mantener espacios de conexión que sean «especiales». De esta forma, el cambio no será tan brusco y será más llevadero tanto para los niños como para nosotros.
¿Cómo pueden los padres identificar si su hijo está experimentando ansiedad o estrés por la vuelta al colegio?
–Es esencial estar atentos al comportamiento y las emociones del niño o adolescente para detectar señales de malestar emocional. Es común que manifiesten este malestar mostrando una mayor inestabilidad emocional, con fluctuaciones constantes en su estado de ánimo, y una mayor reactividad, es decir, que se muestren sensibles a lo que decimos o hacemos.
También pueden presentar un incremento en las «rabietas» o estallidos emocionales y cambios fisiológicos en el sueño, como insomnio de conciliación, despertares nocturnos y pesadillas.
Otras señales incluyen verbalizaciones frecuentes sobre preocupaciones, incremento de hábitos nerviosos como morderse las uñas, y somatizaciones, es decir, dolores o molestias físicas sin causa orgánica, como dolores de estómago, náuseas o dolores de cabeza. Además, pueden experimentar inquietud motora o síntomas de ansiedad como taquicardia, sensación de ahogo, opresión en el pecho y temblores.
¿Qué pueden hacer los adultos ante estas señales?
–Es aconsejable dedicar tiempo a hablar con el niño o adolescente para abordar sus preocupaciones y ayudarlo a afrontar la situación de la mejor manera posible. Si aún así el malestar permanece, es recomendable consultar con un especialista que pueda valorar las dificultades de adaptación que presenta el niño y ayudarlo en su adaptación.
Es común que los hijos manifiesten una mayor inestabilidad emocional por la vuelta al cole, con fluctuaciones constantes en su estado de ánimo, y que se muestren sensibles a lo que decimos o hacemos
"¿De qué manera puede afectar la vuelta al cole a los niños que van a cambiar de colegio?
–Un cambio de colegio es un evento estresante que requiere la utilización de diversos recursos de afrontamiento y adaptación. Sin embargo, esto no implica necesariamente que sea una experiencia negativa. El estrés en esta situación surge de manera adaptativa, ayudando a la persona a activar los recursos necesarios para enfrentar el nuevo entorno y asimilar los cambios.
El impacto emocional dependerá, por un lado, de que la experiencia una vez presentada sea positiva (aceptación en el nuevo grupo social, agrado por las instalaciones y el profesorado, etc.) y, por otro, de los recursos del propio niño para afrontar la situación y adaptarse a ella.
¿Cómo pueden los padres apoyar a sus hijos en el proceso de socialización, especialmente si son tímidos o tienen dificultades para hacer amigos?
–La timidez es un rasgo de personalidad que tiende a mantenerse relativamente estable a lo largo del tiempo. No obstante, los padres pueden desempeñar un papel crucial en ayudar a sus hijos a afrontar situaciones sociales al enseñarles habilidades para iniciar el contacto con otros niños y superar las barreras mentales que puedan surgir (como mantener una actitud positiva antes y durante la interacción social o relajarse ante la inquietud inicial).
Para ello, es recomendable que los padres fomenten experiencias sociales en las que el niño pueda practicar estas habilidades, como campamentos, actividades extraescolares, talleres y cumpleaños. El objetivo no es que el niño deje de ser tímido, sino que aprenda a manejar las situaciones sociales sin experimentar malestar y pueda desarrollarse socialmente de manera adecuada.
¿Influye la actitud con la que afrontan la vuelta al cole las familias?
–La vuelta al colegio implica también, para la mayoría de los padres, la vuelta a sus obligaciones laborales. Nuestra actitud ante esta situación es decisiva para el propio afrontamiento que tendrán los niños al regresar a clase. Si los niños nos observan quejarnos constantemente, agobiarnos por el regreso y la carga de trabajo, o nos ven con malestar emocional ante la vuelta a la rutina, ellos también adoptarán ese modelo de afrontamiento para lidiar con sus propias situaciones.
Es esencial mantener una actitud de afrontamiento positivo, que aunque reconozca los aspectos negativos, haga énfasis en los aspectos positivos de la situación y en nuestra capacidad para superar los desafíos.
¿Cuál es la mejor forma de preparar a los niños para el regreso a la rutina escolar?
–Es importante durante el verano mantener mínimamente algunas rutinas, como fijar una hora máxima para acostarse, pactar el tiempo de uso de pantallas y mantener un horario de comidas adecuado, para facilitar el ajuste a la vuelta al colegio. Si durante el verano ha habido demasiada laxitud en límites y rutinas, la adaptación a las rutinas propias del inicio de curso será mucho más difícil tanto para ellos como para nosotros como padres.
Es esencial que las familias mantengan una actitud de afrontamiento positivo de cara a la vuelta al cole, que haga énfasis en los aspectos positivos y en nuestra capacidad para superar los desafíos
"Entonces, ¿es recomendable empezar a ajustar los horarios antes del inicio del curso?
–Sí, es recomendable ajustar los horarios antes de la vuelta al colegio. Los cambios deberían iniciarse dos semanas antes del inicio de clases para tener tiempo suficiente para hacer los ajustes de forma progresiva y que el niño pueda adaptarse a ellos. Con los adolescentes, es esencial fomentar la toma de conciencia sobre los horarios y su repercusión en el rendimiento y el estado emocional, para que sean parte activa de estos cambios.
Sabemos que las imposiciones no son la mejor opción con los adolescentes; por ello, debemos aprender a pactar y negociar las rutinas para que haya una mayor adherencia a las mismas. Involucrar a los adolescentes en la planificación y toma de decisiones les da un sentido de responsabilidad y autonomía, lo cual facilita la transición y el cumplimiento de las nuevas rutinas.
¿Cómo podemos manejar las expectativas académicas sin generar presión excesiva en los niños?
–Actualmente, muchos niños y adolescentes experimentan una alta ansiedad ante los exámenes y todo lo relacionado con lo académico, convirtiéndose en un motivo de consulta cada vez más frecuente. La presión por el éxito y la preocupación por no cumplir con las expectativas pueden ser abrumadoras.
Por ello, es fundamental que los padres eviten imponer una presión excesiva por los resultados y se centren en el proceso de estudio. El objetivo no debe ser únicamente la nota, sino el aprendizaje y las habilidades que se desarrollan a lo largo del camino, como la constancia, la perseverancia, la superación y el sacrificio. Estas cualidades son verdaderamente valiosas para el éxito y deberían ser el foco principal.
¿Cómo puede promoverse este enfoque?
–A través del lenguaje y la comunicación que mantenemos con los niños o adolescentes mientras realizan sus tareas académicas. En lugar de usar frases como «enhorabuena por tu nota» o «qué bien te ha salido», es más beneficioso emplear frases como «veo que te has esforzado mucho» o «estás trabajando duro».
De este modo, reforzamos sus fortalezas y fomentamos una autoestima más robusta, resiliente y auténtica, que no dependa únicamente de los resultados o de la aprobación externa. Las notas no definen a nuestros hijos e hijas, son mucho más que sus resultados académicos.
¿Cómo se puede fomentar una comunicación abierta con los hijos?
–Mi consejo es mantener una actitud de observación, aceptación y escucha, evitando dar consejos o sermones inmediatamente. A veces, basta con asentir con la cabeza, validar sus emociones aceptándolas y dar espacio para que nuestro hijo o hija se exprese como necesite. Además, resulta esencial que no existan temas tabú en casa y que se pueda hablar de todo lo que preocupe o suscite interés. De esta forma, nos aseguramos de que se sientan cómodos para hablar de cualquier tema en casa.
La presión por el éxito y la preocupación por no cumplir con las expectativas pueden ser abrumadoras. Es fundamental que los padres eviten imponer una presión excesiva por los resultados
"En este sentido, debemos tener en cuenta que somos modelos de comunicación. Si en casa, delante de los niños, nunca hablamos de nada «malo», incómodo o demasiado personal, ellos aprenderán que «en casa no se habla de esas cosas». Si queremos una comunicación abierta con los niños o adolescentes, debemos tener una comunicación abierta entre todos los miembros de la familia y compartir nuestras propias vivencias con ellos, adaptando el lenguaje y el contenido a la edad del menor.
¿Qué recomendaciones generales podría dar a las familias para afrontar la vuelta al cole de la mejor forma posible?
–Mi consejo principal es que promovamos la vuelta al cole con ilusión, es fundamental que las familias mantengan una actitud positiva y optimista. Presentar el regreso al colegio como una oportunidad emocionante para aprender cosas nuevas y hacer nuevos amigos puede transformar esta transición en una experiencia positiva. Para fomentar esta actitud, las familias pueden organizar actividades especiales, como una tarde en el parque o una merienda, que celebren el comienzo del nuevo curso y generen entusiasmo en los niños.